Los prelados católicos no se quedaron callados y, a través del arzobispo de Kansas City, Joseph F. Naumann, que es presidente del Comité de Actividades Pro-Vida del episcopado de Estados Unidos, realizaron un comentario al respecto el mismo día de la lamentable declaración de Biden y Harris.
“Es profundamente inquietante y trágico que cualquier presidente elogie y se comprometa a codificar un fallo de la Corte Suprema que niega a los niños por nacer su derecho humano y civil más básico, el derecho a la vida, bajo el disfraz eufemístico de un servicio de salud”, afirma el arzobispo estadounidense.
“Aprovecho esta oportunidad para recordar a todos los católicos que el Catecismo dice: ‘Desde el primer siglo, la Iglesia ha afirmado la maldad moral de cada aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado y permanece inmutable’. Los funcionarios públicos son responsables no solo de sus creencias personales, sino también de los efectos de sus acciones públicas”, señala el prelado en clara referencia a la condición de católico de Biden.
La elevación del aborto, provocada por la sentencia Roe v. Wade, a la categoría de derecho protegido, y la eliminación de las restricciones estatales, “allanaron el camino para la muerte violenta de más de 62 millones de niños no nacidos inocentes y para innumerables mujeres que experimentan el dolor de la pérdida, el abandono y la violencia”, explica el arzobispo.
“Instamos encarecidamente al presidente a rechazar el aborto y a promover la ayuda que reafirma la vida a las mujeres y las comunidades necesitadas”, concluye.
Provoca amargura y una profunda pena cada aborto, porque se trata de un ser humano al que se le priva de su primer y más fundamental derecho, el derecho a vivir. Y provoca indignación cuando a este asesinato se lo celebra y se lo enarbola como "derecho humano" y provoca todavía más indignación cuando este abominable crimen es cometido por un médico, quien actuando de esta manera, traiciona a la Ciencia Médica y a la especie humana, para cuyo cuidado estudió su carrera.
Para reparar por este crimen nefando, se puede ofrecer una Adoración Eucarística con el rezo del Santo Rosario meditado:
Premesso che l’analisi completa di un cosiddetto “vaccino” richiederebbe un paio di mesi, si può già affermare che l’ipotesi dell’immissione di nanotecnologia non sembra plausibile: un microchip vagante nel sistema cardio-circolatorio non sarebbe di grande utilità ai fini del controllo delle persone. Appare molto più probabile, invece, quella del tatuaggio a punti quantici, una sorta di marchiatura tecnologica che conterrebbe l’identità digitale di ognuno, secondo il progetto del Forum Economico Mondiale (Alliance ID2020), al quale sarebbe collegata la diffusione del sistema 5G. Tale scenario completerebbe la spiegazione dell’insensata corsa al “vaccino”: il tatuaggio permetterebbe infatti di verificarne l’assunzione tramite il collegamento a una banca-dati universale, nonché di inviare al cervello onde elettromagnetiche capaci di condizionarne il funzionamento; i sopravvissuti al suicidio collettivo, attuato secondo precisi criteri eugenetici, sarebbero così facilmente manovrabili. Che dire? I nazisti, in confronto, eran dei dilettanti.
Joe Biden se ha comprometido a volver a financiar a Planned Parenthood con dinero público, a subvencionar a organizaciones que difundan el aborto por el mundo y a sancionar una ley del derecho al aborto hasta el momento antes del nacimiento si el Tribunal Supremo revierte Roe vs Wade.
El miércoles por la mañana, en la catedral de San Mateo en Washington D.C., Joe Biden comió y bebió su propia muerte espiritual [cf. 1 Cor 11, 27-29]. Que recibiese la Santa Eucaristía de manos de un cardenal de la Iglesia añade escándalo al escándalo. En una emisora de radio, un gracioso dijo que era una misa por Planned Parenthood. Y lo fue.
Joe Biden es un enemigo de la fe católica. Hay que repetir este hecho tanto como sea humanamente posible. Joe Biden se sitúa a sí mismo fuera de la fe católica, porque no cree en las enseñanzas fundamentales de la fe sobre la persona humana y sobre la sexualidad humana. Es más, traslada su increencia a la política y ahora dispondrá de toda la fuerza del gobierno federal para respaldar esa increencia.
