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miércoles, 14 de marzo de 2018

El feminismo es tan irracional que incluso compromete hasta la Medicina

Pese a que 75% de los casos de cáncer pulmonar son varones, la noticia resalta el 25%.(FotoMontaje)

El 75 % de los casos de cáncer pulmonar son hombres, pero las noticias no los mencionan. (FotoMontaje).
 
El día jueves, 17 de noviembre,  el diario español El País publicó un artículo titulado “Uno de cada cuatro enfermos de cáncer de pulmón es mujer”. Al margen de las interpretaciones subjetivas del encabezado, la matemática dicta que 4-1= 3 y que uno es menor a tres. Por ende, el hecho que 3/4 de los afectados son hombres resultaría preocupante. No obstante, en el titular prima el sexo sobre la estadística. Es decir, que el 25 % de los afectados sean mujeres, tiene más relevancia que el 75 % restante que son hombres.
Sin embargo, el resto del texto apunta hacia cómo está aumentando el índice de mujeres que fuman y por ende de quienes padecen cáncer de pulmón, ya que el 86 % de los casos están vinculados al consumo de tabaco. Pero en lugar de resaltar ese hecho, invisibiliza a la mayoría de los afectados. Hasta el momento se creía que las mujeres rondaban el 15 % de los afectados del cáncer más mortífero en España, pues el cáncer de pulmón causa más víctimas fatales que el de colon, mamas, próstata y juntos: 21.2000 anuales en total.
Pese a que la mayoría abrumadora de las víctimas de dicho cáncer son varones, el titular hace ahínco en cuántas mujeres lo padecen. Pues en eso se enfoca el texto. No obstante, en lugar de elegir un titular descriptivo del texto, como: “Mujeres con cáncer de pulmón superan con 11 % el estimado”, “Consumo de tabaco aumenta cáncer de pulmón en mujeres”, etc., eligieron el ya mencionado. Y expone cómo puede llamar tanto la atención que haya tantas mujeres que padecen del mal y que aunque los hombres tripliquen esa cantidad no genera el mismo efecto, al punto que ni se menciona.
Este fenómeno no es un caso particular. Desde tiempos inmemoriales “mujeres y niños primero” ha sido la norma en toda calamidad, sea accidental o un desastre natural. Incluso hay protocolos de guerra donde estipula un trato especial para las mujeres y de la misma manera una sanción particular en caso de ser agredidas. Al hombre, independiente de su individualidad, se le asume como combatiente y por ende el Derecho Internacional Humanitario no aplica en su caso.

Tanto es así que cuando el grupo terrorista islámico Boko Haram arremetió contra aldeas cristianas en Nigeria, en vez de describir a las víctimas fatales— además de los 1,8 millones de desplazados,— se reportó que hubo 5.000 viudas y 15.000 huérfanos. Porque socialmente genera mayor impacto el dolor sufrido por mujeres y niños que la muerte de miles de los hombres.
Cada vez que dicho grupo armado masacra, la prensa menciona a las víctimas como “aldeanos” o “personas” cuando las víctimas fatales son varones. Incluso dejaban salir a las mujeres, en particular las jóvenes, cuando iban a cometer atentados, para que conserven su vida, mientras que quemaron a cerca de un centenar de hombres mientras dormían en dos colegios. A los que lograron salir, les dispararon.
De acuerdo a la activista de los derechos de los hombres, Karen Straughan (en un segmento de la película La pastilla roja que exhibe a los movimientos pro-hombre), los terroristas no recibieron suficiente atención mediática con los atentados sobre hombres. Por ello secuestraron a más de 200 muchachas que sufrieron todo tipo de atropellos (desde esclavitud hasta matrimonios forzados), pero conservaron sus vidas. Hubo campañas internacionales que hasta la exprimera dama de los EE. UU., Michelle Obama, apoyó. En ese caso volvemos a ver cómo los titulares logran mayor empatía cuando las protagonistas son mujeres. Para leer más sobre el tema, haga clic aquí (página 6 y 7).
En el caso de la medicina española sucede de nuevo. Aunque el tema no se enfoca en ello, categoriza a las víctimas. Sobre la relevancia de las investigaciones de medicina preventiva basada en el sexo de los pacientes, consultamos con Alba Madrid Jordán, criminóloga española especializada en antropología médica. Cabe mencionar que aunque ella no considera que el titular sea sesgado, sí cree que es relevante remarcar las diferencias demográficas de los estudios médicos.
Según la experta, “hemos podido comprobar que no incluir un sexo en estudios epidemiológicos o no segregar por sexos los resultados de un estudio, limita la información que aportan y no permite maximizar sus beneficios”.
En cuanto a la narrativa imperante de la “igualdad de género”, comenta que:
Para una igualdad efectiva, habrá que partir de análisis diferenciados cuando sea necesario. Cabe recordar que el concepto de desigualdad es distinto del de diferencia.
Alba Madrid Jordán profundizó sus estudios en epidemiología haciendo un estudio criminológico del Síndrome de Intestino Irritable (SII). Empezó a explorarlo porque parecía una enfermedad bastante prevalente entre mujeres supervivientes del maltrato en la pareja heterosexual  —lo que en España llaman “violencia de género”,— y haciendo revisión de la literatura pudo identificar otros perfiles victimales y otros tipos de violencia asociados a este síndrome.
Resulta que hay muchas mujeres diagnosticadas de SII y mucho tiempo creyeron que era una enfermedad “de mujeres”, ya que los médicos tomaron criterios diagnósticos donde encajaban más mujeres que hombres. Entonces ellos ni siquiera fueron diagnosticados, teniendo la misma enfermedad.
Así que medidas que ignoran las particularidades de cada sexo pueden tener impacto en la vida de las personas, partiendo de la salud, partiendo de cómo se visibiliza —o no— sus problemas.
(https://es.panampost.com/mamela-fiallo/2017/11/17/el-feminismo-radical-esta-comprometiendo-hasta-la-medicina/)

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