Ya no queda duda alguna de que China hoy se ha convertido en el centro del mundo por los motivos queridos, y los no tan deseados. Se ha transformado en una potencia imparable gracias a su apertura económica al mundo, acelerada en el año 2001 cuando finalmente es aceptada como miembro de la OMC (Organización Mundial de Comercio).
Con el aval de Occidente, y muy especialmente de Estados Unidos, China se convirtió en la fábrica del mundo, ya no solo de juguetes baratos, sino de medicamentos y alta tecnología. Hoy el mundo entero depende en gran medida de su producción, hasta en lo que hace a insumos relacionados con la salud. Una parte mayoritaria de los productos que consumimos tienen la leyenda ¨hecho en China¨.
Estados Unidos, fuerte colaborador en el proceso de desarrollo chino, es quien hoy quiere poner freno a su avance, aunque ya sea demasiado tarde. O bien por ingenuidad o por mal diagnóstico, el Gobierno americano creó una vez más el monstruo con el que hoy se enfrenta en esta nueva suerte de Guerra Fría.
China se desarrolló pero nunca se democratizó, lo que era el sueño americano. Dado su estatus que hoy lo ubica como amenaza y más fuerte rival de Estados Unidos, es que el presidente Trump le declara la guerra comercial a comienzos del año 2018. ¿Por qué digo demasiado tarde? Porque la influencia de China hoy a nivel mundial, su incidencia en la producción y dependencia comercial de los demás países difícilmente tengan vuelta atrás. El mejor ejemplo lo tenemos con el director general de la OMS (Organización Mundial de la Salud), el biólogo y político etíope, Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien pareciera ser más un vocero de Xi Jinping, cuidando dejar bien parado al país que tiene gran responsabilidad en todo esto, y creando más confusión que certezas a un ritmo lento.
En las últimas dos décadas, mientras Estados Unidos focalizaba su atención en la guerra contra el terrorismo y Medio Oriente; China sigilosamente avanzaba en áreas geopolíticas estratégicas (Mar de China, África y América Latina). También, más recientemente, se concentró en poner a sus nacionales en puestos de poder en organismos multilaterales. Una manera más de ejercer influencias que da el poder de una billetera abultada ,sin control alguno.
En China deciden sólo 13 hombres que conforman el Comité Comunista, y pero hoy mayormente decide su presidente que ha concentrado gran poder. El objetivo final, la llamada maratón de los 100 años. Xi Jinping tiene un gran sueño, transformarse en potencia hegemónica mundial en el año 2049 y así festejar, el centenario de la creación de la República Popular China como Mao lo merece. Con una economía de 14 billones de dólares y un gobierno que puede disponer del dinero a su antojo ya que sus decisiones no deben pasar por la aprobación de un Congreso, Beijing ha aprovechado la situación para comprar influencias. Como ya sabemos, el dinero todo lo puede menos la enfermedad.
De las quince agencias especiales de la ONU (Organización de Naciones Unidas), hoy China preside 4 e indirectamente una quinta, la OMS, a través de su Director General Ghebreyesus, primer director en la historia de la organización que no tiene el título de médico, aunque ha realizado estudios en especialización en salud pública en el extranjero.
Xi sabía que dado que la directora que precedió a Tedros era ciudadana china, Margaret Chan, de Hong Kong, el organismo no volvería a aceptar un candidato chino. Lo mejor era avalar al candidato etíope cuyo país debe tantos favores a China por ser su mayor prestamista. Otras de las agencias que hoy se encuentra en manos de nacionales chinos son FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), OACI (Organización de Aviación Civil Internacional), ONUDI (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial) y UIT (Unión Industrial de Telecomunicaciones).