Ya sabemos lo que hará una vez jurado el cargo. Reimplantará la política que destinará dinero público a matar a niños no nacidos en países en vías de desarrollo. Biden es un extremista en la cuestión del aborto. Apoya el aborto durante los nueve meses de embarazo e incluso en las horas después.
En la cuestión LGBT, Biden se ha pasado completamente de rosca. La única vez que ha oficiado una boda fue entre dos hombres. Lo cual es relativamente leve comparado con el hecho de que firmará la Ley de Igualdad, que acabará con el deporte femenino en Estados Unidos. Sorprendentemente, las feministas no están en pie de guerra por el hecho de que a “chicas” con genitales masculinos se les permita competir e incluso ducharse con chicas reales. Biden va a permitir “mujeres” transgénero en el Ejército. Y esto es lo que va a pasar: hombres que creen ser mujeres podrán entrar en las duchas de mujeres, y si una mujer real se opone por modestia, él la imputará por acoso. Un tipo de persecución similar al que han sufrido ministros cristianos en el Ejército por predicar la verdad evangélica sobre hombres y mujeres.
También firmará la Ley de Igualdad Global, cuyo objetivo es utilizar la política exterior estadounidense para exportar la revolución sexual LGBT. La ley también se utilizará para impedir que líderes religiosos extranjeros vengan a nuestro país, como si fuesen oligarcas rusos o líderes de Estado Islámico.
Todo esto apunta a una cuestión que estudio en mi próximo libro, Under Siege: No Finer Time to be a Faithful Catholic[Asediados: ningún momento mejor para ser un católico fiel] (Sophia Institute, 2021). Ya no vivimos en una sociedad pluralista donde católicos, protestantes, judíos y otros son iguales entre sí e iguales ante la ley. Ahora vivimos bajo una iglesia oficial, que John O’Sullivan describe como “una rara mezcla sincrética de paganismo, polidiversidad sexual y cientificismo”.
La creación de esta iglesia oficial comenzó a principios de los 60 con las sentencias sobre la oración en la escuela con las que el Tribunal Supremo entró como beligerante en las guerras culturales. La nueva iglesia pasó luego por la llegada de la píldora anticonceptiva, amparada por el Tribunal Supremo en las sentencias Griswold y Eisenstadt. La nueva iglesia se sumó a la corriente en la sentencia Roe vs Wade [legalización del aborto] y Lawrence vs Texas que protegió constitucionalmente la sodomía homosexual. Y la guinda fue, por supuesto, Obergefellsobre el matrimonio homosexual.
Estos nuevos dogmas se le enseñan ahora a nuestros niños en la escuela de forma rutinaria. Se les enseña que el sexo se elige al nacimiento y que los niños pueden ser niñas. Esto son nada menos que herejías religiosas impuestas a los niños cristianos, judíos y musulmanes por el Nuevo Estado-Iglesia.
El cardenal Wilton Gregory tiene que entender que ésa, y no el catolicismo, es la fe de Joe Biden.
Creo sinceramente que los católicos estadounidenses deben rechazar a este hombre. Creo sinceramente que deben sentirse incómodos teniendo en la Casa Blanca no a un disidente, sino a un hereje. Creo que le rechazarían por las mismas razones por las que rechazaron a ese hereje anterior que fue John Kerry [candidato católico que perdió en 2004 las elecciones con George Bush hijo]. Incluso los católicos ‘genéricos’ rechazaron a Kerry. Los católicos practicantes rechazaron a Kerry abrumadoramente. Se dice que Biden se repartió el voto católico con Trump, pero probablemente esa no es toda la historia. Probablemente Biden ganó entre los genéricos, pero perdió aplastantemente el voto de los católicos fieles.
A menudo se compara a Biden con John F. Kennedy, el primer católico elegido a la presidencia. Pero no me consta que Kennedy fuese un disidente en asuntos de fe, menos aún un hereje. Era un pecador, sin duda, como todos nosotros. Estoy convencido de que cuando esa bala salió desde el almacén de libros de texto de Dallas, en el instante antes de entrar en el cerebro de Kennedy todos esos millones de Avemarias rezadas por él por las abuelas católicas salieron de la visión beatífica y se le dio un momento de contrición por sus pecados.
Exactamente de la misma manera, los católicos fieles deben rezar por Joe Biden, para que, cuando le llegue la hora, su juicio particular sea, si no suave, al menos agridulce.
Mientras tanto, todo fiel católico debe oponerse a este hombre y a su nueva fe.
