Cuando se habla de
Aún cuando el deseo de un hijo sea absolutamente lícito, no es determinante a la hora de establecer la licitud moral de
Si no valen los argumentos afectivos, ¿qué argumentos damos para rechazar
El primer argumento es de otro orden, y se refiere al embrión: puesto que en
Este punto es decisivo, porque si sostenemos –como es en la realidad- que el embrión humano es una persona humana, o sea, un individuo perteneciente a la especie humana, y como tal, compuesto de alma y de cuerpo –su cuerpo está constituido, en este período del desarrollo, por la célula resultante de la unión de los gametos masculino y femenino, el cigoto-, entonces, a este embrión, le corresponden todos los derechos inherentes a todo ser humano por el solo hecho de ser un individuo humano, es decir, individuo dotado de inteligencia y de un alma espiritual, unida indisolublemente a un cuerpo.
¿Y cuál es este derecho inalienable de todo ser humano? ¡El derecho a la vida!
El primer derecho del embrión –concebido naturalmente, en la relación matrimonial, o artificialmente, por
Y es esto lo que no se respeta en
¿Qué diferencia hay, entonces, entre eliminar un niño y un embrión? La única diferencia es la palabra: en un caso se llama “infanticidio”, y en el otro, podríamos decir: “embrionicidio”. Y es así como debería llamarse
Hay otras gravísimas objeciones, además de esta, la de la eliminación del embrión, para oponerse frontalmente a
Esto último atenta contra la santidad del matrimonio –las únicas relaciones sexuales que no ofenden la santidad divina son las matrimoniales, de modo casto, es decir, cumpliendo los fines unitivos y procreativos de la sexualidad humana- y contra otro derecho del niño por nacer, que es el de ser concebido por amor, porque por su dignidad intrínseca, merece nacer como fruto del amor esponsal, y no como producto de un deseo irrefrenado de “tener un hijo a cualquier costo”.
Éstas son las principales razones, resumidas en breve espacio, por las cuales rechazamos
Y si alguien desea ese regalo divino que significa un hijo, y no puede, por las circunstancias que sean, concebirlo naturalmente, que recurra a la adopción, y su expectativa no será defraudada.