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martes, 6 de noviembre de 2012

Desquicios de la ciencia sin conciencia: crear un hijo en el laboratorio, sin madre


¿Cuándo comprenderá el hombre que la ciencia sin conciencia sólo trae desgracia e infelicidad? ¿Cuándo comprenderán, los idólatras de la ciencia, que no todo lo que es técnicamente posible es moralmente admisible? ¿Entenderán algún día que la ciencia sin Dios convierte al hombre en un imitador sacrílego de Dios? El siguiente caso, penosamente real, es una muestra más de la ceguera que afecta a la gran mayoría de los pretendidamente llamados "científicos" -sin la referencia a un Ser Supremo Causa del ser creado, la ciencia pierde su condición de ciencia-: por medio de la FIV, "crearon" un hijo sin madre, puesto que el óvulo pertenecía no a la esposa del donante de los espermatozoides, sino a una donante, y para complicar más las cosas, utilizaron una "madre de alquiler". El resultado: un niño sin vínculo físico ni biológico con su "madre", nacido por la fecundación artificial del gameto de su padre con el gameto de una desconocida. La síntesis de la nueva tragedia familiar, a cargo de la cultura de la muerte, la extraemos del sitio "eligelavidanet.com".



En EE.UU. ha nacido un niño sin madre. Todo comenzó cuando un matrimonio decidió recurrir a la fecundación artificial para tener un hijo. El marido aportó el esperma y una donante (no la esposa) aporto el óvulo. La donante es, por tanto, la madre biológica del niño que lleva sus genes. Se buscó además una ‘madre de alquiler’ para que el bebé se desarrollara durante los primeros nueve meses.
Cuando el niño nació, la mujer casada con el donante, que no es la que puso el óvulo ni la que lo llevó en su útero, pretendía ser la madre del bebé, aunque éste no lleva sus genes ni se desarrolló en su seno. Digamos que quería ser madre ‘por matrimonio’. Sin embargo, para que esta mujer pueda convertirse en madre, las leyes de New Jersey, donde ha tenido lugar este despropósito, la obligan a adoptar al niño, pues no existe vínculo físico entre ella y el pequeño. Tanto el marido (donante de esperma y padre biológico del niño), como su mujer, pretenden ser los padres legales del bebé pues, al fin y al cabo, fueron ellos los que ‘crearon’ a este huérfano de madre para que fuera hijo de la pareja. 

Damos por hecho que el matrimonio tiene un grave problema de esterilidad y que recurrir a la FIV no es un mero capricho. Como veis, se trata de un caso de fecundación artificial heteróloga,  donde se obtiene artificialmente una concepción humana a partir de gametos procedentes de al menos un donador diverso de los esposos unidos en matrimonio. Con esta técnica, los cónyuges no sólo han roto el lazo generativo esposo-esposa, sino que han violentado el sentido mismo de la paternidad.  
Pienso que es fácil entender que la fecundación artificial sobrepasa los límites del derecho que tienen los cónyuges a intentar tener un hijo. Si hay esterilidad en el matrimonio, ¿no es mucho más lógico adoptar un niño? En este caso, lo que se ha hecho no es solucionar el problema de un niño sin padres, sino crear un niño huérfano de madre. Ante el nacimiento de un nuevo ser humano, lo principal no es el deseo de determinadas personas a ser padres, sino el ser mismo del niño, y no se puede engendrar un hijo (en este caso fabricarlo en un laboratorio), lesionando sus derechos.

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