LA CONFERENCIA EPISCOPAL DE EE.UU LE PIDE A BIDEN QUE NO HAGA ESO
El presidente Joe Biden, quien se llama a sí mismo católico, y su vicepresidenta, Kamala Harris, celebraron el 48 aniversario de la sentencia Roe v. Wade de la Corte Suprema de EE.UU, que legalizó el aborto en toda la nación, con la promesa de que se asegurarán de que «todos» que lo deseen tengan acceso al procedimiento de matar a sus hijos no nacidos. La Conferencia Episcopal de EE.UU le ha respondido pidiendo que rechace el aborto, cosa que es evidente que no piensa hacer.
(Agencias/InfoCatólica) «En los últimos cuatro años, la salud reproductiva, incluido el derecho a elegir, ha estado bajo un ataque implacable y extremo. Estamos profundamente comprometidos a asegurar que todos tengan acceso a la atención, incluida la atención de salud reproductiva, independientemente de los ingresos, la raza, el código postal, el estado del seguro médico o su condición de inmigraante», dijo Biden a través de un comunicado de la Oficina de Prensa de la Casa Blanca que se atribuyó tanto a él como a la vicepresidenta Kamala Harris.
«La Administración Biden-Harris está comprometida a codificar (*) Roe v. Wade y nombrar jueces que respeten sentencias precedentes fundamentales como Roe» .
La declaración del presidente Joe Biden apoyando el aborto provocó una rápida reacción de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, cuyo presidente del comité pro-vida dijo en otro comunicado que ningún presidente de Estados Unidos debería defender la negación del derecho a la vida de los niños no nacidos.
«Instamos encarecidamente al presidente a que rechace el aborto y promueva la ayuda a la vida de las mujeres y las comunidades necesitadas», dijo el director del Comité de Actividades Pro-Vida de los obispos estadounidenses, Mons. Joseph Naumann, arzobispo de Kansas City (Kansas).
«Es profundamente preocupante y trágico que cualquier presidente alabe y se comprometa a codificar (*) una sentencia del Tribunal Supremo que niega a los niños no nacidos su derecho humano y civil más básico, el derecho a la vida bajo el eufemístico disfraz de un servicio sanitario», dijo.
«Aprovecho esta oportunidad para recordar a todos los católicos que el Catecismo afirma: 'Desde el primer siglo la Iglesia ha afirmado la maldad moral de todo aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado y permanece inalterable'», advirtió el arzobispo Naumann.
El prelado hizo hincapié en las responsabilidades de los políticos a la hora de rechazar el derecho al aborto.
«Los funcionarios públicos son responsables no sólo de sus creencias personales, sino también de los efectos de sus acciones públicas. La elevación del aborto a la categoría de derecho protegido por Roe y su eliminación de las restricciones estatales allanó el camino para la muerte violenta de más de 62 millones de niños inocentes no nacidos y para innumerables mujeres que experimentan el dolor de la pérdida, el abandono y la violencia»
(*) Codificar significa que convertirán en ley lo quehasta ahora es una sentencia. La codificación de Roe tiene como objetivo garantizar que, si la Corte Suprema anula el fallo de Roe, la ley federal aún mantendría el aborto legal bajo los términos de Roe . El fallo había reconocido el aborto legal realizado antes de la viabilidad del feto, pero permitió a los estados prohibir los abortos posteriores a la viabilidad.
“È profondamente inquietante e tragico che un presidente possa lodare e impegnarsi a codificare (cioè produrre una legge del Parlamento, ndr) una sentenza della Corte Suprema che nega ai bambini non ancora nati il loro più fondamentale diritto umano e civile, il diritto alla vita, sotto il travestimento eufemistico di un servizio sanitario”, ha detto l’arcivescovo Joseph Naumann, presidente della commissione per la Vita della Conferenza episcopale americana.
Di seguito un articolo dello staff della CNA, nella mia traduzione.
La dichiarazione del presidente Joe Biden a sostegno dell’aborto legale nell’anniversario di Roe v. Wade (la sentenza della Corte Suprema USA che ha reso legale il diritto all’aborto, ndr) ha suscitato la rapida reazione della Conferenza dei vescovi cattolici degli Stati Uniti, il cui presidente pro-vita ha detto che nessun presidente degli Stati Uniti dovrebbe mai difendere la negazione del diritto alla vita dei bambini non nati.
