“Una
reflexión especial quisiera tener para vosotras, mujeres que habéis
recurrido al aborto. La Iglesia sabe cuántos condicionamientos
pueden haber influido en vuestra decisión, y no duda de que en muchos
casos se ha tratado de una decisión dolorosa e incluso dramática.
Probablemente la herida aún no ha cicatrizado en vuestro interior.
Es
verdad que lo sucedido fue y sigue siendo profundamente injusto. Sin
embargo, no os dejéis vencer por el desánimo y no abandonéis la
esperanza. Antes bien, comprended lo ocurrido e interpretadlo en su
verdad. Si aún no lo habéis hecho, abríos con humildad y confianza al
arrepentimiento: el Padre de toda misericordia os espera para
ofreceros su perdón y su paz en el sacramento de la Reconciliación.
Podéis
confiar con esperanza a vuestro hijo a este mismo Padre y a su
misericordia. Ayudadas por el consejo y la cercanía de personas
amigas y competentes, podréis estar con vuestro doloroso testimonio entre
los defensores más elocuentes del derecho de todos a la vida.
Por
medio de vuestro compromiso por la vida, coronado eventualmente con el
nacimiento de nuevas criaturas y expresado con la acogida y la
atención hacia quien está más necesitado de cercanía, seréis artífices de
un nuevo modo de mirar la vida del hombre”.
Palabras
del beato Juan Pablo II en la encíclica Evangelium Vitae.
(artículo extraído de:
eligelavidanet.blogspot.com)
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