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domingo, 22 de septiembre de 2013

Enérgica condena del Papa al aborto y a la eutanasia delante de médicos


Desafíos de la Iglesia. "La cultura del desecho llama a la eliminación de los seres humanos, sobre todo los más débiles", criticó Francisco en un encuentro católico.

Serio. El líder de la Iglesia les pidió a los profesionales que mantengan un compromiso a favor de la vida.

El Papa Francisco advirtió que cada niño "injustamente condenado al aborto tiene el rostro del Señor, quien incluso antes de nacer y luego apenas nacido, experimentó el rechazo del mundo".
El Papa se reunió con integrantes de la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas y los ginecólogos católicos y les manifestó su rechazo a la cultura del aborto y de la eutanasia: "No podemos eliminarlos", destacó al referirse a los niños por nacer, los ancianos y los enfermos.
Retomando el tema de la "cultura del rechazo" o del "desecho", dijo ante el centenar de profesionales que "tiene un costo muy elevado, llama a la eliminación de los seres humanos, sobre todo cuando son físicamente o socialmente más débiles".
"Nuestra respuesta a esa mentalidad es un sí a la vida" ya que "no existe vida humana más sagrada que otra", sostuvo el Papa.
"Ser médicos católicos les otorga una responsabilidad mayor. Las áreas de ginecología de los hospitales son lugares privilegiados de testimonio y de evangelización. Queridos amigos doctores que están a cargo de la vida humana en su fase inicial, recuerden, tanto en hechos como en palabra, que ésta es en todos las fases, a cualquier edad, sagrada y de calidad", declaró el Sumo Pontífice.
A los médicos recordó que "por un lado, el progreso de la medicina, gracias a la labor de los científicos que, con pasión y sin reservas, se dedican a la búsqueda de nuevas curas. Por otro, sin embargo, nos encontramos con el peligro de que el médico pierda su identidad como servidor de la vida", dijo Francisco, según el servicio informativo del Vaticano.
En este sentido, recordó la encíclica "Caritas in Veritate" para explicar un reflejo de esa paradoja es que "mientras se dan nuevos derechos a la persona, a veces incluso presuntos, no siempre se protege la vida como valor primario y derecho básico de todos los hombres".
"El objetivo final del médico siempre es la defensa y la promoción de la vida", advirtió.
Ante esta situación, el Papa reivindicó el llamamiento que la Iglesia hace a las conciencias de todos los profesionales y voluntarios de la sanidad, sobre todo a los ginecólogos.
"La vuestra es una singular vocación y misión, que necesita estudio, conciencia y humanidad", les expresó.
De nuevo Francisco se refirió a la "cultura del descarte" que pretende eliminar seres humanos, sobre todo a los más débiles física o socialmente.
"Nuestra respuesta ante esta mentalidad es un Sí a la vida, decidido y sin vacilar. El primer derecho de la persona humana es su vida", precisó.
Francisco pidió a los presentes que fueran "difusores" de esta "cultura de la vida no por un discurso de fe sino de razón y ciencia. No existe una vida humana más valiosa que otra, igual que no existe una vida humana cualitativamente más significativa que otra", señaló.

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