“Esortiamo con forza il presidente a rifiutare l’aborto e a promuovere l’aiuto alla vita per le donne e le comunità in difficoltà”, ha detto il 22 gennaio il capo del Comitato dei vescovi statunitensi per le attività pro-vita, l’arcivescovo Joseph Naumann di Kansas City in Kansas.
“È profondamente inquietante e tragico che un presidente possa lodare e impegnarsi a codificare (cioè produrre una legge del Parlamento, ndr) una sentenza della Corte Suprema che nega ai bambini non ancora nati il loro più fondamentale diritto umano e civile, il diritto alla vita, sotto il travestimento eufemistico di un servizio sanitario”, ha detto.
La conferenza episcopale degli Stati Uniti ha risposto alla dichiarazione del presidente Joe Biden e del vicepresidente Kamala Harris nell’anniversario di Roe v. Wade, la decisione della Corte Suprema del 1973 che ha imposto leggi sull’aborto permissive a livello nazionale.
Il presidente e la vicepresidente hanno sottolineato il loro impegno per l’aborto legale, dicendo: “L’amministrazione Biden-Harris è impegnata a codificare Roe v. Wade e a nominare giudici che rispettino precedenti fondamentali come Roe”.
Anche se Roe v. Wade è stata una decisione critica a favore dei diritti di aborto, la dichiarazione non ha menzionato l’aborto per nome, preferendo usare eufemismi come “salute riproduttiva” e “assistenza sanitaria”.
“Negli ultimi quattro anni, la salute riproduttiva (cioè l’aborto, ndr), compreso il diritto di scegliere (l’aborto, ndr), è stata sottoposta a un attacco implacabile ed estremo [da parte di Donald Trump, ndr)”, hanno detto. “Mentre l’amministrazione Biden-Harris inizia in questo momento critico, ora è il momento di ridedicarci a garantire che tutti gli individui abbiano accesso all’assistenza sanitaria (cioè all’aborto, ndr) di cui hanno bisogno”.
La conferenza episcopale degli Stati Uniti ha detto che la dichiarazione ha erroneamente caratterizzato la decisione Roe v. Wade come “un progresso dei diritti delle donne e della salute”. Mentre la dichiarazione di Biden-Harris non ha menzionato la religione, i vescovi hanno detto che i cattolici non possono sostenere l’aborto.
Biden ha ripetutamente sottolineato il suo cattolicesimo, partecipando alla messa la mattina del suo insediamento e citando Sant’Agostino di Ippona nel suo discorso inaugurale. Ha messo una foto di Papa Francesco nello Studio Ovale.
Anche il primo giorno di Biden in carica, l’addetta stampa della Casa Bianca Jen Psaki ha citato il cattolicesimo di Biden quando gli sono state poste domande sull’aborto.
In una conferenza stampa del 20 gennaio, Owen Jensen di EWTN News ha chiesto a Psaki cosa intende fare Biden riguardo all’emendamento Hyde e alla Mexico City Policy, a cui Biden si è opposto perché limitano il finanziamento dell’aborto.
[La Mexico City Policy è una politica del governo degli Stati Uniti che blocca i finanziamenti federali statunitensi per le organizzazioni non governative (ONG) che forniscono consulenza sull’aborto o che sostengono la depenalizzazione dell’aborto o lo sviluppo dei servizi di aborto, ndr]
“Beh, penso che avremo più cose da dire sul Mexico City Policy nei prossimi giorni”, ha detto Psaki.
“Ma voglio solo cogliere l’occasione per ricordare a tutti voi che lui (Biden) è un cattolico devoto, e qualcuno che frequenta regolarmente la chiesa”, ha detto ai giornalisti. “Ha iniziato la sua giornata frequentando la sua chiesa questa mattina”.
Nella dichiarazione della conferenza episcopale, tuttavia, l’arcivescovo Naumann ha sottolineato l’insegnamento della Chiesa sull’aborto.
“Colgo l’occasione per ricordare a tutti i cattolici che il Catechismo afferma: ‘Fin dal primo secolo la Chiesa ha affermato il male morale di ogni aborto procurato. Questo insegnamento non è cambiato e rimane immutabile”, ha detto.
La dichiarazione ha anche sottolineato le responsabilità dei politici nel rifiutare il diritto all’aborto.