También presentó candidato para OMPI (Organización Mundial para la Propiedad Intelectual) a la que Estados Unidos se opone fuertemente ya que acusa a China de robar propiedad intelectual por lo que resultaría una falacia que presidiera esta agencia. Fue también muy discutido y problemático que el candidato chino resultara electo hace un año como veedor para Asia en la agencia de Derechos Humanos cuando estos derechos no son respetados dentro de su propio territorio.
Hoy China es el gran contribuyente al presupuesto de Naciones Unidas después de los Estados Unidos, aún muy lejos de este, pero habiendo sobrepasado a Japón en su contribución anual. Si hay algo que quedó clarísimo en estos últimos 30 años, es que fue el sistema capitalista y la economía de mercado, tan odiada por las izquierdas, la que sacó al pueblo chino de la pobreza de la mano de la globalización, la apertura de sus mercados al mundo y el trabajo. Según datos aportados por el profesor de de Harvard Graham Allison, a finales de los años ’70 el 90% de la población china se encontraba por debajo de la línea de extrema pobreza, hoy solo el 1% se encuentra en esa situación.
Retomando los fuertes lazos de dependencia de Etiopía con respecto a China, los mismos hacen poner en duda la libertad de manejo que pueda tener el Director General de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en lo que respecta a la toma de decisiones desde que se desencadenó esta catástrofe mundial. Tanto sus desaciertos y declaraciones confusas, como sus elogios al presidente Xi Jinping generan dudas.
Beijing ocultó durante un tiempo que el patógeno originado en Wuhan era altamente contagioso y acalló a personas e informes que hablaban de esto. Mientras una investigación realizada por diario South Morning China Post, radicado en Hong Kong, afirma que el primer caso de coronavirus en Wuhan se remonta al 17 de noviembre, la OMS fue puesta en aviso recién a mediados de diciembre.
El 10 de enero la OMS emite un comunicado en contra de las restricciones de viaje internacional respaldando la posición de Beijing. El 14 de enero lanza un mensaje mundial haciéndose eco de la propaganda china desinformando y diciendo que no había clara evidencia de transmisión de persona a persona del coronavirus. Funcionarios taiwaneses ya habían alertado a la OMS a finales de diciembre del contagio de persona a persona, pero fueron ignorados por ser acérrimos enemigos de China. Luego de reunirse el 28 de enero con Xi Jinping, hace un elogio público al presidente chino en su compromiso superior de liderazgo y transparencia que demostró en el manejo de la aun no declarada pandemia, ya que recién opta por declararla el 30 de enero.
Tedros Adhanom Ghebreyesus, antes de llegar a su puesto fue ministro de Salud de Etiopía (2005-2012) y ministro de Relaciones Exteriores (2012-2016).
En el 2017 abandona su cargo para presentarse como candidato a la OMS. Fue duramente atacado por un prominente experto en salud global, Lawrence Gostin, quien lo acusara de encubrir tres epidemias de cólera durante sus gestiones en Etiopía con el fin de minimizarlas y que su país no sufriese las consecuencias económicas de admitir mundialmente una epidemia. Cualquier similitud con la realidad es mera coincidencia. Tedros negó todo y avalado por China fue electo y asumió su cargo en junio del 2017. La responsabilidad o irresponsabilidad y las prioridades de quienes detentan el poder pueden a veces costar muchas vidas.
China es hoy el mayor inversor directo extranjero de Etiopía, con el cual seguramente el país africano le deba varios favores. El más esencial, haber colaborado al desarrollo de su infraestructura , al crecimiento económico y a mejorar la vida y la salud de los etíopes. La mayoría de países africanos deben hoy su desarrollo a China, quien ha invertido billones de dólares en el continente. Es un intercambio valioso para ambos ya que a los países africanos les permite construir la infraestructura necesaria para desarrollarse y crecer mientras China obtiene a cambio petróleo a bajo costo, minerales y alimentos.
