Zhu Yu, el caníbal.
No presentaríamos esta noticia, por dos motivos: por ser relativamente antigua -data del 2003- y porque es tan horriblemente abominable, que nos resistiríamos a creer que fuera verdad, de no mediar la seriedad del diario El Mundo (en su edición digital), que es el que la reporta por primera vez. Creíamos al principio que se trataba de una puesta en escena con el fin de llamar la atención y que los bebés que este despreciable sujeto mastica en la foto eran de plástico pero, lamentablemente, estábamos equivocados. Según informa el portal español, se trata de un caníbal que DEVORA NIÑOS ABORTADOS (literalmente), con el pretexto de que eso es "arte". No tenemos palabras para expresar tan espantosa realidad...
Sin límites. El artista Yu Ji pasó 24 horas en una caja de cristal llena de pollos vivos, Yuan Cai y Jian Ji Xi se pasearon por Londres totalmente desnudos con un osito de peluche y Zhu Yu lleva dos años repitiendo un espectáculo de canibalismo en el que supuestamente se come el cuerpo de un bebé muerto. Es lo que en China se conoce como «arte extremo», la última forma de expresión radical para una nueva generación de creadores que han surgido de la sombra de la censura comunista con el lema de «No hay límites».
Zhu Yu, que el pasado jueves se estrenó en el Canal 4 británico con su espectáculo antropófago, es quizá el que más lejos ha llevado la nueva tendencia artística llegada del Imperio del Centro. Natural de Shanghai, este artista de 32 años se dio a conocer en la tercera edición de la bienal de Shanghai en 2000, cuando dejó boquiabiertos a organizadores y visitantes al preparar, con mantel y cubiertos, un banquete en el que se comió el feto que previamente había cocinado a la parrilla.
«Ninguna religión prohíbe el canibalismo. Ninguna ley dice que no se pueda comer carne humana. He aprovechado ese espacio vacío entre la moral y la legalidad para desarrollar mi trabajo», asegura el protagonista del escandaloso espectáculo.
Las fotografías de la exhibición de Zhu Yu en Shanghai -ahora repetida en el Reino Unido- han recorrido las entrañas de Internet durante los últimos dos años y en ellas se le puede ver devorando, parte a parte, un feto de seis meses procedente de un aborto.«Sé que hay gente que no cree que el bebé sea real, pero lo es.Me lo llevé de un colegio médico», asegura Zhu cuando se pone en duda la veracidad de su espectáculo.
El excéntrico autor asegura que la ingestión de la carne de feto le supo mal, le provocó náuseas e incluso le hizo vomitar varias veces durante la función sensacionalista, pero que siguió hasta el final para demostrar «el significado de la vida y la muerte».El espectáculo incluía una segunda parte bautizada como «cerebro humano enlatado» en la que Zhu Yu introducía sesos humanos en recipientes para mermelada.
El Gobierno chino, indignado con la imagen que algunos de sus artistas dan del país, ha prohibido los trabajos artísticos sangrientos, eróticos o violentos. El Ministerio de Cultura ha amenazado con penas de tres años de cárcel a los transgresores, una condena que se podría ampliar a 10 años en el caso de quienes utilicen animales o humanos -vivos o muertos-. «Estos trabajos amenazan la salud mental y física del público», sentencia una nota emitida por el Gobierno.
La primera consecuencia negativa de las actuaciones de Zhu Yu ha sido la propagación en medio mundo del falso rumor que asegura que el canibalismo de bebés muertos es una práctica habitual en Taiwan y China, y que los fetos se pueden conseguir en el mercado negro por entre 60 y 70 euros. En marzo de 2001, una revista sensacionalista de Malasia llegó a asegurar que en algunos restaurantes de Taipei se servía habitualmente carne de bebés muertos.
Con sus trabajos vetados en casa, Zhu Yu planea recorrer el mundo y presentar su obra allí donde lo acepten para «abrir la mente de la gente». París y Berlín ya han organizado otras exposiciones del nuevo arte contemporáneo radical chino, y nuevos exponentes del llamado shock art están surgiendo cada poco tiempo en lo que se ha convertido en una competición particular por ver quién logra presentar la creación más escandalosa.
Mientras, un grupo de artistas tradicionales chinos ha alzado su voz contra lo que consideran «una vergüenza nacional» que no se puede llamar arte.
La aparición del arte extremo chino probablemente tiene mucho que ver con la propia Historia del país. La llegada de la revolución comunista no fue una buena noticia para el arte en China. Los Guardias Rojos de Mao destrozaron todo lo que pudieron durante la Revolución Cultural (1966-1976). Músicos, escultores y pintores fueron apaleados, encerrados e incluso ejecutados. Así, el legado artístico del milenario país quedó maltrecho sin remedio y la sensibilidad cultural china fue seriamente dañada.
Más de dos décadas de apertura económica han dejado atrás los malos tiempos y, aunque la mayoría de los artistas ha aprovechado la nueva primavera para recuperar el arte de antaño, algunos han escogido para salir del anonimato formas mucho más extravagantes.
Waldemar Januszczak, el presentador del programa de televisión de la cadena británica Canal 4, que ofreció en directo el espectáculo de Zhu Yu, es de los que creen que hay que darle una oportunidad a los nuevos valores chinos para que expresen lo que no pueden decir en su propio país. «Merece la pena tratar de entender por qué China está produciendo el más escandaloso y oscuro arte del mundo», ha dicho el crítico de arte del periódico The Sunday Times.
Zhu Yu, de 32 años, es un artista chino cuya provocadora obra consiste en comer niños muertos. / El jueves un programa británico emitía un documental en el que aparecía Zhu practicando el canibalismo infantil. / Asegura que robó los cadáveres de una escuela de medicina y que vomitó tras ingerir la carne. / Su móvil: «Lo hice por amor al arte»
(Fuente: http://www.elmundo.es/cronica/2003/377/1041933831.html) |