“I funzionari pubblici sono responsabili non solo delle loro convinzioni personali, ma anche degli effetti delle loro azioni pubbliche. L’elevazione dell’aborto da parte di Roe allo status di un diritto protetto e la sua eliminazione delle restrizioni statali ha aperto la strada alla morte violenta di più di 62 milioni di bambini innocenti non nati e a innumerevoli donne che sperimentano il dolore della perdita, dell’abbandono e della violenza”, ha detto Naumann.
Anche il presidente dell’Università Francescana di Steubenville, P. Dave Pivonka, ha reagito alla dichiarazione di Biden-Harris, dicendo che la loro “dichiarazione aggressiva pro-aborto … è triste per i cattolici di tutto il mondo. Le politiche che hanno promesso di proporre sono dannose per la dignità della persona umana e sono contrarie agli insegnamenti della Chiesa”.
Papa Francesco ha spesso respinto l’aborto come parte di una “cultura dell’usa e getta”, ma alcuni avvocati e politici americani pro-aborto, e i loro sostenitori, hanno cercato di sostenere che il Papa abbia adottato un approccio non conflittuale in contrasto con la maggior parte dei vescovi statunitensi.
Il giorno dell’insediamento di Biden, l’arcivescovo Jose Gomez di Los Angeles, nel suo ruolo di presidente della conferenza episcopale statunitense, ha dettoche stava pregando per Biden. Ha notato aree di accordo e disaccordo tra i vescovi e Biden.
“I vescovi cattolici non sono attori di parte nella politica della nostra nazione”, ha detto Gomez in una dichiarazione. “Siamo pastori responsabili delle anime di milioni di americani e siamo difensori dei bisogni di tutti i nostri vicini”.
“Per i vescovi della nazione, la continua ingiustizia dell’aborto rimane la ‘priorità preminente'”, ha detto, aggiungendo che “preminente non significa ‘unico'”, e ci sono una grande varietà di sfide e minacce alla dignità umana che il paese deve affrontare oggi”, ha detto.
I vescovi statunitensi si impegneranno con Biden con l’obiettivo di iniziare “un dialogo per affrontare i complicati fattori culturali ed economici che spingono all’aborto e scoraggiano le famiglie”, ha detto l’arcivescovo Gomez.
El profesor Steven Riley, experto en enfermedades infecciosas, afirma que los datos actuales muestran que el bloqueo nacional en el Reino Unido no está funcionando.
Riley, que es profesor de dinámica de enfermedades infecciosas en el Imperial College de Londres, citó un estudio de React que muestra que "la prevalencia de la infección aumentó entre el 6 y el 15 de enero", después de que se anunciara el bloqueo nacional el 4 de enero.
"Es un periodo lo suficientemente largo como para que, si el bloqueo funcionara eficazmente, hubiéramos esperado ver un descenso", dijo Riley.
El profesor añadió que la investigación actual "ciertamente no apoya la conclusión de que el bloqueo funciona".
Como destacamos la semana pasada, un estudio revisado por investigadores de Stanford descubrió que los cierres obligatorios no aportan más beneficios para detener la propagación del COVID-19 que las medidas voluntarias, como el distanciamiento social.
Los investigadores no encontraron "ningún efecto beneficioso claro y significativo de [las medidas más restrictivas] sobre el aumento de casos en ningún país".
Mientras que numerosos estudios demuestran que los cierres no tienen ningún impacto en la reducción de la propagación de los virus, una avalancha de datos demuestra que cuestan vidas.
Académicos de Duke, Harvard y Johns Hopkins han advertido que podría haber alrededor de un millón de muertes en exceso en las próximas dos décadas como resultado de los cierres.
Miles de médicos y científicos se oponen a las medidas de bloqueo, advirtiendo que causarán más muertes que el propio coronavirus.
Lidia Falcón fue durante décadas un referente del feminismo de izquierda radical, pero desde ese ámbito ideológico no se le ha perdonado que señale las contradicciones de la ideología de género.
El conflicto entre el feminismo clásico, incluso de raíz marxista, y la ideología de género se ejemplifica de modo muy singular en la personalidad de Lidia Falcón, una de las figuras más relevantes del movimiento feminista y comunista en los años 70 y 80.
