El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

lunes, 24 de septiembre de 2012

Benedicto XVI a los políticos: «Un juicio inexorable espera a los que están arriba»


Las palabras que dan título a esta entrada fueron pronunciadas por el Papa durante una reciente audiencia concedida a los participantes del Encuentro Internacional Demócrata-Cristiano.
Benedicto XVI afirmó que un político cristiano 
debe comprometerse particularmente en el «respeto 
a la vida en todas sus fases, con el consiguiente 
rechazo del aborto provocado y de toda práctica 
eugenésica», así como en la defensa del matrimonio
entendido como «la unión indisoluble entre un hombre y una mujer».

Escuchando las palabras del Papa se encontraban 
muchos políticos que se llaman a sí mismos cristianos 
como Pier Ferdinando Casini, líder del partido italiano Unión del Centro (Udc), y los primeros ministros de Irlanda, Enda Kenny, Grecia, Antonis Samaras, y Albania, Sali Berisha. 

Por lo tanto, según el Santo Padre, no basta que un político 
se diga a sí mismo "cristiano" y busque figurar 
en los medios de comunicación como tal. El político cristiano 
debe ser coherente con su fe, y obrar en la vida pública 
para que los Mandamientos de Dios sean conocidos, 
amados y respetados por la sociedad civil a la que él, 
por mandato soberano y popular, representa.
En este sentido, si un político "cristiano" apoya leyes 
anti-cristianas contrarias a la vida humana, 
como el aborto o la eutanasia, o leyes que atenten 
contra la noción tradicional de varón, mujer, familia, 
matrimonio, está actuando de modo contrario a lo que 
se espera de él, y recibirá, de parte de la sociedad que lo votó, 
una advertencia, pues no volverá a ser votado por quienes 
amen y defiendan la vida humana y los valores cristianos.
Pero ante todo, como dice el Santo Padre, los políticos 
que actúen en contra de la Ley divina recibirán 
"un juicio inexorable" de parte de Dios cuando, 
el día de su muerte, se presenten ante el trono de Dios, 
para recibir el juicio particular.
(adaptado de eligelavidanet.blogspot.com)


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