El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

martes, 13 de marzo de 2012

¡Felicitaciones, Señores jueces de la Corte Suprema! ¡Esto es lo que aprobaron!



Alevoso avance de la cultura de la muerte en Argentina
         Con profundo pesar nos hemos anoticiado, en el día de hoy, de un lamentable fallo de la Corte Suprema de Justicia de la Nación: se autoriza por ley a asesinar a un niño recién nacido.  La infame y triste noticia, publicada hoy, dice así: “El máximo tribunal resolvió por votación unánime de sus ministros avalarla sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Chubut que permitió interrumpir el embarazo a una adolescente de 15 años que fue abusada por su padrastro” (cfr. http://www.infobae.com/notas/636809-Historico-la-Corte-fallo-a-favor-del-aborto-en-los-casos-de-violacion.html).
Luego, la noticia precisa todavía más el “logro” de la Corte: “De ese modo, confirmó que cualquier mujer, y no sólo aquellas con discapacidad mental, tienen el derecho a terminar con una gestación fruto de una violación”.
         En otras palabras, si se produjera el penoso hecho de una violación, los jueces de nuestra Nación dictaminan, en una muestra de lucidez inigualable, ¡asesinar al niño producto de la violación! ¿Qué clase de “justicia” es esta? ¿Pretender “corregir” un hecho de violencia provocando un hecho de máxima violencia como es el de eliminar la vida de un inocente niño que todavía no nació? ¿Adónde estudiaron leyes, señores jueces? Todavía más, ¿adónde estudiaron lógica?
         Y para colmo de males, hay algo en todo esto que ratifica que vivimos en el “mundo al revés”, en donde a la muerte se le da más derecho que a la vida (aborto) y en donde al suicidio asistido se le llama “derecho humano” (eutanasia).
         Precisamente, hablando de “derechos humanos”, el caso aprobado fue analizado por la Secretaría de Derechos Humanos de la Corte Suprema de la Nación.
Y aquí nos nace un interrogante, ¿cómo puede ser que una Secretaría de Derechos Humanos no tutele el primer y más elemental “derecho humano” de todo ser humano, que es el “derecho a vivir”?
Para evitar la paradoja, proponemos una de dos alternativas: o la mencionada Secretaría deja de llamarse “de Derechos Humanos”, porque es evidente que no los tutela, o bien se llama de otra manera, por ejemplo, “Secretaría de Derecho a Morir del Recién Nacido”.
Lamentables propuestas de un lamentable estado de cosas.
         Como decíamos al principio, es un triste día, uno más entre tantos últimamente, en donde constatamos cómo, paso a paso, la cultura de la muerte va sentando sus anti-valores en nuestro país.


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