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miércoles, 5 de mayo de 2021

Preguntas y respuestas acerca de la situación sanitaria actual que vive el mundo

 


         Transcripción de una entrevista realizada a mi persona por un estudiante de una carrera universitaria.

         ¿Considera usted que en estos últimos meses de pandemia el ciudadano se “relajó” de cierta manera a tal punto de no valorizar la salud a nivel personal y público?

         No creo que el ciudadano se haya relajado con respecto a la pandemia: pienso que la pandemia fue manejada de un modo inepto e incluso criminal, al menos por el gobierno nacional argentino, al establecer una cuarentena prolongada –la más prolongada y estricta del mundo-, que no tuvo ninguna base científica, que no contribuyó a disminuir los casos sino que los aumentó y que, además, arruinó la economía argentina, una economía ya devastada por la política populista del partido hegemónico reinante desde hace setenta años, el peronismo. El ciudadano lo que hizo fue simplemente seguir su instinto de supervivencia, porque es falso el dilema planteado por el presidente y el gobierno: o salud o economía, cuando el problema se debe plantear como salud y economía (además, este dilema de salud o economía es de un cinismo tal, que no tiene precedentes, tratándose del gobierno argentino, que promulgó la infame ley del aborto, por el cual se sentencia a muerte a millones de argentinos por nacer a futuro, implementando un genocidio a nivel nacional jamás visto en la historia del país). Hay numerosos casos de países, como Suecia, por ejemplo, que superaron la pandemia sin la restricción ni el confinamiento irracional y criminal del gobierno argentino, disminuyendo también el número de infectados y de muertos por el virus. Creo que la pregunta está mal formulada, en el sentido de que sigue la estrategia victimista del gobierno argentino: siempre el culpable es el otro, en este caso, el ciudadano; nunca hay una auto-crítica, un reconocimiento de errores, una rectificación del rumbo. Eso es peligroso, porque es el modo autoritario y fascista de actuar, propio de una secta. Si es peligroso para una secta, mucho más cuando se trata de un gobierno nacional.

         ¿Usted cree que en el último año de pandemia la Iglesia perdió fieles? ¿Por qué?

