Un reciente estudio de Stanford publicado por el NCBI, que depende de los Institutos Nacionales de la Salud, demostró que las mascarillas no ayudan en absoluto a prevenir la propagación del COVID-19 y que su uso es incluso perjudicial.
El estudio resume :
Las evidencias científicas existentes cuestionan la seguridad y eficacia del uso de mascarillas como intervención preventiva para el COVID-19. Los datos sugieren que tanto las mascarillas médicas como las no médicas son ineficaces para bloquear la transmisión de persona a persona de enfermedades víricas e infecciosas como el SARS-CoV-2 y el COVID-19, lo que desaconseja el uso de mascarillas.
Se ha demostrado que el uso de mascarillas tiene importantes efectos fisiológicos y psicológicos adversos. Entre ellos se encuentran la hipoxia, la hipercapnia, la falta de aire, el aumento de la acidez y la toxicidad, la activación de la respuesta al miedo y al estrés, el aumento de las hormonas del estrés, la inmunosupresión, la fatiga, los dolores de cabeza, la disminución del rendimiento cognitivo, la predisposición a las enfermedades víricas e infecciosas, el estrés crónico, la ansiedad y la depresión.
Las consecuencias a largo plazo del uso de mascarillas pueden provocar el deterioro de la salud, el desarrollo y la progresión de enfermedades crónicas y la muerte prematura. Los gobiernos, los responsables políticos y las organizaciones sanitarias deberían utilizar un enfoque próspero y basado en pruebas científicas con respecto al uso de mascarillas, cuando éste se considera una intervención preventiva para la salud pública.
NOQ Report descubrió el estudio:
¿Te has enterado del estudio revisado por la Universidad de Stanford que demuestra más allá de toda duda razonable que las mascarillas no tienen absolutamente ninguna posibilidad de prevenir la propagación del COVID-19? ¿No? Se publicó en el sitio web gubernamental del Centro Nacional de Información Biotecnológica. El NCBI es una rama del Instituto Nacional para la Salud, por lo que uno pensaría que tal estudio sería ampliamente reportado por los principales medios de comunicación y abrazado por la gente "amante de la ciencia" en Big Tech.
En cambio, en el buscador DuckDuckGo se revela que (este estudio) no fue recogido por ningún medio de comunicación convencional y los tiranos de las Grandes Tecnologías (Google, Youtube, Twitter…) suspenden a las personas que lo publican, como el estratega político Steve Cortes lo aprendió por las malas cuando publicó un Tweet que iba en contra de la narrativa de la máscara facial. El propio tuit contenía una cita y un enlace que llevó a Twitter a suspender su cuenta, potencialmente de forma indefinida.
El estudio del NCBI comienza así:
Muchos países de todo el mundo utilizaron mascarillas médicas y no médicas como intervención no farmacéutica para reducir la transmisión y la infectividad de la enfermedad por coronavirus-2019 (COVID-19). Aunque se carece de pruebas científicas que respalden la eficacia de las mascarillas, se han establecido efectos fisiológicos, psicológicos y sanitarios adversos. Se ha planteado la hipótesis de que las mascarillas tienen un perfil de seguridad y eficacia comprometido y debería evitarse su uso. Se resume de forma exhaustiva las evidencias científicas con respecto al uso de mascarillas en la era COVID-19, proporcionando información próspera para la salud pública y la toma de decisiones.
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