Etiopía es el segundo país más poblado de África (109 millones de habitantes) detrás de Nigeria y, por lo tanto, no ha sido la excepción, sino por el contrario, uno de los más beneficiados con las inversiones chinas. Según datos del Banco Mundial, China es el acreedor del 50% de la deuda externa de Etiopía. Hay en Etiopía ya instaladas 69 empresas chinas.
El embajador chino en Etiopía, Tan Jian, según un cable de la agencia oficial china de noticias, Xinhua, declaró que el año 2020 será histórico para ambos países en sus relaciones bilaterales fortaleciéndolas con nuevas esferas multifacéticas en áreas de hi tech, transformación agrícola, comercio y turismo. Etiopía aprobó 140 proyectos de inversión china en el periodo de enero a octubre del 2019, de esta manera quedando en manos chinas el 60% de inversión extranjera directa para el año. Además de estar construyendo un gran estadio, torres y realizando la expansión del aeropuerto internacional en la capital etíope, también invirtieron en el satélite que Etiopía lanzará al espacio, proyectos de energía, compañías de gas y petróleo, aumento de ganado en pie y otros tantos proyectos.
Beijing tiene una agenda geopolítica especial que es lograr alinear esfuerzos dentro de Naciones Unidas para poder cumplir con su ansiado proyecto Franja y Nueva Ruta de la Seda con la que planea unir China con Europa. No tiene ninguna intención de volver atrás ni que se le cierren las puertas del mundo. Para lograr presidir la FAO, la agencia de alimentos dependiente de Naciones Unidas, le condonó a Camerún una parte de su abultada deuda, 75 millones de dólares, a cambio de que retirara su candidatura para el puesto así la Unión Africana apoyaba a su candidato, y lo logró. También algo llamativo es que quien recibiera el premio Nobel de La Paz 2019 fuese el Primer Ministro Etíope, Abiy Ahmed Ali, de tan sólo 43 años, por haber resuelto el conflicto fronterizo entre Eritrea y Etiopía que llevaba más de dos décadas sin resolver.
Etiopía es un país sumamente corrupto y poco transparente, por lo cual en este caso puede ser que se haya premiado a alguien que se presenta como reformista. Transparencia Internacional ubica al país africano en el puesto 96 de un total de 180 países en su indice de corrupción 2019. Habría que ver si la influencia china llegó también a Oslo, Noruega.
Etiopía sin duda tiene una gran deuda con China. Le debe su actual desarrollo y crecimiento al igual que una gran mayoría de países africanos. Es por esto que no puedo dejar de preguntarme si los errores u omisiones cometidas por el director general de la OMS, Tedros Adhanom, tienen más que ver con la devolución de favores al gobierno chino que con la verdad misma. Espero por el bien del mundo que no sea así. Deseo que sus confusiones y poca precisión se deban a una falta de preparación o conocimiento frente a algo desconocido.
De no ser así una vez más quedaría probado, como bien lo dijo el personaje de Ricardo Darín en la película “Nueve Reinas“, que todo tiene un precio. Pero el precio que en este caso pagará el mundo será inconmensurable. COVID-19, enfermedad que produce el coronavirus denominado SARS-COV-2, tiene al mundo en jaque, paralizado y hundiéndolo en una de sus peores crisis económicas. Al día de hoy los muertos en el mundo declarados ascienden a 327.470. Cada vida vale sin duda mucho, pero esto representa el 0,0041% de la población mundial. A no perder perspectiva, los números también dicen mucho, por algo hoy el llamado Big Data está tan en auge. A tomar los recaudos necesarios y dejar el pánico injustificado de lado. Si no las consecuencias del encierro y el pánico sumados al daño económico que condenarán a muchos a la pobreza, harán muchos más estragos.
(https://www.infobae.com/america/mundo/2020/05/22/etiopia-el-director-de-la-oms-y-su-deuda-con-china/?fbclid=IwAR0DivSFQP_f1UfEqnVvb8Xd0qp9EYbLn9YCfuPTmK8w6aykg4G_ma8JgbI)
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