Salvarse de ser abortado le convirtió en un activo militante a favor de la vida y en contra de la legalización del aborto
El pasado viernes, a los 85 años de edad, en su casa de Cancún, donde llevaba arrastrando una enfermedad respiratoria desde hacía varios años, murió el célebre autor, libretista y comediante mexicano, Roberto Gómez Bolaños, mejor conocido por el seudónimo de “Chespirito”.
Desde 1971 hasta la fecha, la serie del “Chavo del Ocho” ha recorrido primero las pantallas mexicanas y después las de todos los pueblos de habla española, llevando el mensaje del humor, el enredo y la convivencia en una típica barriada mexicana pobre, en la que existe un personaje desamparado y que trata de hacerse querer y aunque siempre le salgan mal las cosas, lo logra.
Enamorado de la “ch”, como sinónimo de la vida en la Ciudad de México (a los habitantes de la megalópolis se les dice “chilangos”), todos sus personajes interpretados y creados por él llevaron esa combinación de c y h: “El Chavo del Ocho”, “El Chapulín Colorado”, “El Chómpiras”, “El Doctor Chapatín” y el personaje que creó para la que era su esposa, hoy su viuda, Florinda Meza, “La Chimoltrufia”.
Las pasiones de “Chespirito” fueron la escritura, la actuación, la comicidad, el fútbol y la Ciudad de México. Compañero de estudios primarios de Carlos Fuentes, gozó de la cercanía de millones de mexicanos, entre ellos los dos presidentes de México surgidos del Partido Acción Nacional, Vicente Fox y Felipe Calderón.
Entró tarde a la arena política, justamente enfrentando la necesidad del cambio que precisaba México tras 70 años de dominación del Partido Revolucionario Institucional. Lo hizo en el año 2000 cuando grabó varios spots a favor de Vicente Fox y en 2006, a favor de Felipe Calderón.
Es muy conocida su historia de haberse salvado, por el valor de su madre, de ser abortado, lo cual lo convirtió en un activo militante a favor de la vida y en contra de la legalización del aborto que en 2007 puso en marcha el gobierno del Distrito Federal, sin que hasta ahora ninguna otra entidad del país lo haya secundado. También se opuso a llamarle “matrimonio” a la unión homosexual.
Al morir, “Chespirito”, quien también entró muy tarde a las redes sociales, dejó casi siete millones de seguidores en su cuenta de Twitter. Y en la orfandad a miles, millones de telespectadores que siguieron la aventura y la desventura, justamente, de un pequeño huérfano que dormía en un barril y que trataba de hacer el bien, aunque muy pocas veces le saliera bien.
(artículo extraído de: http://www.aleteia.org/es/arte-y-espectaculos/articulo/en-la-muerte-de-una-leyenda-roberto-gomez-bolanos-chespirito-el-chavo-del-ocho-5314257281351680)