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martes, 16 de septiembre de 2014

Por qué la inseminación artificial y la FIVET son contrarias al plan de Dios



 

La tradición de la Iglesia y la reflexión antropológica reconocen en el matrimonio y en su unidad indisoluble el único lugar digno de una procreación verdaderamente responsable. Así lo dice la Instrucción Donum vitae y así lo piensan muchos no cristianos que han llegado a esa misma conclusión por sentido común o, como afirma la instrucción, realizando un razonamiento puramente antropológico.

Esto significa, entre otras cosas, que acto conyugal y fecundación deben ir unidos. La inseminación artificial homóloga o heteróloga y la FIVET, es decir, la Fertilización in vitro homóloga o heteróloga son técnicas inmorales en cuanto a que desnaturalizan el acto conyugal y su significado unitivo y procreador.

Pensad por un momento en el mejor de los casos posibles: la inseminación artificial homóloga. Se trata de una técnica relativamente sencilla que se realiza para lograr la concepción humana mediante la transferencia a las vías genitales de la mujer del semen de su marido. Lo propongo como el caso menos malo ya que lo que se pretende es que la mujer conciba de su marido, sin intervención de donantes de semen u óvulos ni recurso a la fertilización in vitro. Aún en este caso, se disocia el acto sexual del acto procreador. El hijo no es concebido en un acto de amor de sus padres, sino que es creado por la tecnología de los médicos. No digamos otros casos, como el de la fertilización in vitro heteróloga dondese recurre a la utilización de gametos de terceras personas, se implantan varios óvulos para garantizar al menos un nacimiento, se congelan embriones, se realizan ‘reducciones embrionarias’ o abortos selectivos y se recurre  muchas veces a la llamada ‘maternidad subrogada’ o vientre de alquiler y a otras prácticas contrarias a la dignidad de la vida humana.
(extraído de: http://eligelavidanet.blogspot.com.es/2014/09/inmoralidad-de-la-inseminacion.html)

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