Por terrible que parezca, el hecho es verdad: las propias
hermanas biológicas de Marcelo Diez, un hombre de 45 años que desde 1994
permanece en estado de inconsciencia permanente, no solo piden que se le
retiren la alimentación y la hidratación, sino que se oponen duramente a la
compasión del obispo de Neuquén, Mons. Virginio Bressanelli. Precisamente,
Mons. Bresanelli, en un acto de caridad, emitió un comunicado público en el que
se opone al pedido de las hermanas de Marcelo Diez, por considerar que son los
tratamientos médicos mínimos
indispensables que deben brindarse a todo ser humanos, para tener precisamente
una “muerte digna”.
El señor
Diez, tal como lo expresa Mons. Bresanelli, se encuentra en un “estado de
inconsciencia persistente”, al tiempo que “goza de una salud física estable. No
está conectado
a nada. No es un enfermo terminal. No está sometido a terapia alguna, por lo
tanto no se practica sobre él un ensañamiento terapéutico que le prolongue
artificialmente la vida. No manifiesta tampoco estar sometido a algún dolor
físico, psicológico o espiritual” (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=37909).
Agrega el comunicado que “al paciente se le garantiza la alimentación e hidratación, así como otras medidas
que dentro de su cuadro le otorgan la calidad de vida digna que
merece todo ser humano, como son la higiene, el afecto y la atención
espiritual. “Sus reacciones se leen en su rostro, que se ilumina al escuchar música, o que
manifiesta cansancio cuando algo lo aturde”.
Por ello, “quitarle las atenciones
que hoy se le brindan lo condenaría a una muerte atroz. Eso configuraría una eutanasia por omisión y un delito por abandono
de persona”.
Quitar la alimentación
y la hidratación constituirían un claro acto de eutanasia por omisión,
condenado por la ley de “muerte digna” aprobada recientemente, tal como lo
afirma la Corporación de Abogados Católicos, en un comunicado en el que califica
de "moralmente inadmisible" que se prive a los enfermos
terminales de hidratación y nutrición, porque ello constituiría un claro acto de eutanasia por omisión, que la misma ley de “muerte digna” condena
y que fue aprobada el 9 de mayo (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=37024).
Como
lo expresa el comunicado del Sr. Obispo de Neuquén, el brindarle la hidratación
y la alimentación, y los demás cuidados mínimos, no constituye de ninguna
manera “ensañamiento terapéutico”, y por el contrario, quitarle esto que se le
brinda, lo condenaría a una “muerte atroz”, pues moriría de hambre y de sed,
las dos formas de muerte más dolorosas para un ser humano.
Apoyamos por lo tanto en su
totalidad la posición del Sr. Obispo de Neuquén, nos solidarizamos con la
familia, en su sufrimiento, y al mismo tiempo no podemos dejar de condenar la
actitud de cierta prensa que, tergiversando los hechos, intenta hacer aparecer
a la Iglesia como “oscurantista y retrógrada”, cuando los oscurantistas y
retrógrados son quienes, movidos por oscuros intereses, ocultan y falsean la
verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario