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miércoles, 22 de agosto de 2012

Familiares de enfermo en coma piden se lo deje morir de hambre y sed



         Por terrible que parezca, el hecho es verdad: las propias hermanas biológicas de Marcelo Diez, un hombre de 45 años que desde 1994 permanece en estado de inconsciencia permanente, no solo piden que se le retiren la alimentación y la hidratación, sino que se oponen duramente a la compasión del obispo de Neuquén, Mons. Virginio Bressanelli. Precisamente, Mons. Bresanelli, en un acto de caridad, emitió un comunicado público en el que se opone al pedido de las hermanas de Marcelo Diez, por considerar que son los tratamientos médicos mínimos indispensables que deben brindarse a todo ser humanos, para tener precisamente una “muerte digna”.

         El señor Diez, tal como lo expresa Mons. Bresanelli, se encuentra en un “estado de inconsciencia persistente”, al tiempo que “goza de una salud física estable. No está conectado a nada. No es un enfermo terminal. No está sometido a terapia alguna, por lo tanto no se practica sobre él un ensañamiento terapéutico que le prolongue artificialmente la vida. No manifiesta tampoco estar sometido a algún dolor físico, psicológico o espiritual” (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=37909).

         Agrega el comunicado que “al paciente se le garantiza la alimentación e hidratación, así como otras medidas que dentro de su cuadro le otorgan la calidad de vida digna que merece todo ser humano, como son la higiene, el afecto y la atención espiritual. “Sus reacciones se leen en su rostro, que se ilumina al escuchar música, o que manifiesta cansancio cuando algo lo aturde”.

Por ello, “quitarle las atenciones que hoy se le brindan lo condenaría a una muerte atroz. Eso configuraría una eutanasia por omisión y un delito por abandono de persona”.

Quitar la alimentación y la hidratación constituirían un claro acto de eutanasia por omisión, condenado por la ley de “muerte digna” aprobada recientemente, tal como lo afirma la Corporación de Abogados Católicos, en un comunicado en el que califica de "moralmente inadmisible" que se prive a los enfermos terminales de hidratación y nutrición, porque ello constituiría un claro acto de eutanasia por omisión, que la misma ley de “muerte digna” condena y que fue aprobada el 9 de mayo (http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=37024).

Como lo expresa el comunicado del Sr. Obispo de Neuquén, el brindarle la hidratación y la alimentación, y los demás cuidados mínimos, no constituye de ninguna manera “ensañamiento terapéutico”, y por el contrario, quitarle esto que se le brinda, lo condenaría a una “muerte atroz”, pues moriría de hambre y de sed, las dos formas de muerte más dolorosas para un ser humano.

Apoyamos por lo tanto en su totalidad la posición del Sr. Obispo de Neuquén, nos solidarizamos con la familia, en su sufrimiento, y al mismo tiempo no podemos dejar de condenar la actitud de cierta prensa que, tergiversando los hechos, intenta hacer aparecer a la Iglesia como “oscurantista y retrógrada”, cuando los oscurantistas y retrógrados son quienes, movidos por oscuros intereses, ocultan y falsean la verdad.

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