De vez en cuando, en medio del frárrago de noticias provenientes de la "cultura de la muerte" en la que está inmersa nuestra sociedad sin Dios, aparecen noticias como la de esta valiente madre, que prefirió rechazar el tratamiento contra el cáncer, para permitir el nacimiento de su hija. Roguemos a Dios para que este maravillosísimo ejemplo de amor materno, presente también en muchísimas madres que no salen en las noticias, pero que dan también literalmente sus vidas por amor a sus hijos, se propague como "reguero de pólvora", sobre todo en aquellas madres que, por ignorancia, por presión, por temor, y por muchos otros motivos más, deciden suprimir las vidas de sus hijos antes de nacer. Que desde el cielo, en donde Bárbara vive ya por la eternidad, junto a todas las madres que dieron sus vidas por sus hijos, interceda ante Jesús y María para que la cultura de la muerte sea derrotada definitivamente, sobre la base del amor a la vida.
Transcribimos la noticia tal como fue publicada en un sitio electrónico (infobae.com).
Bárbara Castro García era una periodista española.
Decidió arriesgar su vida por la de su beba. Logró tenerla en brazos
sólo un año. La semana pasada, falleció tras luchar contra un tumor en la lengua.
La historia conmueve y estremece. Casi al mismo tiempo que se
enteraba de la noticia que más deseaba, le daban el peor golpe. Al
cuarto mes de gestación, le detectaron un tumor en la lengua.
Bárbara Castro García era una joven periodista española que decidió
no tratarse para que su hija pudiera nacer sana. Y así sucedió, pero
ella no pudo combatir el cáncer, que acabó con su vida la semana pasada.
Tenía 31 años y vivía en la provincia española de Córdoba. “Bárbara
dio su vida por amor hacia su hija, hacia mí y hacia Dios. Voy a
honrarla como ella se merece”, afirma su esposo Ignacio Cabezas, en una
carta que escribió a su esposa y que reproduce el diario Clarín.
La pesadilla comenzó el 15 de julio de 2010, cuando le confirmaron a
Bárbara que tenía un tumor cancerígeno en la lengua. "Bárbara llevaba un
tiempo quejándose de una llaga en la boca. Por fin fue al dentista, que
nos mandó al maxilofacial. Allí le dijeron que no tenía muy buena
pinta”, recordó Ignacio.
Y añadió que los tratamientos propuestos ponían en riesgo la vida de
la beba –bautizada Bárbara, como su madre–, por lo que sólo se le pudo
practicar una pequeña intervención en la lengua. “Le produjo dolores que
ni siquiera imaginaba que existían”, sostuvo.
La cirugía dejó a Bárbara casi sin lengua y sin una parte de la
mandíbula. Desde entonces, no pudo tragar ni un vaso de agua y se
alimentaba por una sonda en el estómago.
“Presentía que íbamos a sufrir mucho, que sería muy duro y
probablemente muy largo, pero también te garantizaba que, por muy duro
que fuese, más tarde yo me iba a encargar de que fueras la persona más
feliz del mundo, que todo esfuerzo merecería la pena, que disfrutaríamos
de nuestra hija y que nos teníamos que preparar para un tiempo
indefinido y horrible", afirma Ignacio en el texto y cierra con un
mensaje de aliento para otras parejas que están pasando por la misma
situación: "¡Ganaremos vida mía, ganaremos! Hoy nos queda lo más
difícil: buscarle sentido a todo esto que nos ha pasado” (http://www.infobae.com/notas/658600-Le-diagnosticaron-cancer-pero-evito-tratarse-para-salvar-a-su-hija.html).
Uniéndonos al dolor de Ignacio, el esposo de Bárbara, podemos decirle que éste es el sentido de lo que les ha pasado: que el Amor es más fuerte que la muerte.
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