El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

sábado, 7 de enero de 2012


Una buena noticia que los abortistas la convierten en pésima noticia: Se puede detectar el Síndrome de Down con un simple análisis




Un grandioso adelanto científico puede ser usado para el bien o para el mal; para preservar y cuidar la vida humana, o para eliminarla; para procurar el nacimiento en las mejores condiciones posibles a un embrión humano con una determinada patología, o simplemente para asesinarlo. La cultura de la muerte invierte el orden y el bien, y consigue sólo confusión, dolor y muerte.
Es lo que sucede con la prueba de diagnóstico llamada MaterniT21, por la cual es posible identificar el Síndrome de Down –con una exactitud del 99, 1%- sin necesidad de realizar pruebas invasivas, con un simple análisis de sangre.
Sin embargo, lo que en una cultura de la vida sería un gran avance científico, y en consecuencia una noticia positiva para los padres, puesto que de esta manera se toman los recaudos necesarios para que el embrión al que se le detectó Síndrome de Down pueda nacer en las mejores condiciones posibles, en una civilización dominada por la cultura de la muerte, el hallazgo científico se convierte en mala noticia, en noticia que presagia muerte y dolor, puesto que, según las encuestas, el 92% de las parejas que reciben un diagnóstico de Síndrome de Down deciden abortar. 
Por lo tanto, esta nueva prueba de diagnóstico no puede ser considerada como un avance o un progreso beneficioso para la humanidad, desde el momento en que colaborará, en manos de médicos inescrupulosos y de padres inconscientes, lo que podemos llamar “eliminación selectiva de embriones que no aprueban el control de calida fetal” exigido por la ideología maltusiana de la cultura de la muerte.
Lamentablemente, muchas madres, presionadas por el malsano ambiente abortista, utilizarán este clamoroso avance científico para abortar.
(adaptado de www.eligelavidanet.blogspot.com)

lunes, 2 de enero de 2012


La cultura de la muerte y sus trágicos errores


“Médicos” abortistas se equivocan y eliminan al niño equivocado


El deseo antihumano y anticristiano de la eugenesia no solo lleva a una madre a perder a sus dos hijos, sino a quedarse, además de con las manos vacías, con un doble dolor, interminable, en el corazón. Sucedió en Australia, en el mes de noviembre de 2011. Al enterarse la madre en cuestión, por medio de un análisis prenatal, que uno de los mellizos que espera padece una malformación congénita del corazón, decide el aborto del niño enfermo y dejar vivo, por supuesto, al sano. Obedientes a una decisión irracional, y desobedientes a su juramento hipocrático, que manda al médico agotar los medios a su alcance para preservar la vida –o, al menos, sostenerla dignamente hasta su término natural-, los médicos inyectan veneno al niño para que muera (un procedimiento similar al usado para la supresión de animales), pero… envenenan al niño equivocado. Es decir, eliminan al niño sano, al tiempo que dejan vivo al que padecía la cardiopatía congénita, el cual murió pocas horas después, al nacer prematuramente y por cesárea.

No es una historia de ficción. Lamentablemente, es una historia real, sucedida en Australia, producto de la “cultura de la muerte”. Quería un hijo “perfecto”, sin defectos, sano, y en cambio se quedó sin nada. O mejor, se quedó con un dolor por partida doble.
Y como corolario del trágico caso, los padres están dispuestos a demandar legalmente a los médicos, y aquí sale a la luz otra aberración dentro de la aberración, porque la causa de la demanda es que “eliminaron al que no debían eliminar”: no hacen la demanda al médico por haber matado a un niño, sino por haber matado al niño “equivocado”, es decir, al que estaba sano. ¡Lo cual quiere confirma la intención de “hacer desaparecer” al niño enfermo!
Por parte de los médicos, el panorama también es desolador, porque se excusan diciendo que fue un “accidente clínico” (sic) (¿¿???); en otras palabras, los médicos no se disculpan por el homicidio de uno de los niños, el niño sano, y por el intento de homicidio (fallido) del niño enfermo: se excusan porque fue un “accidente clínico”. En todo caso, deberían corregir y decir que fue un “accidente cínico”.
De lo que sí estamos seguros, es que nadie demandará a los padres, porque en la cultura de la muerte, está permitido matar a los niños por nacer enfermos o discapacitados. Y si por error se mata a uno sano, es un “daño colateral” permitido y tolerado.
Dos niños menos en el mundo, dos niños-ángeles que adoran a Dios Uno y Trino por la eternidad, e interceden implorando misericordia para quienes en la tierra no tienen piedad.
(adaptado de http://eligelavidanet.blogspot.com)