         Sí se ha notado la pérdida de fieles, más acentuada en el último año de pandemia, pero esta pérdida ya viene dándose desde hace décadas y se nota en la disminución del porcentaje que acude a la misa dominical, aunque también en el porcentaje de quienes reciben los sacramentos, como el sacramento del matrimonio, de la Eucaristía, de la Confesión, etc. Las razones de estas disminuciones de la cantidad de fieles son varias y no se limitan a la pandemia; son múltiples y algunas dependen de la Iglesia y otras no. Algunas que dependen de la Iglesia son, por ejemplo, la pérdida o dilución del mensaje de salvación supra-terrena que siempre ha caracterizado a la Iglesia, por la asunción de un lenguaje y un mensaje intra-terreno, secularizado, que se subordina a la mentalidad mundana y olvida su propio mensaje religioso; la pérdida del sentido de la oración, de la práctica de los sacramentos; la pésima y en algunos casos, nula formación catequística y doctrinal de las nuevas generaciones de católicos, que en consecuencia se comportan como ateos en la práctica, aunque nominalmente sean católicos; la elección libre de los bautizados de optar por una cosmovisión inmanentista, terrenal, que no trasciende los límites de la razón, del espacio y del tiempo, que se sumerge en la historia intra-mundana y en los estrechos límites de la capacidad de la razón humana; la racionalización o protestantización de la fe católica, llevada a cabo por los fieles e incluso por sacerdotes y obispos, que han llevado a secularizar el mensaje de salvación sobrenatural propio de la Iglesia; la pérdida de la fe, en consecuencia, del destino eterno, sea en el Cielo o en el Infierno, del ser humano; la pérdida de fe en Jesucristo como el Hombre-Dios, Salvador y Redentor del mundo; la pérdida absoluta del sentido del pecado mortal, lo cual se ve, por ejemplo, en la libre elección de la convivencia concubinaria entre los jóvenes, antes que acudir al sacramento del matrimonio, o la práctica de una sexualidad desenfrenada, como si no existiera la Ley de Dios. Habría que preguntar a los mismos fieles la razón del porqué abandonan la Iglesia: el 99% de los que reciben la Primera Comunión y la Confirmación, abandonan la Iglesia y esto porque eligen, libremente, la vida mundana y secular, porque prefieren los atractivos del mundo, antes que la práctica activa de la fe católica. La pregunta acerca del abandono de la fe debe realizarse a los mismos católicos y no solo a los sacerdotes, porque los católicos laicos son también parte de la Iglesia. La pandemia contribuyó a la pérdida de fieles, pero por una mala decisión de la Iglesia, sometida voluntariamente al poder civil o laico, que ordenó cerrar las iglesias, cuando eso no debería haber sucedido jamás. Precisamente, el Médico de las almas y de los cuerpos es Jesucristo y hay antecedentes en la historia de la Iglesia de pandemias y pestes que han sido frenadas por la oración y las misas. Creo que la pandemia –o mejor, el pésimo manejo de la pandemia- ha acentuado la crisis de fe que ya existía en la Iglesia, porque ha hecho creer que la Iglesia es un lugar de contagio; ha hecho creer que da lo mismo asistir o no asistir a misa; ha hecho creer que ver la misa por las redes es equivalente a la asistencia personal y presencial; ha aumentado la pérdida de la fe, de la oración, de la frecuencia de los sacramentos; ha aumentado enfermedades psiquiátricas, como depresión, angustia, miedo, pánico; ha aumentado los casos de suicidios, aunque reitero que esto no se debe a la pandemia en sí, sino al pésimo manejo de la situación sanitaria por parte del gobierno nacional.

         En este último año de pandemia, ¿usted notó menos fieles adultos o jóvenes?

         Es notoria la ausencia de jóvenes, pero no se debe culpar a la pandemia: las razones radican en los propios jóvenes, quienes voluntariamente dan la espalda a la Iglesia de Jesucristo, para sumergirse en la vida mundana.

         ¿Cómo cree que puede atraer más fieles a la Iglesia?

La Iglesia atraerá más fieles cuando retome su mensaje originario de salvación eterna y cuando abandone su proceso auto-destructivo de secularización; por otra parte, el regreso de los fieles depende de los fieles mismos, porque son ellos quienes voluntariamente se alejan de la Iglesia, no es la Iglesia quien los expulsa, sino que son ellos los que abandonan la Iglesia, porque prefieren los mandamientos de Satanás antes que los Mandamientos de Dios. Puede parecer una expresión fuerte, pero no hay una situación intermedia: o se obedece a Dios, o se obedece a Satanás. Quien abandona la Iglesia, obedece a Satanás.

¿Quiénes son los principales transmisores de las creencias y valores religiosos?

         Los principales transmisores de la fe y de los valores morales propios del cristianismo, son los miembros de la familia, principalmente los padres y también los abuelos, pero al estar en crisis la institución familiar y matrimonial, por el proceso de secularización que viene desde hace décadas, esta transmisión de la verdadera fe católica se ha visto obstaculizado e incluso anulado. En los países comunistas, la fe se transmitía por las familias; en nuestros países occidentales, secularizados y volcados al ateísmo, esta vía de transmisión, o se ha perdido, o está en vías de extinción.

         Desde el punto de vista de la Iglesia, ¿cómo se vive esta pandemia?

         La pandemia se vive, desde el punto de vista de la Iglesia oficial, de un modo equivocado, a mi entender, porque la solución no es cerrar las iglesias, ni transmitir misas por las redes sociales: la solución es asistir a misas y rezar más, mucho más. Tampoco es la solución el uso de mascarillas o barbijos, ni la vacunación, que por otra parte es moralmente objetable, al estar producidas con líneas celulares de embriones abortados.

