El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

miércoles, 1 de agosto de 2012

Mujer indigente china salva 30 niños arrojados a la basura



 Lou Xiaoyng, con algunos de los niños rescatados de la muerte

Traducimos el siguiente artículo de su original italiano (http://vaticaninsider.lastampa.it/homepage/inchieste-ed-interviste/dettaglio-articolo/articolo/cina-china-17238/ ), en el que se relata la vida de una mujer indigente china que, debido a su indigencia, se veía obligada a buscar objetos de valor entre los residuos para luego revenderlos y así sobrevivir. Lo sorprendente del caso es que la mujer, ahora de 88 años y próxima a morir, a lo largo de casi cuarenta años, rescató a 30 (treinta) niños que habían sido abandonados y arrojados en medio de los residuos, para dejarlos morir. El siguiente artículo, del periodista Mauro Pianta, de Roma, relata la extraordinaria y heroica labor de esta mujer, a la que muchos consideran una “santa moderna”, una santa de nuestros días. Nos preguntamos cuántos niños morirán, día a día, abandonados en medio de los residuos de una sociedad consumista, sin tener un alma caritativa como Lou Xiaoyng que los salve de una muerte segura e ignominiosa, producto de la no menos ignominiosa miseria económica y moral de un régimen despiadado que no duda en sacrificar millones de niños por la despiadada política del “hijo único”. Constatamos, de esta manera, el increíble desprecio a la vida en los sistemas totalitarios comunistas y ateos (aunque lamentablemente, semejante desprecio se da también en los llamados “países libres”, ya que se asegura el aborto “libre y gratuito”, legislándolo como “derecho humano”). Aquí está la traducción del artículo, y con él nuestro homenaje a Lou por tan heroica labor.

Lou Xiaoyng, 88 años, está por morir. Vivía reciclando residuos. Ha salvado a muchos niños, cuatro los crió ella misma. “Es una santa”.
MAURO PIANTA
ROMA

Para millones de chinos, que solo en estos días han conocido su historia, es ya una “santa moderna”. Lou Xiaoyng, 88 años, está ya condenada a muerte por una gravísima insuficiencia renal. Pero toda su existencia ha sido un verdadero himno a la vida: desde 1972 hasta hace muy pocos años, ha salvado a unos treinta niños abandonados en las veredas de las calles o en los canastos de residuos de la ciudad de Jinhua, provincia oriental del estado de Zheijiang.
Abandonados como resultado de la miseria (económica), pero sobre todo por la política del “hijo único” impuesta por el gobierno chino en el año 1978.
Una política –los datos han sido proporcionados por el mismo gobierno- que solo en el año 2010 ha impedido 400 (¡CUATROCIENTOS!) millones de nacimientos. A pesar de la condena de la comunidad internacional, un sondeo independiente realizado en 2008 mostraba cómo el 76% de la población estaba de acuerdo con este tipo de planificación.
Lou, tal como lo reseña el Daily Mail, ha elegido de modo diverso. Su trabajo consistía en salir a buscar residuos reciclables, es decir, con un cierto valor, para luego ser comercializados y así poder sobrevivir. Y fue allí, entre esos residuos, en donde estaban los niños: recién nacidos que lloraban de modo desgarrador, abandonados por familias pobres o víctimas del adoctrinamiento del régimen. “Esos niños, tan frágiles, tenían necesidad de amor, de cuidados –dice Lou al Daily Mail-. No entiendo realmente cómo sus padres han podido arrojarlos en medio de las inmundicias. Todas las vidas son preciosas”. Cuatro de los niños entraron a formar parte de su familia: ella los crió y los educó junto a su esposo Li Zin, fallecido hace 17 años. Lou tiene además una hija biológica, Zhang Caiying, hoy de 49 años. A todos los otros niños recién nacidos y rescatados, logró ubicarlos entre parientes y amigos.
“Lou es una santa –declaran las personas que la conocen-. Nuestro gobierno debería avergonzarse: ella no tenía ni poder, ni dinero, vivía en una casa modesta, y sin embargo, miren qué maravillosa obra ha logrado hacer…”.
La primera niña recién nacida –cuenta Lou- la he encontrado en el año 1972; si no la hubiéramos sacado del tacho de residuos, habría muerto sin ninguna duda. No saben ustedes cuánta alegría y cuánta esperanza nos ha dado ver crecer a estos niños. Siempre pensaba: si tengo la fuerza de reciclar residuos, ¿cómo puedo negarme a “reciclar” algo muchísimo más importante, como una vida humana?”.

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