El cardenal Camillo Ruini, ex presidente del episcopado italiano, ha recordado lo obvio: la Iglesia no puede, no tiene potestad, para bendecir las parejas gays, como pretenden los obispos alemanes.
“Los conflictos que existen lamentablemente desde hace algún tiempo, especialmente en los países de lengua alemana, están llegando a su punto de ruptura”, advierte el cardenal Camillo Ruini, ex presidente de la Conferencia Episcopal Italiana en una entrevista concedida al diario italiano Il Foglio. “Eso se ve en la llamada asamblea sinodal alemana actualmente en curso, que ha indicado claramente sus objetivos: no solo la bendición de las parejas del mismo sexo, sino también el sacerdocio femenino, la abolición del celibato clerical obligatorio y la intercomunión entre católicos y protestantes”.
La gota que puede desbordar ese vaso ha sido el desafío de los alemanes frente a la negativa de Doctrina de la Fe, con refrendo papal, de permitir la bendición eclesial de las uniones homosexuales, algo que no es que la Iglesia no quiera hacer, sino que no puede. “Simplemente, la Iglesia no tiene el poder de bendecir estas uniones”, recuerda el anciano cardenal. “De hecho, solo se puede bendecir lo que es conforme a los diseños de Dios, no lo que le es contrario, como las uniones de personas del mismo sexo”. Que algo tan evidente tenga que aparecer como noticia es bastante revelador.
No se trata de las personas, que siempre pueden recibir la bendición de un sacerdote siguiendo el ejemplo de Cristo y sin discriminación alguna. Pero esta bendición está dirigida “a que se conviertan, no a que se empecinen en su pecado. Dios mismos bendice al pecador para que se deje cambiar por Él, pero no puede bendecir el pecado…. No se trata de algo que la Iglesia haya decidido no hacer, sino algo que la Iglesia no puede hacer”.
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