El
avance científico y tecnológico de nuestros días permite intervenir en el
cuerpo humano como nunca antes en la historia de la humanidad. Tanto es así,
que se pueden llevar a la práctica tratamientos médicos que ni siquiera podrían
haber sido imaginados por los médicos más brillantes de los últimos siglos.
Pero dicho
avance no sólo permite aciertos notables, de esos que permiten la curación o al
menos el alivio de graves patologías: también permite la concreción de
gravísimos errores biológicos, éticos, morales, que atentan contra los derechos
humanos más elementales, y uno de estos errores, es el de la llamada
“maternidad subrogada” o “alquiler de vientres”.
¿Por qué
decimos que el “alquiler de vientres” es un gravísimo error?
Porque
pervierte el concepto de lo que –hasta ahora- la humanidad entendía por
“paternidad” y “maternidad”, ya que se introduce de modo artificial la figura
de una “madre subrogante” (¿?), “sustituta” (¿?), algo que
Pero
para entender la tragedia que implica la técnica de la madre sustituta, es
necesario tener en cuenta antes otro gravísimo error que es anterior, y es el
de la Fecundación
in Vitro, ya que por esta técnica, se lesiona un derecho fundamental del
niño por nacer, y es el de ser concebido por amor –y no por fría manipulación
en el ámbito de un laboratorio-, a través del acto conyugal de sus padres
–santificado por el sacramento del matrimonio-, y luego nacer en el seno
materno propio, el que le corresponde por derecho natural.
Sólo si
el niño es concebido de esta manera –concebido en el acto matrimonial, producto
del amor esponsal-, y, en consecuencia, desarrolla su etapa embrionaria y fetal
en el útero de su madre natural, puede decirse que se cumple de modo cabal y
pleno lo que todos los seres humanos, desde siempre, han entendido por
“paternidad” y “maternidad”.
Todo
aquello que altere este proceso natural –Fecundación
in Vitro y maternidad subrogada-, es contrario a la naturaleza, introduciendo
modos nuevos –aberrantes- de procreación humana.
No todo
lo posible desde el punto de vista científico y tecnológico es ético, y las
barreras naturales que conforman la ética no pueden ser atravesadas. Si el
hombre, amparado por la ciencia y la tecnología, traspasa estas barreras, sólo
encontrará dolor y amargura. Y esto no depende de ninguna creencia.
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