¿Cómo introducir el aborto en un país mayoritariamente católico y cuyo ordenamiento salvaguarda teóricamente los derechos del nasciturus? Usando perversamente las palabras del Papa como caballo de Troya.
Una organización abortista brasileña, filial de la multinacional Planned Parenthood, ha lanzado en las redes sociales una singular campaña que convierte al Papa Francisco en aliado en su lucha en favor del asesinato de bebés en gestación, al ponerlo como ejemplo para convertir el aborto en “un crimen sin pena”.
Una imagen del Pontífice sonriendo acompañada de la frase “mujeres que abortan: ellas son millares en Brasil; todas perdonadas por el Papa Francisco”, está siendo intensamente divulgada en facebook, twitter y en grupos de whatsapp desde finales de noviembre.
La frase induce a pensar que el Santo Padre ha modificado la doctrina y disciplina de Iglesia referente al aborto o que ha brindado algún tipo de perdón automático a quien ha practicado o practica abortos.
La frase es falsa. Es una evidente manipulación del numeral 12 de la carta apostólica Misericordia et misera, publicada el pasado 20 de noviembre, en la que el Papa extiende por tiempo indefinido la facultad que había concedido temporalmente a los sacerdotes de perdonar en confesión el pecado del aborto.
En la Iglesia Católica el aborto causa excomunión inmediata y el penitente, arrepentido y recurriendo al sacramento de la confesión, sólo podía ser perdonado por un obispo. Ahora, para que “ningún obstáculo se interponga entre la petición de reconciliación y el perdón de Dios” cualquier sacerdote podrá absolver a quien este arrepentido.
Podría pensarse que la campaña brasileña no es sino un lamentable equivoco, que es común, por ejemplo, en una prensa inculta al momento de divulgar noticias de la Iglesia.
Sin embargo, junto con al “banner” se ha divulgado un artículo de la antropóloga Débora Diniz titulado “El Papa Francisco y el perdón del aborto”.
Originalmente publicado en el periódico digital Huffington Post, el texto, aunque breve, está plagado de mentiras y errores de bulto. Inicia declarando taxativamente que “no hay más excomunión para la mujer que aborta, hay perdón, dijo el Papa Francisco”.
La autora considera que a partir de ahora, en obediencia al Pontífice, los cristianos no deberán “amenazar a la mujer con las penas del infierno” ni con la expulsión de la Iglesia Católica, y que los confesores deberán “abstenerse de castigar”, dispensando un “un perdón incondicional”.
Argumenta Débora Diniz que “el sufrimiento del aborto es resultado de la clandestinidad”, y no de la culpa por haber asesinado a un hijo
Indica que “el sufrimiento del aborto es resultado de la clandestinidad”, y no de la culpa por haber asesinado al propio hijo en el vientre, y subraya “es preciso que todas ellas lo sepan: el pecado del aborto ahora es perdonable”.
Y transmite un mensaje claro: “aborta, antes no podías ser perdonada y ahora sí, el Papa te comprende”.
En el texto se afirma que para el Código de Derecho Canónico — que es definido como un conjunto de reglas que orientan la práctica religiosa de los católicos-, el aborto es una falta sin perdón que ha sido ahora ser perdonado por un gesto “simple, justo y generoso” del Papa.
Este gesto, concluye, es un ejemplo a ser seguido por legisladores y jueces: “son millones de mujeres las que podrán acudir al confesionario y recibir el perdón, el próximo paso es que nuestro ordenamiento legal se inspire en el Papa Francisco y también haga del aborto un crimen sin pena”.
Los errores son crasos y difícilmente puede pensarse que no haya mala fe al afirmar que hasta ahora el aborto era una “falta sin perdón” en la Iglesia. Quien escribe, Débora Diniz, es una persona con instrucción académica superior, con doctorados, formada en una familia cristiana, activista y líder feminista.
La autora omite que en la carta Misericordia et misera el Papa dice que “el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”
La autora omite intencionalmente que en el mismo numeral del documento pontificio comentado en el artículo Francisco también dice “quiero enfatizar con todas mis fuerzas que el aborto es un pecado grave, porque pone fin a una vida humana inocente”.
La organización que divulga todas estas mentiras no es cualquier grupo amateur. Se trata de ANIS — Instituto de Bioética, organización que recibe jugosos recursos de las fundaciones Ford y MacArthur y es una de los tres representantes institucionales de Planned Parenthood en Brasil.
ANIS, que articula de forma sistemática en el país las agendas abortista y de Género, logró que en 2012 el aborto en caso de anencefalia diagnosticada en el bebé en gestación fuera discutido y despenalizado en el Supremo Tribunal de Justicia.
Ahora, es una de las tres situaciones en las que el crimen del aborto no es penalizado (las otras dos son cuando hay riesgo para la vida de la madre y cuando hubo violación) en un ordenamiento jurídico como el brasileño que reconoce el derecho a la vida y salvaguarda los derechos del nasciturus.
Recientemente ANIS ha intentado recorrer un camino similar para aprobar el aborto para mujeres que estén infectadas por el virus del Zika, independientemente de que el bebé este sano o tenga malformaciones.
“Aquí la cuestión no es el feto. La mujer puede tener zika, pero no presentar ninguna alteración en el feto. El problema es la presión psicológica que sufre. Obligarla a mantener el embarazo en esta situación es una violencia, es semejante a ser sometida a una violación o a un largo periodo de tortura”, explica Débora Diniz.
Los hechos demuestan que querían instrumentalizar al pontífice para que se legalice el aborto libre
Si la el Supremo respalda la petición de ANIS, impetrada a través de la Asociación Nacional de Defensores Públicos, el aborto podrá ser practicado en Brasil en cualquier mes de la gestación cuando cualquier mujer argumente que está padeciendo sufrimiento psicológico intenso.
En esto contexto se lanzó la campaña del “Francisco abortista”. No por casualidad se difundió una semana antes de que el Supremo abordara la petición de ANIS sobre el “aborto-zika”. Por eso pide que “el ordenamiento legal se inspire en el Papa Francisco y también haga del aborto un crimen sin pena”.
El juicio, que se realizaría el 7 de diciembre pasado, fue aplazado y no tiene fecha definida aún. La ministra Carmen Lucia Antunes Rocha, presidente del Supremo, manifestó estar sorprendida con la reacción “grande y un poco inesperada” de la población que se movilizó para manifestar su rechazo al aborto en casos de Zika.
Al parecer la campaña abortista que manipula las palabras y gestos del Papa Francisco, como dicen los brasileños, “não colou” (“no coló”).
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