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viernes, 15 de enero de 2021

¿Qué oculta el Partido Comunista Chino sobre el origen del COVID-19?

 

Encontrar respuestas al origen, trasmisión e inmunología del coronavirus luce cada vez más lejano ante el bloqueo de China a científicos independientes para ingresar al país a realizar una investigación

China y la OMS están en deuda con el mundo ante la falta de respuestas sobre las causas y consecuencias del COVID-19. (Archivo)

¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué? son las preguntas que están sobre la mesa a un año del brote del coronavirus en la ciudad china de Wuhan. Encontrar esas respuestas luce cada día más lejano. China impidió esta semana a dos científicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) ingresar al país para investigar de forma “independiente”, asegura El Confidencial. El bloqueo quedó en evidencia y la institución sorprendida además de decepcionada por la “burocracia”.

La misión se abortó y aunque están a la espera de señales de “buena fe” por parte de China es ya inevitable esconder que sus científicos que trabajaban en el centro de enfermedades de la provincia de Hubei –donde por primera vez se detectó el virus en 2019– falsificaron las cifras en los momentos iniciales del brote, ofreciendo al exterior números más optimistas de los que había en realidad.

Ese hermetismo y manejo repudiable de la situación propició que la cadena de contagios fuera imparable en el continente americano. Primero fue Estados Unidos el 21 de enero de 2020, una semana después reportó Canadá, luego Brasil en febrero y en marzo, con República Dominicana y Argentina se expandieron los anuncios en toda la región. En abril, Bonaire, fue el último rincón en reportar la enfermedad en su territorio.

Más interrogantes pandémicas

¿Por qué algunos contagiados enferman gravemente y otros prácticamente no tienen síntomas? ¿Cuánto tiempo dura la inmunidad? ¿Se puede volver a contagiar con el mismo virus? Son solo algunas de las otras preguntas que los científicos aún no han podido responder, afirma la Asociación Chilena de Médicos Amedi. 

Estas inquietudes que reinan entre los profesionales de la salud las advertía The New York Times a mediados del año pasado. En aquel momento el medio norteamericano aseguraba que existían “grandes lagunas en el conocimiento científico sobre el virus”.

Lo que sí sentencia el medio norteamericano es que el “COVID-19 es una enfermedad volátil” y su afirmación se sustenta en que “algunas personas experimentan síntomas ligeros y efímeros, mientras que otras son debilitadas por una enfermedad parecida a la gripe que puede durar varias semanas. Una minoría de pacientes desarrolla complicaciones letales y en esos casos, la muerte es una posibilidad”.

Pero China se concentra en censurar esta realidad.  Zhang Zhan, una reportera local que cubrió el inicio del brote en Wuhan es una muestra. Cuatro años de prisión deberá pagar por su labor informativa. Para el régimen comunista es culpable de «buscar altercados y provocar problemas», un cargo que se usa frecuentemente en ese país contra activistas, afirma BBC.

El misterio más grande

Una de las interrogantes más grandes tiene que ver con la respuesta inmune al virus. Leandro Carreño, investigador del Programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas de la Universidad de Chile sostiene que todavía no se sabe si los anticuerpos que se detectan hoy en los exámenes rápidos protegerán en una segunda exposición al coronavirus; y tampoco se sabe si una persona asintomática desarrolla una respuesta inmune. “De hecho hay personas que ni siquiera desarrollan anticuerpos, pero tienen un PCR positivo”, afirmó el especialista en un artículo de Amedi.

Otro de los grandes misterios sin resolver es cómo se transmite el virus. Sobre este punto han abundado distintas versiones. En un primer momento se dijo que se transmitía a través de gotículas que se expulsaban cuando una persona tosía, hablaba, estornudaba, gritaba o cantaba, y que al ser pesadas no llegaban más allá de un metro o metro y medio.

Luego a través de una carta del mundo científico se le pidió a la OMS que reconociera que también existía la posibilidad de que se transmitiera a través del aire, según Futuro 360. Pero las contradicciones y el manejo errático de la pandemia por parte de la OMS también han sido evidentes. Por ejemplo, aseguraba que la posibilidad de que el virus saliera de la zona donde se originó eran escasas y consideraba que no había pruebas concluyentes de que el coronavirus se transmitiera entre personas.

Otros también han apuntado que la suspensión en el aire solo se da en recintos cerrados, como hospitales con alta carga viral.  Sobre todo lo anterior todavía no se tiene claridad al respecto, lo único clave es el distanciamiento social y el uso de mascarillas para evitar su propagación.

Carola Otth, bioquímica, doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Austral, insiste en el portal médico chileno que se requieren más estudios sobre los mecanismos patogénicos del virus y la diversidad de cuadros clínicos que pueden desencadenar para identificar genes de susceptibilidad e identificar poblaciones de mayor riesgo, así como nuevos mutantes virales que circulan.

Lo único claro

Hasta ahora uno de los puntos sobre los que hay más consenso científico es que la respuesta inmunitaria a la infección viral determina la gravedad de la enfermedad. Si el sistema inmunitario se desboca, puede detonar un torrente de efectos nocivos que podrían dañar los pulmones y otros órganos apunta The  New York Times.

También está comprobado que la función inmunitaria se deteriora con la edad, y las personas mayores con coronavirus son más vulnerables, al igual que las que padecen enfermedades crónicas como hipertensión, diabetes y trastornos cardiovasculares. Mientras que la obesidad también parece exacerbar la enfermedad.

Los hombres además son más vulnerables a enfermarse de gravedad y fallecer, una disparidad de género que quizá se deba a los sistemas inmunitarios más resistentes de las mujeres, según los científicos que cita The New York Times.

Es decir, que en términos generales, los pacientes se enferman con más rapidez si están expuestos a una dosis mayor del virus al momento del primer contagio.

Pensar entonces en “un único paciente cero” es tan teatral como real, sostiene el The New York Times porque “en cualquier epidemia nueva, algún alma desafortunada siembra la primera infección, varios de cuyos eslabones están destinados a sembrar sus propias cadenas y desatar un Big Bang viral”.

(https://panampost.com/gabriela-moreno/2021/01/10/china-origen-covid-19/?fbclid=IwAR3vUGHYwlAfU3FCTJAzyeAxTPjGOtb-SkDf2G5NERvTNPwIPpS9P7OGA2k)

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