El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

jueves, 12 de septiembre de 2013

Francisco: «La familia es el fundamento de la sociedad»


Familia
FAMILIA

El mensaje del Papa a los católicos italianos, reunidos en Turín en ocasión de la 47a semana social


LUCA ROLANDI
ROMA

El Pontífice recordó al principio de su reflexión al fundador de la iniciativa, Giuseppe Toniolo, beato desde el 28 de abril de 2012 y que en 1907 dio vida a esta larga historia de testimonios y acción cristiana.


«La figura del Beato Toniolo forma parte de ese luminoso grupo de católicos laicos que, a pesar de las dificultades de su tiempo, quisieron y supieron, con la ayuda de Dios, recorrer vías proficuas para trabajar en la búsqueda y en la construcción del bien común». El economista y sociólogo italiano Toniolo fue el precursor, en compañía de otros hombres y mujeres de fe, del gran evento de la Iglesia católica del siglo XX. De hecho, prosigue el Papa, «Con sus vidas y su pensamiento, ellos pusieron en práctica lo que el Concilio Vaticano II después enseñó con respecto a la vocación y la misión de los laicos (cfr Cost. dogm. Lumen gentium, 31); y su ejemplo constituye una animación siempre válida para que los católicos de hoy busquen, a su vez, vías eficaces para la misma finalidad, a la luz del más reciente magisterio de la Iglesia (Enciclica, Deus caritas est, 28)».


El ejemplo de santidad se funde con la tradición de caridad de la iglesia turinesa que alberga la actual edición de esta semana: «Turín, efectivamente, es una ciudad emblemática para todo el camino histórico-social de Italia, y lo es de una forma particular la presencia de la Iglesia dentro de este camino. En Turín actuaron en los siglos XIX y XX numerosos hombres y mujeres, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, algunos de ellos Santos y Beatos, que ofrecieron su testimonio con la vida y trabajaron eficazmente con las obras al servicio de los jóvenes, de las familias, de los más pobres».


Las Semanas Sociales de lso católicos italianos, a lo largo del tiempo, han sido y son providenciales y preciosas. Se proponen como iniciativa cultural y eclesial de alto perfil, capaz de afrontar (y, de ser posible, anticipar) las interrogantes y los desafíos a veces radicales que plantea la evolución de la sociedad.


Expresando su aprecio por el tema de la Semana Social (“La Familia, esperanza y futuro para la sociedad italiana”), Francisco invita a la comunidad cristiana a vivir a la luz de la fe, de la esperanza y de la caridad, para promover el mayor bien común posible.


El Pontífice afirma sobre la familia que, «sobre todo como Iglesia, ofrecemos una concepción de la familia, que es la del Libro del Génesis, de la unidad en la diferencia entre hombre y mujer, y de su fecundidad. En esta realidad, además, reconocemos un bien para todos, la primera sociedad natural, como indica incluso la Constitución de la República Italiana».


«La familia entendida de esta manera –prosigue el mensaje del Papa– sigue siendo el principal sujeto constructor de la sociedad y de una economía a medida del hombre, y, como tal, merece ser sostenida en los hechos. Las consecuencias, positivas o negativas, de las decisiones de carácter cultural, sobre todo, y político relacionadas con la familia influyen en diferentes ámbitos de la vida de una sociedad y de un país: desde el problema demográfico (que es grave en todo el continente europeo y particularmente en Italia) hasta las demás cuestiones relacionadas con el trabajo y la economía en general, al crecimiento de los hijos, hasta las que tienen que ver con la misma visión antropológica que es la base de nuestra civilización (Enciclica Caritas in veritate, 44)».


«No podemos ignorar el sufrimiento de muchas familias, debido a la falta de trabajo, al problema de la casa, a la imposibilidad práctica de poner en práctica libremente las propias elecciones educativas, el sufrimiento debido a los conflictos dentro de las mismas familias, a los fracasos de la experiencia conyugal y familiar, a la violencia que desgraciadamente se anida y provoca graves daños dentro de nuestras casas».



Para concluir, el Pontífice expresa su cercanía a todos, «con respeto y con verdadero sentido de fraternidad y solidaridad. Pero queremos, sobre todo, recordar el testimonio simple, pero hermoso y valiente, de muchísimas familias que viven la experiencia del matrimonio y del ser padres con alegría, iluminados y sostenidos por la gracia del Señor, sin temor de afrontar incluso los momentos de la Cruz, que, vivida en unión con la del Señor, no impide el camino del amor, sino que lo puede volver mucho más fuerte y completo».

Al final, dirigiéndose a todos los participantes, Papa Francisco imparte la bendición apostólica.

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