Patricia Navas - publicado el 25/08/16
"No se habla de los efectos secundarios, y estos son gravísimos"
La marihuana ha destruido el cerebro de nuestro hijo y de otros muchos. Empezaron a fumar porros a una edad de 12-14 años, en épocas en que se producen grandes cambios en el organismo y en la mente, y deterioraron las neuronas afectando de forma muy negativa a estos chicos. No somos solo los padres los que lo decimos, sino también los médicos que alertan de graves daños”.
Son las palabras que Montserrat Boix, madre de un hijo con graves trastornos mentales, declaraba a laPlataforma por la Familia Catalunya-ONU un día de especial preocupación en que su hijo llevaba 10 días fugado del centro psiquiátrico en que se encontraba.
Boix considera que las instituciones no están actuando de manera correcta ante las graves situaciones de familias con personas con trastornos mentales y afirma que nunca la policía ha localizado a su hijo en las ocasiones en que se ha fugado.
Una imagen falsa
Cree que “estos problemas no están trascendiendo lo suficiente. Parece que tienen más poder en la sociedad y en los medios de comunicación los que proponen el consumo libre de la marihuana».
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¿Quién está promoviendo la aceptación de la marihuana?
«No se habla de los efectos secundarios, y estos son gravísimos. Son, además, un paso hacia las drogas duras”, lamenta.
Para Boix, “si la legalización de la marihuana, del cannabis, significa que se pueda vender en farmacias con receta médica para algún tratamiento, vale, pero si se trata de permitir la venta en la calle, o en cualquier tienda sin más y sin ningún control, lo rechazamos de manera absoluta”.
La madre, angustiada por la situación de su hijo, explicó que no puede entender que “la policía tenga las manos atadas y no haga nada cuando ve que unos chicos están fumando cannabis, lo que se da en muchos lugares, en cualquier esquina».
«El policía de barrio debería poder intervenir, echarles la bronca, multar, avisar a los padres, de la misma forma que si se bebe alcohol en la calle -sugiere-. Son incomprensibles estas leyes tan permisivas”.
Convivencia muy difícil
Boix expresa su angustia por la situación actual de su hijo, de 27 años, con el que la convivencia resulta muy difícil.
Es agresivo, no respeta los horarios de la casa, no toma la medicación para tratar el trastorno que padece, consume droga y a menudo huye de casa.
No podemos “hacer nada más que esperar a que nuestro hijo vuelva a delinquir para que lo encierren en una prisión y allí vuelva a estar bien tratado.
O que lo maten en una riña. Estas personas o acaban en la cárcel o en el cementerio.
No hay nada para los enfermos mentales severos, agresivos y que consumen drogas”, dice, asegurando que son muchas las familias en situación similar a la suya.
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