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martes, 19 de noviembre de 2019

El Arzobispo de La Plata habló del aborto y apuntó contra Alberto Fernández

Víctor "Tucho" Fernández, que fue mano derecha del Papa Francisco y reemplazó al polémico Héctor Aguer como arzobispo de La Plata, escribió duras líneas contra el presidente electo por haber anunciado que enviará un proyecto de legalización del aborto al Congreso. 

18 de noviembre de 2019
El arzobispo platense Víctor "Tucho" Fernández escribió duras palabras contra el  presidente electo Alberto Fernández luego de que este anunciara que enviará un proyecto de Ley para despenalizar el aborto en todo el país. Utilizando argumentos distintos a su antecesor Héctor Aguer, pero defendiendo la misma postura, Fernández se explayó en su cuenta oficial de Facebook.
"Siempre estuve en contra del aborto, desde que tengo 12 años", comienza el religioso, y aclara que "no por ser conservador o misógino o machista, sino porque creo que esa niña que está creciendo dentro de su madre también tiene derechos". Con esas líneas, donde llamativamente compara a un embrión con una niña en una suerte de argumento "feminista", Fernández comienza su descargo frente a lo que fue, hace unos días, el anuncio del presidente electo Alberto Fernández, quien aseguró que enviará al Congreso un proyecto para despenalizar el aborto. 
LA CARTA COMPLETA
Me preguntan si no estoy en contra del aborto. Siempre lo estuve, desde que tengo 12 años. No por ser conservador o misógino o machista, sino porque creo que esa niña que está creciendo dentro de su madre también tiene derechos. Recuerdo una vez más que el presidente Tabaré Vázquez, de izquierda y agnóstico, vetó una ley de aborto. No hace falta ser creyente ni dogmático para defender la vida por nacer. Escribí decenas de artículos sobre este tema. Quien quiera saber qué pienso lo verá escrito. No lo digo en los pasillos a oscuras.
Vamos al asunto: valoro la capacidad del presidente electo, Alberto, y espero que pueda levantar y pacificar el país. Pero me llamó la atención leer que enviará inmediatamente un proyecto de ley para avanzar en el aborto. Teniendo en cuenta lo que él dijo creo que hay que hacer dos aclaraciones:
1) Una cosa es despenalizar a la mujer que ya abortó y otra cosa es legalizar el aborto. La realidad es que casi ninguna mujer va presa por haber abortado. Despenalizar sería simplemente blanquear esa situación. Pero otra cosa es legalizar el aborto libre, facilitar el aborto para quien quiera hacerlo por cualquier causa. Eso era en definitiva la ley que se estuvo discutiendo el año pasado. Pero eso implicaría que afirmemos que el niño por nacer es sólo un montón de células animales y que no tiene ningún derecho.
2) Si se dice que se trata sólo de un tema de salud pública, entonces estamos queriendo agarrar al chancho por la cola, o poniendo el carro antes que el caballo. Porque de las muertes maternas que hay en el país, una pequeña parte es por aborto procurado. Más del 80 por ciento de estas mujeres se mueren por llegar al parto desnutridas, diabéticas sin tratar, etc. Otras abortan con inmenso dolor, porque desearían ser madres, pero no tienen cómo sostener a ese hijo que han engendrado. ¿Alguien las está tomando en serio en este momento?¿Recuerdan aquella canción: “Era en abril el ritmo tibio de mi chiquito que danzaba dentro del vientre....”? Ahora dicen que es un conglomerado de células sin derechos.
Si yo pudiera hablar con Alberto le preguntaría si vale la pena comenzar su mandato con un tema que tanto divide a los argentinos y que tanta tensión ha provocado. Pero me preocupa más otra cosa: yo le escuché decir, antes de las elecciones, que no consideraba que este tema fuera una prioridad o una urgencia, que dividía al país y que había que analizarlo bien y con tiempo. Muchos le votaron confiando en estas palabras.
Escribo esto con toda sinceridad. Podemos estar codo a codo defendiendo los derechos sociales, buscando un país productivo e inclusivo, pero es mi derecho decir lo que pienso sobre este tema, aunque sé que también me expongo a una nueva catarata de descalificaciones, como me ocurrió cuando di la bienvenida a quienes venían al encuentro de mujeres en La Plata.

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