El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

martes, 2 de diciembre de 2014

Los niños tienen derecho a una familia con un padre y una madre, no a una familia ideológica


Los niños tienen derecho a una familia con un padre y una madre, no a una familia ideológica[1]
          Dice el Santo Padre Francisco que la familia tiene que estar formada por un papá-varón, por una mamá-mujer, y por los hijos –ya sean naturales, nacidos de esa relación, o adoptados-, porque esa es la “familia natural”. Toda otra “familia alternativa”, es una familia “ideológica”, y eso no es bueno para los niños. Los niños tienen “derecho”, dice el Santo Padre Francisco, a tener una familia con “un padre y una madre”.
El Papa Francisco dice que los niños “tienen derecho a una familia con un padre y una madre”, porque el papá-varón y la mamá-mujer son “capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva” [2], y esto lo dice el Papa, porque no puede ser de otra manera, porque así creó Dios al hombre, como dice en la Biblia, en el Génesis: “Creó Dios al hombre a su imagen y semejanza; lo creó varón y mujer” (cfr. Gn 1, 26), y luego les dijo: “creced y multiplicaos” (Gn 1, 28). Y Dios no crea las cosas “por casualidad”; si Dios creó al hombre “varón y mujer” y después los mandó a reproducirse, es porque la mejor manera en la que podían criar y educar a sus hijos, era siendo varón y mujer. Si hubiera sido más perfecto que el hombre hubiera sido sólo varón o sólo mujer, Dios nos hubiera creado sólo varones o sólo mujeres, pero Dios es Dios, es decir, es infinitamente sabio y también es infinitamente amoroso y bueno, y Él sabía que íbamos a ser felices solamente si éramos creados como varón y como mujer, porque sólo así íbamos a poder criar y educar a los hijos.
Puede suceder que, a lo largo de la historia, aparezcan algunos hombres que digan: “No, lo mejor para los niños es que los eduquen dos papás varones o dos mamás mujeres”. Pero el Papa dice que no, que eso no es así, porque la familia es algo que viene desde el principio de la Creación, y no porque alguien venga ahora y diga eso, la familia va a cambiar. Es como si alguien ve un árbol con hojas verdes y dice: “No, yo quiero que ese árbol tenga, a partir de hoy, hojas amarillas”. Por más que lo diga, el árbol, seguirá teniendo hojas verdes. Lo mismo pasa con la familia, dice el Papa: por más que alguien venga con una idea en su cabeza y diga: “La familia no tiene que estar formada como Dios la creó, con papá-varón y mamá-mujer, porque yo lo digo, porque yo tengo otra idea de familia”, por más que venga uno y diga esa “idea”, la familia va a seguir siendo familia, porque así la creó Dios.
Es decir, la familia es familia –papá-varón, mamá-mujer y los hijos-, desde Adán y Eva, y eso no puede cambiar, por más que hayan hombres que se les pase por la cabeza otras “ideas” –eso se llama “ideología”- distintas de familia. Eso es lo que dice el Papa: el Papa afirma con mucha fuerza que no hay que caer en la trampa de calificar la familia con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia y luego decaen.
El Papa dice también que el papá-varón y la mamá-mujer se “complementan”, porque el uno “completa” al otro, supliendo las carencias del otro, y esto quiere decir que así viven en la “armonía original” con la que Dios los creó, porque así los dos descubren los dones que cada uno tiene, que son los dones con los que Dios los creó.
Al “complementarse”, es decir, al “completarse” cada uno, aportando en la convivencia familiar, sus respectivos dones, el papá-varón y la mamá-mujer, contribuyen a la educación de los hijos, con todos los dones con los que Dios los creó y los dotó para esa hermosísima misión que es la crianza y educación de los hijos. Dice así el Papa: “Esta complementariedad entre hombre y mujer, continuó el Papa, asume muchas formas porque cada hombre y cada mujer aporta la propia contribución personal en el matrimonio y en la educación de los hijos. La propia riqueza personal, el propio carisma personal y la complementariedad se transforman así en una gran riqueza, y no sólo es un bien, sino también belleza”. Del aporte conjunto del padre y de la madre, surge la hermosura de la familia, es decir, de los hijos educados con los dones aportados por los padres. Lo que dice entonces el Papa Francisco, es que los hijos tienen derecho a tener papá-varón y mamá-mujer, porque así creó Dios a la familia, y porque así los papás pueden “completarse” el uno al otro y dar a los hijos los dones con los que Dios los creó.
