Dice el Santo Padre Francisco que la familia tiene que
estar formada por un papá-varón, por una mamá-mujer, y por los hijos –ya sean
naturales, nacidos de esa relación, o adoptados-, porque esa es la “familia
natural”. Toda otra “familia alternativa”, es una familia “ideológica”, y eso
no es bueno para los niños. Los niños tienen “derecho”, dice el Santo Padre
Francisco, a tener una familia con “un padre y una madre”.
El
Papa Francisco dice que los niños “tienen derecho a una familia con un padre y
una madre”, porque el papá-varón y la mamá-mujer son “capaces de crear un
ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva” [2],
y esto lo dice el Papa, porque no puede ser de otra manera, porque así creó
Dios al hombre, como dice en la Biblia, en el Génesis: “Creó Dios al hombre a
su imagen y semejanza; lo creó varón y mujer” (cfr. Gn 1, 26), y luego
les dijo: “creced y multiplicaos” (Gn 1, 28). Y Dios no crea las cosas
“por casualidad”; si Dios creó al hombre “varón y mujer” y después los mandó a
reproducirse, es porque la mejor manera en la que podían criar y educar a sus
hijos, era siendo varón y mujer. Si hubiera sido más perfecto que el hombre
hubiera sido sólo varón o sólo mujer, Dios nos hubiera creado sólo varones o
sólo mujeres, pero Dios es Dios, es decir, es infinitamente sabio y también es
infinitamente amoroso y bueno, y Él sabía que íbamos a ser felices solamente si
éramos creados como varón y como mujer, porque sólo así
íbamos a poder criar y educar a los hijos.
Puede
suceder que, a lo largo de la historia, aparezcan algunos hombres que digan:
“No, lo mejor para los niños es que los eduquen dos papás varones o dos mamás
mujeres”. Pero el Papa dice que no, que eso no es así, porque la familia es
algo que viene desde el principio de la Creación, y no porque alguien venga
ahora y diga eso, la familia va a cambiar. Es como si alguien ve un árbol con
hojas verdes y dice: “No, yo quiero que ese árbol tenga, a partir de hoy, hojas
amarillas”. Por más que lo diga, el árbol, seguirá teniendo hojas verdes. Lo
mismo pasa con la familia, dice el Papa: por más que alguien venga con una idea
en su cabeza y diga: “La familia no tiene que estar formada como Dios la creó,
con papá-varón y mamá-mujer, porque yo lo digo, porque yo tengo otra idea de
familia”, por más que venga uno y diga esa “idea”, la familia va a seguir
siendo familia, porque así la creó Dios.
Es
decir, la familia es familia –papá-varón, mamá-mujer y los hijos-, desde Adán y
Eva, y eso no puede cambiar, por más que hayan hombres que se les pase por la
cabeza otras “ideas” –eso se llama “ideología”- distintas de familia. Eso es lo
que dice el Papa: el Papa afirma con mucha fuerza que no hay que caer en la
trampa de calificar la familia con conceptos de naturaleza ideológica que
solamente tienen fuerza en un momento de la historia y luego decaen.
El
Papa dice también que el papá-varón y la mamá-mujer se “complementan”, porque
el uno “completa” al otro, supliendo las carencias del otro, y esto quiere
decir que así viven en la “armonía original” con la que Dios los creó, porque
así los dos descubren los dones que cada uno tiene, que son los dones con los
que Dios los creó.
Al
“complementarse”, es decir, al “completarse” cada uno, aportando en la
convivencia familiar, sus respectivos dones, el papá-varón y la mamá-mujer,
contribuyen a la educación de los hijos, con todos los dones con los que Dios
los creó y los dotó para esa hermosísima misión que es la crianza y educación
de los hijos. Dice así el Papa: “Esta complementariedad entre hombre y mujer,
continuó el Papa, asume muchas formas porque cada hombre y cada mujer aporta la
propia contribución personal en el matrimonio y en la educación de los hijos.
