El arzobispo emérito de Filadelfia, Charles Chaput, explicó las razones por las cuales el candidato a la presidencia de Estados Unidos, Joe Biden, no debe recibir la Eucaristía.
(Aciprensa/InfoVaticana)- “Cuando los obispos públicamente anuncian su voluntad de darle la Comunión al Sr. Biden, sin enseñar claramente la gravedad de que él facilite el mal del aborto (y su aprobación de relaciones del mismo sexo) hacen una grave falta al servicio debido a sus hermanos obispos y su pueblo”, escribió el prelado en un artículo publicado en First Things.
Aunque Chaput no lo mencione, hace pocos días el arzobispo de Washington, el cardenal Wilton Gregory, dijo en una entrevista que no le negará la comunión a Biden.
Chaput dijo que con sus acciones “el Sr. Biden ha demostrado que no está en plena comunión con la Iglesia Católica. En su defensa, sí ha defendido muchas cosas y asuntos que sirven al bien común”. “Sin embargo, muchas de sus acciones y palabras también han apoyado o allanado el camino para graves males morales en nuestra vida pública que han resultado en la destrucción de millones de vidas inocentes”, continuó. “El Sr. Biden ha dicho que seguirá avanzando esas mismas políticas como presidente, y por lo tanto no debe recibir la Santa Comunión”, precisó el arzobispo emérito de Filadelfia.
En su explicación, Chaput recordó que hubo una tensión similar entre los obispos en 2004 cuando el debate estaba en si darle la comunión o no a otro católico y demócrata, John Kerry, que también sostenía algunas posturas contrarias a la Iglesia.
En esa oportunidad, el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger, envió al ex cardenal Theodore McCarrick un memorándum que respondía la pregunta sobre los principios generales para la recepción de la Comunión. Chaput citó dos puntos del memorándum que sigue en vigor.
El punto 5 señala que “respecto del grave pecado del aborto o la eutanasia, cuando la cooperación formal de una persona es manifiesta (entendida, en el caso de un político católico, como hacer campaña y votar sistemáticamente por leyes permisivas de aborto y eutanasia), su párroco debería reunirse con él, instruirlo respecto de las enseñanzas de la Iglesia, informándole que no debe presentarse a la Sagrada Comunión hasta que lleve a término la situación objetiva de pecado, y advirtiéndole que de otra manera se le negará la Eucaristía”.
El punto 6 establece que “cuando ‘estas medidas preventivas no han tenido su efecto o cuando no han sido posibles’, y la persona en cuestión, con obstinada persistencia, aún se presenta a recibir la Sagrada Comunión, ‘el ministro de la Sagrada Comunión debe rechazar distribuirla’ (cf. Declaración del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos ‘Sagrada Comunión y Divorcio, Católicos vueltos a casar civilmente’ [2002], números 3-4). Esta decisión, propiamente hablando, no es una sanción o una pena. Tampoco es que el ministro de la Sagrada Comunión está realizando un juicio sobre la culpa subjetiva de la persona, sino que está reaccionando a la indignidad pública de la persona para recibir la Sagrada Comunión debido a una situación objetiva de pecado”.
En su artículo de hoy, el prelado emérito explica que “las implicaciones para el momento actual son claras. Las figuras públicas que se identifican como ‘católicas’ generan escándalo entre los fieles cuando reciben la Comunión pues dan la impresión de que la ley moral de la Iglesia es opcional”.
“Y los obispos generan un escándalo similar al no hablar públicamente del asunto y el peligro del sacrilegio” que comete quien comulga y defiende públicamente prácticas o posturas contrarias a la Iglesia como el aborto. El escándalo generado por los prelados, continúa Chaput, se extiende “a sus hermanos obispos, sacerdotes y los muchos católicos que luchan por ser fieles a la enseñanza de la Iglesia”.
Si bien cada obispo dirige a su parecer su diócesis, dentro de la enseñanza de la Iglesia, Chaput dijo que la intención expresada por Biden de seguir promoviendo políticas pro aborto “exige una fuerte y consistente respuesta de los líderes de la Iglesia y los fieles”. “Este no es un asunto ‘político’, y quienes lo describen así son ignorantes o adrede quieren confundir con el tema”, señaló el arzobispo.
Chaput indicó que cada obispo debe dialogar en privado “estos asuntos morales vitales y el efecto destructivo que significa recibir la Comunión inmerecidamente, con estas figuras públicas que actúan contrariamente a las enseñanzas de la Iglesia”. “Este es un asunto de la única responsabilidad de los obispos ante el Señor por la integridad de los sacramentos. Además, también está el acuciante asunto de la preocupación pastoral por la salvación de un hombre”, resaltó.
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