Jay Griffin era un chico de trece años que se suicidó hace dos semanas en Alabama (EEUU), poco tiempo después de haberse cumplido un año desde que se cambió de género, pues nació chica, como Jane Marie Georgia.
El dolor de la familia es brutal, tanto que ahora se preguntan si su apoyo al cambio de género fue una buena idea o si solo supuso un mayor estrés en vez de reducirlo.
Los padres, Matt y Erin, dijeron en una entrevista con al.com: “Jay no estaba listo para salir al mundo de esta manera en sexto grado. No estaba realmente listo. Es un proceso muy personal, pero las escuelas siempre han estado muy atentas”.
Erin, que sigue refiriéndose a su hija como ‘Jay’, cuenta que su luchó durante toda juventud contra la depresión y la ansiedad. “Estuvimos bajo el cuidado de un psicólogo desde el primer día”.
“Tenía altibajos. ¿Quién sabe si eso contribuyó? No me puedo quitar eso de la cabeza. Parecía ser un problema de desequilibrio”
Jay asistió a terapia de grupo y en febrero comenzó a tomar la medicación para cambiar de sexo. “Tenía altibajos. ¿Quién sabe si eso contribuyó? No me puedo quitar eso de la cabeza. Parecía ser un problema de desequilibrio. Todavía estábamos ajustando la medicación, pero esas cosas llevan tiempo”, lamenta su madre.
Las luchas y retos de Jay no se centraban únicamente en el cambio de nombre y sexo, sino que a pesar de su corta edad era también un activista LGTB.
“Intentaba educar a amigos y familiares en el uso del pronombre apropiado según lo demandase la persona, y luchó por cambiar su nombre de nacimiento y su validación social”, reconoce su madre.
Pero sus padres ahora cuestionan que el problema de su hija fuera la aceptación social, como denuncia muchas veces el lobby LGTB, y que tal vez todo el cambio que venían realizando desde hace un año no ayudó demasiado dado el trágico final, informa LifeSite.
Para Walt Heyer, un ex transexual, la vida y la trágica muerte de Jay “es una prueba de que los problemas que impulsan el deseo de identificarse con el sexo opuesto no se resuelven con el cambio de género, sino que apuntan a la existencia de un trastorno comórbido más profundo”.
Los estudios realizados en EEUU sobre la tendencia al suicidio hablan de al menos el 41% de los transexuales en el país han intentado suicidarse una vez. Incluso aunque la familia lo acepte, y sus amigos y su entorno, sus probabilidades de cometer un intento de suicidio son más altas que el resto de grupos.
“Cuando un niño biológico sano se cree que es una niña, o una niña biológica sana cree que es un niño, existe un problema psicológico”
El Colegio Americano de Pediatras ha sugerido que condicionar a los niños (hacen referencia a menores de edad sobre todo) a aceptar ser transgénero como algo normal es abuso infantil.
En su web aseguran que “cuando un niño biológico sano se cree que es una niña, o una niña biológica sana cree que es un niño, existe un problema psicológico objetivo que está en la mente y no en el cuerpo, y debe ser tratado como tal. Estos niños padecen disforia de género”.
(https://www.actuall.com/familia/el-suicidio-de-una-transgenero-de-13-anos-reabre-el-debate-sobre-los-cambios-de-genero-en-menores/)
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