La propia riqueza personal, el propio carisma personal y la complementariedad
se transforman así en una gran riqueza, y no sólo es un bien, sino también
belleza”. Del aporte conjunto del padre y de la madre, surge la hermosura de la
familia, es decir, de los hijos educados con los dones aportados por los padres.
Lo que dice entonces el Papa Francisco, es que los hijos tienen derecho a tener
papá-varón y mamá-mujer, porque así creó Dios a la familia, y porque así los
papás pueden “completarse” el uno al otro y dar a los hijos los dones con los
que Dios los creó.
Esto
quiere decir, por ejemplo, que la madre aporta, en la educación de los hijos,
lo que es propio del ser femenino -suavidad, delicadeza, detalles, intuición,
percepción sensible, etc.-, más los dones propios de esa madre en particular,
mientras que el padre aporta lo propio del ser masculino -fortaleza, rudeza,
firmeza, razonamiento lineal, etc.-, más los dones propios de ese padre en
particular; de la conjunción de ambos, se enriquecen y embellecen los hijos.
También
dice el Papa Francisco que las “familias ideológicas” son cosas pasajeras,
modas del momento, pero que eso no puede durar, porque la familia es algo que
es así, porque es “natural”, y no porque alguien lo diga, va a cambiar.
El
Santo Padre Benedicto XVI, a su vez, anteriormente, había dicho que la
“ideología de género”, lo que hacía era “arrebatar a los padres “el derecho y
el deber de educar a los hijos en la ley natural”[3],
y esto es un poco lo que dice el Papa Francisco, porque según esta ideología,
los niños no tienen que tener un papá-varón y una mamá-mujer, sino dos papás y
dos mamás, y esto es privarlos a los niños de sus derechos, y a los papás
también, del derecho de educarlos en la ley de Dios, la ley natural, que es la
ley con la que los creó en el Génesis .
El
Santo Padre Francisco dice también que en nuestros días, la familia y el
matrimonio están en crisis, y eso porque muchos renuncian al compromiso del
matrimonio, pensando que así serán más “libres”, pero lo único que consiguen,
dice el Papa, es lograr una “devastación espiritual”: “Vivimos en una cultura
de lo provisorio, en la cual tantas personas renuncian al matrimonio como
compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral, que a
menudo, ha hecho flamear la bandera de la libertad ‘entre comillas’, en
realidad ha traído devastación espiritual y material a un sinnúmero de seres
humanos, especialmente los más vulnerables”.
Refiriéndose
a los hijos, como integrantes de la familia, el Papa les dice,
por un lado, que no se dejen ganar por la “mentalidad de lo provisorio” y esto
porque Jesús, que es Dios, es Eterno; por otro lado, les da al mismo Jesús,
como modelo de referencia para el amor de hijos, porque los hijos tienen que
amar a los papás como Jesús amaba a su Padre Dios y a su Mamá, la Virgen; para
los hijos, dice el Santo Padre que el modelo de amor es Jesús, con sus tres
amores: por su Padre, por su Madre, y por la Iglesia, y el amor de los jóvenes
tiene que ser como el amor de Jesús: fiel, perseverante y fecundo[4],
que son a la vez las características del auténtico amor cristiano.
Por
último, para los jóvenes que quieren se quieren casar y formar una familia,
el Papa les dice que para ellos también es Jesús el modelo de referencia, porque
tienen que amar en el matrimonio como Jesús amaba a la Iglesia, su Esposa.