         ¿Qué opina de las acusaciones que sufre la Iglesia en los temas de encubrimientos, delitos sexuales, corrupción y cómo le afecta a usted?

Con respecto a las acusaciones de pedofilia y corrupción que sufre la Iglesia, me parece que es un trato injusto y calculadamente perverso que sufre la Iglesia Católica en particular, porque tanto la pedofilia como la corrupción, se dan en el ámbito religioso, de cualquier religión, y en el ámbito civil, pero la prensa se enfoca de un modo particular, sectario y malintencionado, sobre la Iglesia Católica, dando la impresión de que fuera la única institución en donde se dan estos males. Por supuesto que estos males existen, pero no son exclusivos de la Iglesia Católica; se dan en otras religiones y en el ámbito laico, pero la prensa se enfoca solo en los casos de la Iglesia Católica. En lo personal, me ha afectado mucho por esto mismo, porque la presión de la prensa malintencionada es tan fuerte, que da la impresión que ser católico o sacerdote católico, es sinónimo de connivencia con estos delitos. Por otra parte, se callan o se ocultan los innumerables beneficios de todo orden, materiales y espirituales, que la Iglesia Católica brinda en todo el mundo, al mismo tiempo que se agigantan estos problemas, que son porcentualmente bajos.

         Para finalizar, desde un punto de vista personal, ¿cómo le afectó psicológicamente a usted la pandemia y sus consecuencias? Llámese aislamientos, distanciamiento de familiares y amigos y hasta imposibilidad de dar misas.

Personalmente, no me ha afectado la pandemia en sí, sino el pésimo manejo, tanto a nivel nacional, como internacional, del problema de salud, como por ejemplo, el uso irracional de elementos que contradicen a la ciencia: el uso de mascarillas en la población sana –lo dicen nada menos que la Organización Panamericana la Salud y la Organización Mundial de la Salud, en sus sitios oficiales-, el uso del PCR como método diagnóstico para personas sanas, lo cual no está indicado; el uso de medicamentos experimentales llamados “vacunas”, aplicados a nivel planetario, sin haber pasado por el período de prueba necesario, además de ser moralmente objetables por utilizar células de embriones abortados. Tengo que aclarar que, personalmente, llamo a la actual situación de salud, denominada “pandemia” por la prensa, como “bioterrorismo mediático-gubernamental planetario”, porque es un verdadero acto de terrorismo el estar informando acerca de números de muertos y de –falsos- contagiados durante todo el día, todos los días; además, con la excusa de la pandemia, se han conculcado derechos religiosos, civiles y humanos, a escala planetaria y con una profundidad nunca vista, solo en regímenes totalitarios como el comunismo –la principal institución natural humana afectada por la situación anómala es la familia, al impedirse sus contactos afectivos más cercanos, además de las relaciones interpersonales en general-; por último, la cifra de muertos por la pandemia actual, en relación a la población mundial, es de 0, 021 % del total de la población del planeta: ¿puede eso llamarse “crisis sanitaria”? En todo caso, lo que revela es la pésima gestión de los políticos populistas en relación a la medicina y le doy un ejemplo: en La Matanza, provincia de Buenos Aires, con una población de dos millones de personas, hay un total de sesenta respiradores: basta un ligero incremento de la gripe común, para que se produzca una total saturación del sistema de salud. Ahora bien, con estas cifras y tratándose de un virus respiratorio –producido por el Partido Comunista Chino como acto de guerra biológica- cuya tasa de sobrevida es del 99, 95%, ¿se justifica cerrar el planeta, conculcar los derechos humanos más básicos y encerrar a la población mundial, tal como lo hace el régimen totalitario comunista? Cabría preguntarse, si con la excusa de una emergencia sanitaria, que hasta el momento no se presenta tal, no estamos ante las puertas de un régimen dictatorial comunista global.

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