El aumento masivo de infecciones por COVID-19 en Israel, uno de los países más vacunados del mundo, es nada menos que un desastre. La crisis de las vacunas en Israel debería ser una advertencia para el resto del mundo.
A principios de abril, el Comité de los Pueblos de Israel (IPC), un organismo civil formado por destacados expertos en salud israelíes, publicó su informe sobre los efectos secundarios de la vacuna de Pfizer, que indicaba daños en casi todos los sistemas del cuerpo humano.
GreatGameIndia advirtió en su momento que si las conclusiones del IPC eran auténticas, la vacuna de Pfizer estaba relacionada con más muertes en Israel que la de AstraZeneca en toda Europa.
En junio, hubo varios días con cero nuevas infecciones por COVID en Israel. El país lanzó su campaña nacional de vacunación en diciembre del año pasado y tiene una de las tasas de vacunación más altas del mundo, con el 80% de los ciudadanos mayores de 12 años totalmente inoculados.
La mayoría de los israelíes pensaron que el COVID había sido derrotado. Se levantaron todas las restricciones y los israelíes volvieron a las fiestas multitudinarias y a rezar en lugares sin máscarillas.
Dos meses más tarde, Israel informó el martes de 9.831 nuevos casos diagnosticados, a un pelo de la peor cifra diaria jamás registrada en el país -10.000- en el pico de la tercera ola.
Más de 350 personas han muerto a causa de la enfermedad en las tres primeras semanas de agosto. En una conferencia de prensa celebrada el domingo, los directores de siete hospitales públicos anunciaron que ya no podían admitir a ningún paciente con coronavirus.
Con 670 pacientes de COVID-19 que requieren cuidados críticos, sus salas están desbordadas y el personal está al límite.
Después de vacunar a casi todo el país, ahora Israel se enfrenta a un desastre mayor.
“No quiero asustarles”, dijo el zar del coronavirus, el Dr. Salman Zarka, al Parlamento israelí esta semana. “Pero estos son los datos. Por desgracia, los números no mienten”, informó The Daily Beast.
Israel vacunó a su población casi exclusivamente con la vacuna de Pfizer/BioNTech.
Pero a principios de julio, con los ciudadanos mayores de 60 años casi completamente vacunados, los científicos israelíes comenzaron a observar un preocupante aumento de las infecciones —si no de las enfermedades graves y la muerte— entre los doblemente vacunados.
Mientras tanto, un nuevo estudio ha suscitado dudas sobre la eficacia de las vacunas de ARNm, revelando que la vacuna COVID-19 de Pfizer sólo es un 42% eficaz contra la variante Delta.
Y lo que los funcionarios no dicen es que, en realidad, las personas que han sido totalmente vacunadas contra el COVID-19 y que, sin embargo, se infectan con la cepa delta, están transmitiendo la infección a las personas no vacunadas.
Ahora, para resolver la crisis inducida por las vacunas, causada por el fracaso de las dos inyecciones, Israel quiere volver a vacunar a su población con inyecciones de refuerzo.
A partir de esta semana, todos los israelíes mayores de 30 años podrán recibir vacunas de refuerzo. Para finales de mes, se espera que estén disponibles de forma universal para cualquier persona mayor de 12 años que haya recibido la segunda vacuna hace cinco meses o más.
Israel reconfigurará entonces sus Pasaportes Verdes, concediéndolos sólo a los triplemente vacunados y limitando su validez a seis meses.
En previsión de este cambio, el número de israelíes no vacunados que se vacunan por primera vez se ha triplicado desde principios de agosto.
Sin embargo, según el profesor-doctor Jayanta Bhattacharya, científico de renombre mundial de la Universidad de Stanford, y el principal economista mundial Donald Boudreaux, la idea de la erradicación del Covid es una fantasía peligrosa y costosa.
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