El
amor de los esposos cristianos tiene que ser como el amor de Jesús
por su Esposa, la Iglesia: “Grande”, es decir, sin límites, porque el Amor
de Jesús es infinito; “perseverante”, porque no se cansa jamás de amar a su
Iglesia; “fecundo”, porque Jesús siempre da a la Iglesia nuevos hijos por medio
del bautismo (esta es la razón por la cual no se admiten los anticonceptivos:
porque no se pueden separar el aspecto unitivo y procreativo de las relaciones,
inscriptos en la naturaleza humana). En el matrimonio puede suceder, sobre todo
en nuestros días, que se posterguen los hijos, porque no se quieren tener hijos
debido a que se prefiere el bienestar material antes que los hijos –vacaciones,
autos, confort-: es la “cultura del bienestar”, dice el Santo Padre, y sucede
que a veces, hasta se prefieren a las mascotas, ¡antes que a los niños! Dice el
Santo Padre que ése no es el Amor de Jesús, porque un matrimonio así, llega a
la vejez, con “la amargura de la mala soledad”, porque “no hace lo que Jesús
hace con la Iglesia: la fecunda”. ¿Y dónde ama de esa manera Jesús? ¡En la
cruz!
Entonces,
el modelo de referencia para los jóvenes esposos, es Jesús en la cruz:
da la vida por su Esposa la Iglesia en la cruz, y es en la cruz, en donde los
esposos deben contemplar a Jesús para saber cómo tiene que ser su modelo de
amor esponsal.
Pero
si quieren beber del Amor de Jesús, los esposos deben
acudir a la Eucaristía, porque Jesús no solo es modelo de referencia de Amor:
puesto que Él es Dios en Persona, como “Dios es Amor” (1 Jn 4, 8), Él es la Fuente del Amor y aquí en la tierra esa
fuente es la Eucaristía; entonces, Él es, en la Eucaristía, la Fuente
del Amor de los esposos. Para los esposos jóvenes, y para los no tan
jóvenes, Jesús en la Eucaristía, es la Fuente del Amor esponsal; la
Eucaristía es la Hoguera de Amor Divino, adonde deben ir los esposos para
encender su amor esponsal y para no permitir que nunca su amor de esposos se
enfríe con la indiferencia o con la apatía. Acudiendo a la Eucaristía, los
esposos tomarán el Fuego del Espíritu Santo, el Fuego del Amor Divino, que arde
en el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y así su amor esponsal no solo nunca
disminuirá, sino que crecerá y se hará cada vez más grande, y se expandirá a
sus hijos y a todos los que los rodeen. De esa manera, alimentándose del Amor
Eucarístico de Jesús, los esposos cristianos, padre y madre, amarán a sus hijos
y los educarán en el Amor de Dios, preparándolos para la vida eterna, para el
Amor Eterno que los espera en el Reino de los cielos.
Propósito: Jesús Esposo muere en la cruz
por Amor a su Esposa, la Iglesia, pero luego resucita; Él es quien, con su Luz
y con su gracia, ilumina nuestras familias, dando sentido de eternidad a
nuestras vidas.
Para
los esposos cristianos: contemplar a Cristo en la cruz, como modelo de
Amor esponsal: así como Cristo Esposo da la vida por su Esposa, la Iglesia, con
un Amor casto, puro y celestial tan intenso que lo lleva hasta la muerte de
cruz y a entregar su Cuerpo y derramar su Sangre, así los esposos deben amarse
mutuamente, imitando al Amor esponsal de Cristo.
Pero
como Cristo no es solo modelo de Amor, sino Fuente de Amor Inagotable,
los esposos cristianos deben acudir al Sacramento de la Eucaristía dominical
para alimentar su amor esponsal con el Amor del Sagrado Corazón Eucarístico de
Jesús. Si así lo hacen, sus corazones arderán con el Amor de Jesús, y con ese
Amor podrán educar a sus hijos en el Amor de Dios, en la familia natural, la
formada por el papá-varón y la mamá-mujer, la única familia posible, la única
familia creada por Dios.
[1] artículo extraído de:
http://es.radiovaticana.va/news/2014/11/17/papa,_la_familia_es_familia_no_a_familia_ideol%C3%B3gica_/1111377
[2] Papa Francisco a los participantes en el Coloquio
Internacional sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer, promovido
en el Vaticano por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
[4] Homilía de la
Misa matinal celebrada en la Casa Santa Marta, 2 de junio, ante una quincena de
parejas que celebraban sus aniversarios de 25, 50 y 60 años de matrimonio.
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