Aprobaron en
Uruguay el asesinato de niños por nacer, con la novedad de que se autorizará el
asesinato luego de que la madre sea convenientemente informada de sus actos por
un equipo de cinco profesionales. A último momento, los señores diputados que
aprobaron la novedosa ley, le cambiaron el nombre, llamando al crimen informado:
“Despenalización del aborto”.
Como podemos constatar una vez más, la “cultura de la muerte”
no deja de dar grandes avances, esta vez en Uruguay, en donde la Cámara de
Diputados aprobó el asesinato del niño por nacer, siempre y cuando exista un
previo asesoramiento proporcionado a la madre portadora del “problema”, por
parte de profesionales (ginecólogo, partera, obstetra, sicólogo y asistente
social).
La flamante y progresista ley, que no se destaca precisamente
por aportar grandes beneficios a la humanidad, señala que cuando una mujer
desee abortar deberá consultar un comité clínico compuesto por esos profesionales
y decidir antes de cinco días si efectivamente abortará.
En otras palabras, se autoriza la supresión física de una
persona humana, en gestación, utilizando el falaz argumento de la “libre
decisión de la madre”, como si la vida del niño, para continuar, dependiera de
los vaivenes emocionales de la madre: “Hoy no lo quiero tener, lo aborto,
puesto que la ley lo autoriza”.
Esto nos revela los tiempos de
confusión y de oscuridad en los que se debate el mundo contemporáneo, tiempos
siniestros y perversos, en los que se autoriza a una madre, por medio de una ley
positiva e injusta, a matar al hijo que lleva en sus entrañas. Cómo será la
confusión, que a este inicuo acto, que contraría y niega a la esencia de la
medicina, se le llama “acto médico”.
A los señores legisladores, que aprobaron
tan grande aberración jurídica, y a las señoras madres, que toman la tremenda
decisión, a unos y otros, les ofrecemos la foto del inicio, para que tomen conciencia
de qué es lo que están votando.