Licenciada en Derecho y doctora en Filosofía, a sus 85 años ha tenido que declarar ante la Fiscalía de Madrid acusada de un presunto "delito de odio" por la Federación Plataforma Trans y por la dirección general de Igualdad de la Generalitat de Cataluña. En reiteradas ocasiones, Falcón se ha opuesto a aquellas pretensiones de los movimientos transgénero que considera contrarias a los derechos de la mujer, como los vientres de alquiler o la participación en el deporte femenino de competidores biológicamente masculinos.
En febrero pasado, el Partido Feminista de España que ella fundó y dirige fue expulsado de Izquierda Unida, coalición integrada electoralmente en Unidas Podemos (socio del Gobierno de Pedro Sánchez) por oponerse a la Ley de Transexualidad que prepara el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, pareja de hogar y Consejo de Ministros del vicepresidente segundo Pablo Iglesias.
Falcón denunciaba en un artículo en Público que dicha ley permita someter a "hormonación y castración" a niños de 4 años, y facilite a “los lobbies de gays, homosexuales, lesbianas y transexuales... fabricar niños a su medida en los vientres de otras mujeres, de las que disponen como si se tratara de ganado".
Varias personas se congregaron para apoyar a Lidia Falcón, desde planteamientos feministas radicales, ante su declaración en los tribunales por oponerse a la ley de transexualidad de Irene Montero.
En una reciente entrevista de Javier Navascués en Ahora Información, Lidia Falcón insiste en que la ideología de género "trata de hacer desaparecer a las mujeres" y "en consecuencia ya no hace falta el feminismo... Si cualquiera puede ser mujer, muchos hombres se convertirán en mujeres. ¿Y eso es de izquierda? ¿Ese es el país que queremos?" También lamenta que la Comunidad de Madrid, que gobierna el Partido Popular, haya aprobado una ley transgénero y se impongan "sanciones administrativas a quien se muestre en desacuerdo".
"Locura" y "negocio"
Falcón considera el "género" como "un concepto lingüístico completamente vacío": "¿Qué es esto de abolir el género? Lo que está haciendo está gente es abolir la realidad. A través de la fecundación, en este mismo instante se determina el sexo de la nueva criatura. Se juntan los gametos los xx y los xy y es el azar el que determina que luego hormonalmente sea un niño o una niña".
"Los hombres y las mujeres nos diferenciamos por los órganos reproductores y sexuales y naturalmente por los caracteres sexuales secundarios que son los que nos presentan ante otras personas como hombres o mujeres. Y eso es así desde hace un millón de años y ahora querer cambiar la naturaleza humana y pretender que se convierta en ley, para que todo el mundo cumpla esa ley, es una locura", añade.
Tras denunciar el "negocio" que suponen los tratamientos de 'cambios de sexo' para compañías farmacéuticas y para las clínicas y médicos que los aplican, incluidas castraciones y mastectomías, Falcón dice que "a nuestros menores hay que protegerlos": "¿Es que acaso es de izquierda hormonar o bloquear la hormonación a los niños? ¿Permitir que los menores de 16 años vean pornografía en Internet?".
En cuanto al deporte femenino, considera "una estafa" y "un engaño" que se permita a hombres biológicos competir contra mujeres: "Espero que las deportistas se pongan a la tarea de denunciarlo... Tienen que protestar porque la mayoría de la sociedad está pasmada y callada. El delito de odio lo aprobó el PP con mayoría absoluta y otros partidos se opusieron pero ahora lo están utilizando. Podemos no estaba en el Parlamento entonces, pero ahora lo utiliza porque les va bien".
La ideología transgénero que aprieta en estos momentos con gran fuerza el acelerador por todo el mundo necesita acabar con todo aquello que la deslegitima y deja en evidencia. La ciencia, en este caso la biología, va en dirección contraria a la idea de borrar los sexos, y por ello es ignorada.
Pero el objetivo de estos ideólogos va mucho más allá pues para intentar legitimar su ofensiva trans, incluso de manera masiva entre niños, necesitan desmantelar todo concepto e institución que muestre la realidad. Y la familia es un objetivo prioritario en este escenario, aunque en realidad es sólo uno más de los golpes que está recibiendo durante las últimas décadas.
Sin embargo, la transformación social se pretende asentar por fuerza de ley. Y ya se está preparando el escenario para la marginación legal de madres, padres y familias.
