Se trata de una noticia agridulce: por un lado, la obligación de anestesiar a niños que están por ser asesinados, es un alivio, porque no sentirán dolor; por otro lado, el saber que se practica un aborto, aún con el niño anestesiado, no deja de provocarnos un dolor que nos exprime el corazón...
“En Estados Unidos por suerte existe aún quien considera el aborto una verdadera y propia condena a muerte. Y, puesto que, ya la pena capital se suministra con un sedante –por un sentido de pietashacia el condenado, aunque sea culpable-, no se ve el porqué no se debería usar la misma atención también en relación con un bebé inocente en la panza de la madre” (Notizia pro-vita, 1º abril).
En este contexto, Utah es el primer estado de los Estados Unidos en aprobar una ley que obliga a anestesiar a los bebés asesinados con el aborto tras la vigésima semana.
Anteriormente, a las mujeres se les daba la posibilidad de escoger si someterse a la anestesia o no (Terra, 29 marzo).
El gobernador de Utah, Gary Herbert, provida, firmó el 28 de marzo una nueva ley que exige que las clínicas abortivas anestesien a los bebés víctimas del aborto tardío antes de que sean abortados.
Se trata del primer estado estadounidense en exigir que los médicos realicen una anestesia de este tipo.
La ley “le eliminará o aliviará el dolor orgánico al bebé no nacido”, e incluye la elección en el caso en que esté en riesgo la vida de la madre o si el niño no sobreviviera fuera del útero.
“El gobernador es fuertemente provida” y cree en el “minimizar cualquier dolor que pueda provocársele a un bebé no nacido”, afirmó su portavoz en una declaración (LifeNews, 29 marzo).
20 semanas es el periodo en el que según la mayor parte de las pruebas científicas los bebés no nacidos pueden sentir un intenso dolor, aunque algunas investigaciones indican que esto puede suceder también antes.
Ya en la semana 18, de hecho, un bebé en el vientre materno pinchado con una aguja libera hormonas de estrés, como los adultos cuando sienten dolor.
Los niveles de hormonas en esos bebés disminuyen cuando son suministradas sustancias para aliviar el dolor.
¿Primer paso hacia la abolición del aborto?
El senador de Utah Curt Bramble, que ha promovido la medida, afirmó que Utah protege a los condenados a muerte y a los animales de una muerte dolorosa y debería, por lo tanto, hacer lo mismo con los bebés que son abortados.
Anteriormente, Bramble había afirmado que si hubiera sido por él habría erradicado completamente el aborto, pero que esta medida es un paso en esa dirección.
“De la santidad de la vida, de la defensa de quien no tiene voz, es precisamente de lo que habla esta medida”, declaró. “Pienso que está claro el mensaje de que el aborto es una abominación”.
“Cada año en los Estados Unidos se realizan más de 18.000 abortos” muy tardíos” sobre bebés perfectamente sanos.
Pareceres discordantes
Las posiciones sobre la medida están divididas, incluso entre los provida, algunos de los cuales consideran que volver el aborto más “humano” y “aceptable” hace perder de vista la cuestión principal, puesto que un homicidio sin dolor tiene de todas formas como consecuencia la muerte, mientras que otros provida sostienen que mientras que el aborto sea legal al niño se le debería ahorrar un dolor innecesario.
En cuanto al cuerpo sanitario, muchos médicos en Utah y el resto del país temen que la medida pueda aumentar los riesgos para la salud de las mujeres, al suministrarles una fuerte de sedación innecesaria (CBS, 28 marzo).
David Turok, del departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Utah, afirmó que la medida se podría aplicar también a las mujeres que han llegado al término de su embarazo y a las que se les introduce en el trabajo de parto o que tienen un problema como la preclampsia, haciendo más seguro el nacimiento del bebé anticipadamente.
Estos procedimientos, observó, podrían ahora requerir anestesia, pero “no suministran nunca estos fármacos si no es necesario”.
Planned Parenthood Utah se opuso a la ley, sosteniendo que introduciría una opinión política en una “decisión médica privada de la mujer” y poniendo en discusión las sólidas pruebas del hecho que los bebés sientan dolor en esa fase.
La doctora Anne Davis, directora médica de Physician for Reproductive Health, afirmó por su parte, que cree que ningún médico dotado de ética suministrará fuertes fármacos a una paciente si pueden dañar su salud.
“Imagina que yo me siente con una paciente y le diga lo que le espera y cómo la cuidaré y de repente le diga: ‘Oh, a propósito, el estado me ha dicho que debo darle esto’, ella pregunta: ‘¿qué es?’, y yo le diga: ‘No hay beneficios para usted, pero sí mayores riesgos’”(CNN, 29 marzo).
“¿Cómo puedo convivir con este médico? Esta ley se refiere al hecho de poner fin al aborto”, añadió Davis. “Es una medida más para impedir a las mujeres abortar”.
Para Elizabeth Nash, analista político del Guttmacher Insitute, entidad sin fin de lucro que apoya el derecho al aborto, la ley de Utah podría implicar un edicto de facto de los abortos en la semana 20 o más, porque ningún médico administrará anestesia a una paciente que no tenga necesidad.
“Una política sanitaria justa se basa en hechos científicos y medicina basada en pruebas”, observó el doctor Hal C. Lawrence, vicepresidente ejecutivo y director ejecutivo del Guttmacher Institute.
“La toma de decisiones de las mujeres y sus médicos no deberían susituirse por la ideología política”.
El portavoz del Departamento de Salud de Utah, Tom Hudachko, afirmó de cualquier manera que no existe una nota fiscal vinculada a la medida, y que el departamento no dispone actualmente de financiación para pagar las anestesias.
(http://es.aleteia.org/2016/05/11/utah-obliga-a-anestesiar-a-fetos-antes-de-ser-abortados/)