Para
el Papa, Jesús es el centro de la vida de la familia. ¿De qué manera? Dice el
Papa que la familia experimenta muchos momentos hermosos y que todos esos
momentos hermosos –descansos, almuerzos, salidas juntos, etc.-, son posibles
por la Presencia invisible de Jesús y de su Amor; si Jesús no estuviera
Presente en medio de la familia, uniendo a los integrantes familiares con su
Amor, la familia no podría experimentar toda estas cosas hermosas que
experimenta. Dice así el Papa: “En la vida, la familia experimenta tantos
momentos bellos. El descanso, los almuerzos juntos, las salidas al parque, al
campo, la visita a los abuelos, la visita a una persona enferma, pero si falta
el amor, falta la alegría, la fiesta, y el amor siempre nos los da Jesús. Él es
la fuente inacabable” del amor. ¿Por qué? Por lo que dice la Biblia: "Dios
es Amor" (1 Jn 4, 8) y como Jesús es Dios, Jesús es Amor, y como
Dios es infinito, Jesús es Dios y como es Dios infinito, es Amor Infinito, y
por eso dice el Papa que Jesús es la "fuente inacabable" del amor que
experimenta la familia.
Repasemos
entonces lo que nos dice el Papa Francisco, porque lo que nos dice es algo muy
hermoso: por un lado, nos dice algo que experimentamos de continuo: que la vida
en familia es algo muy hermoso, porque se experimentan grandes alegrías en las
pequeñas cosas, como el descanso, los almuerzos, las salidas al parque, la
visita a los abuelos, o a algún integrante de la familia que esté enfermo.
Pero, por otro lado, el Papa nos está diciendo algo muy, pero muy importante:
que todas estas cosas buenas, se deben a Jesús y a su amor: “el amor siempre
nos lo da Jesús”.
Prestemos
atención a estas palabras: “el amor siempre nos lo da Jesús”.
Ahora bien, como a Jesús y a su Amor –es un “Amor” con mayúsculas, porque es el
Amor de Dios, que es el Espíritu Santo- no los vemos, la de ellos es una
Presencia invisible. Invisible, pero no por ello, menos real y cierta.
Ahora
bien, el Papa nos está hablando de una Presencia real e invisible de Jesús y de
su Amor, en medio de la familia, cuando la familia sale, es decir, hace excursiones,
peregrinaciones, vacaciona, se divierte, o visita algún enfermo.
Nosotros,
en la misma línea del Papa Francisco, que nos dice que experimentamos alegría
cuando salimos, porque esa alegría nos la da el Amor de Jesús, nos podríamos
preguntar: ¿porqué, como familia, en vez de hacer una salida al templo, no hacemos
una salida al templo, el día Domingo, para visitar a Jesús y para recibirlo
sacramentalmente? Allí, Jesús no está invisible, sino visible, en la
Eucaristía, para darnos su Amor, el Amor de su Sagrado Corazón Eucarístico.
Entonces,
de la misma manera a como la familia comparte momentos hermosos, como dice el
Papa Francisco, haciendo excursiones, o saliendo de vacaciones, o descansando,
o haciendo salidas al parque, y de la misma manera a como Jesús, de un modo
misterioso, pero real y cierto, se encuentra invisiblemente Presente con su
Amor, dándonos de ese Amor para que haya alegría y amor entre los miembros de
la familia, así, de la misma manera, y con mayor razón, como miembros de la
familia, debemos asistir, cada Domingo, a la Santa Misa, para ir al encuentro
de Jesús, Presente en la Eucaristía, con su Cuerpo, su Sangre, su Alma, su
Divinidad, y su Amor, para recibirlo en nuestros corazones, individualmente,
para que luego, como grupo familiar, vivamos de este Amor recibido en la
Sagrada Comunión dominical.
Si
Jesús está Presente con su Amor en las actividades mundanas, con mucha mayor
razón y con mucha mayor intensidad, está Presente en el Domingo, en la Santa
Misa, y es allí adonde, como familia, debemos ir a encontrarlo, para buscar su
Amor, el Amor de su Sagrado Corazón Eucarístico.
¡Cuántos
se quejan de depresión, de tristeza, de angustia, de no encontrarle sentido a
la vida, y todo por no venir a recibir el Amor Eterno, Infinito, Inagotable,
Inabarcable, del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, que arde en deseos de
comunicarse a todos y cada uno de nosotros!
¿Saben
qué le sucedió a la niña, la Beata Imelda Lambertini? ¡Murió de amor, luego de
comulgar! Su corazón estaba tan dispuesto para recibir la inmensa cantidad de
Amor que Jesús da en cada comunión eucarística, que no pudo resistir tanto Amor
y tanta alegría murió de Amor (y por eso ella es la Patrona de los niños de
Primera Comunión). Eso mismo nos pasaría a nosotros, si no estuviéramos tan
distraídos al momento de comulgar.
Y
cuando Jesús esté en el centro de la vida de la familia, porque desde la
Eucaristía irradiará el Amor de su Sagrado Corazón Eucarístico, toda la familia
gozará del Amor del Corazón de Jesús, que es el Amor que está contenido en el
Pan Eucarístico, el “Pan Nuestro” que nos da el Padre del cielo, todos los
días. Dice así el Papa Francisco: “En el Padrenuestro decimos: 'Danos hoy
nuestro pan de cada día”. El matrimonio puede aprender a rezar así: 'Danos hoy
nuestro amor de cada día”. Y el Amor con el que se nutre el matrimonio y la
familia cada Domingo –y que dura toda la semana, hasta el Domingo que viene- es
el Amor que está contenido en el Pan Eucarístico, el Pan que el Padre del cielo
nos hace caer, desde el cielo, hasta el altar eucarístico, todos los Domingos,
la Eucaristía. Para el Papa, entonces, el centro de la familia es Jesús y como
Jesús está en la Eucaristía, el centro de la familia, es la Eucaristía. En cada
Eucaristía, Jesús, está latiendo con todo el Amor de su Sagrado Corazón
Eucarístico, listo para donarlo a todos y cada uno de los integrantes de la
familia. ¡Vayamos a buscarlo cada Domingo, para alimentarlos con el Amor de su
Sagrado Corazón, para que Jesús sea, como dice el Papa Francisco, el centro de
nuestras familias!
Propósito:
asistir a la Misa Dominical para recibir en estado de gracia a Jesús
Eucaristía, para que el Amor del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús sea el
centro de nuestras familias.
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