Son numerosos los políticos e incluso gobiernos que se están sumando con entusiasmo a esta ideología y quieren imponer un “lenguaje inclusivo”, que no es otra cosa que borrar el lenguaje que expresa la realidad de las relaciones familiares como padre o madre, hermano y hermana, hijo o hija, marido, esposa, o yerno o nuera.
Lidia Falcón, veterana líder feminista e izquierdista, fue expulsada de IU por su oposición a la ofensiva trans
En España, el gobierno pretende, en este caso liderado por el partido Podemos, aprobar una ley trans que permitirá cambiar de sexo sin ningún tipo de informe y hormonar a menores de edad. Esto está provocando una guerra, aún incipiente, entre feministas clásicas y activistas LGTBI, de momento con la victoria de estos últimos. Lidia Falcón, veterana líder del Partido Feminista, ya ha sido víctima del rodillo trans, y ahora en redes sociales la también escritora feminista Lucía Etxeberría está siguiendo el mismo camino.
Kimberly Ells recuerda en Mercatornet lo que ya decía en la década de 1970 Shulamith Firestone: “Se ha hecho necesario liberar a la humanidad de la tiranía de la biología” y “eliminar la distinción de sexo en sí misma (de modo que) las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importen culturalmente”.
De este modo, la esencia de este mensaje que las manifestaciones masculinas y femeninas del cuerpo humano ya no deben ser reconocidas legalmente ni valoradas culturalmente. De hecho, durante las últimas décadas (especialmente esta última) se ha estado recorriendo este camino y ahora cada vez está más cerca el objetivo: una sociedad sin género.
La difamación del lenguaje que mantiene el género masculino y femenino en entornos públicos es un salto significativo hacia “liberar a la humanidad de la tiranía de su biología” y deshacer el significado del sexo biológico.
Ells señala igualmente que Firestone hizo una predicción asombrosa. Declaró con júbilo que cuando la biología fuera sometida y la "transexualidad" se convirtiera en la norma legal y cultural, "el vínculo de sangre de la madre con el hijo eventualmente se rompería" y seguiría la triunfal "desaparición de la maternidad". Y ella tenía razón. Los movimientos legales que rodean al movimiento transgénero están preparando el escenario para la marginación legal de madres, padres y familias por la fuerza de la ley.
De este modo, cuando las mujeres desaparecen legalmente también lo hacen las madres porque “madre” es una designación específica de sexo. Lo mismo ocurre con los padres. Si no hay dos sexos específicos y perceptibles que puedan ser reconocidos definitivamente por la ley, entonces se vuelve difícil definir o defender a las madres y los padres, junto con sus derechos parentales, todo ello en términos legales.
Y aquí se llega a otro punto fundamental. Si todo lo anterior se cumple, la pertenencia de los hijos a sus padres se cuestiona cada vez más, y ahí puede entrar el Estado para “custodiar” a esos menores quitando en la práctica a los padres la patria potestad.
Profundizando un poco más: cuando los lazos de los padres con sus hijos se oscurecen o debilitan se crea un entorno propicio para la intervención del gobierno y la revolución socialista-comunista. Por eso, el Manifiesto Comunista de Marx pedía abiertamente la "abolición de la familia".
"Destronar a la familia crea un vacío que puede y debe llenarse, aunque es imposible llenarlo adecuadamente. Si queremos evitar la destrucción de la familia y la dominación del estado que necesariamente sigue debemos resistir los esfuerzos para 'eliminar' el sexo biológico, explica Kimberly Ells, autora de varios libros profamilia y asesora de políticas de Family Watch International.
Este proceso de la abolición del sexo masculino y femenino se está acelerando en los últimos años, hasta llegar a una velocidad vertiginosa. La política no podría en sí misma producir estos cambios sin el bombardeo constante en el ámbito de la cultura y el entretenimiento. Series, películas, influencers, redes sociales y numerosos grupos subvencionados se encargan de allanar el camino sobre todo a los más vulnerables: los menores.
Ells insiste en que esta rebelión contra la anatomía no solo es trágica para los individuos que libran la guerra contra sus propios cuerpos, sino que también socava la unión inherente entre lo masculino y lo femenino que impulsa, equilibra e impulsa el mundo. Lo que comenzó disfrazándose como una reivindicación de una minoría sufriente resulta ser un edicto para la eliminación de la distinción sexual en sí misma, que a su vez erosiona a la familia, la cuna esencial de la humanidad. Y el lenguaje es un frente de batalla fundamental.