Esto quiere decir, por ejemplo, que la madre aporta, en la educación de los hijos, lo que es propio del ser femenino -suavidad, delicadeza, detalles, intuición, percepción sensible, etc.-, más los dones propios de esa madre en particular, mientras que el padre aporta lo propio del ser masculino -fortaleza, rudeza, firmeza, razonamiento lineal, etc.-, más los dones propios de ese padre en particular; de la conjunción de ambos, se enriquecen y embellecen los hijos.
También dice el Papa Francisco que las “familias ideológicas” son cosas pasajeras, modas del momento, pero que eso no puede durar, porque la familia es algo que es así, porque es “natural”, y no porque alguien lo diga, va a cambiar.
El Santo Padre Benedicto XVI, a su vez, anteriormente, había dicho que la “ideología de género”, lo que hacía era “arrebatar a los padres “el derecho y el deber de educar a los hijos en la ley natural”[3], y esto es un poco lo que dice el Papa Francisco, porque según esta ideología, los niños no tienen que tener un papá-varón y una mamá-mujer, sino dos papás y dos mamás, y esto es privarlos a los niños de sus derechos, y a los papás también, del derecho de educarlos en la ley de Dios, la ley natural, que es la ley con la que los creó en el Génesis .
El Santo Padre Francisco dice también que en nuestros días, la familia y el matrimonio están en crisis, y eso porque muchos renuncian al compromiso del matrimonio, pensando que así serán más “libres”, pero lo único que consiguen, dice el Papa, es lograr una “devastación espiritual”: “Vivimos en una cultura de lo provisorio, en la cual tantas personas renuncian al matrimonio como compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral, que a menudo, ha hecho flamear la bandera de la libertad ‘entre comillas’, en realidad ha traído devastación espiritual y material a un sinnúmero de seres humanos, especialmente los más vulnerables”.
Refiriéndose a los hijos, como integrantes de la familia, el Papa les dice, por un lado, que no se dejen ganar por la “mentalidad de lo provisorio” y esto porque Jesús, que es Dios, es Eterno; por otro lado, les da al mismo Jesús, como modelo de referencia para el amor de hijos, porque los hijos tienen que amar a los papás como Jesús amaba a su Padre Dios y a su Mamá, la Virgen; para los hijos, dice el Santo Padre que el modelo de amor es Jesús, con sus tres amores: por su Padre, por su Madre, y por la Iglesia, y el amor de los jóvenes tiene que ser como el amor de Jesús: fiel, perseverante y fecundo[4], que son a la vez las características del auténtico amor cristiano.
Por último, para los jóvenes que quieren se quieren casar y formar una familia, el Papa les dice que para ellos también es Jesús el modelo de referencia, porque tienen que amar en el matrimonio como Jesús amaba a la Iglesia, su Esposa.
El amor de los esposos cristianos tiene que ser como el amor de Jesús por su Esposa, la Iglesia: “Grande”, es decir, sin límites, porque el Amor de Jesús es infinito; “perseverante”, porque no se cansa jamás de amar a su Iglesia; “fecundo”, porque Jesús siempre da a la Iglesia nuevos hijos por medio del bautismo (esta es la razón por la cual no se admiten los anticonceptivos: porque no se pueden separar el aspecto unitivo y procreativo de las relaciones, inscriptos en la naturaleza humana). En el matrimonio puede suceder, sobre todo en nuestros días, que se posterguen los hijos, porque no se quieren tener hijos debido a que se prefiere el bienestar material antes que los hijos –vacaciones, autos, confort-: es la “cultura del bienestar”, dice el Santo Padre, y sucede que a veces, hasta se prefieren a las mascotas, ¡antes que a los niños! Dice el Santo Padre que ése no es el Amor de Jesús, porque un matrimonio así, llega a la vejez, con “la amargura de la mala soledad”, porque “no hace lo que Jesús hace con la Iglesia: la fecunda”. ¿Y dónde ama de esa manera Jesús? ¡En la cruz!
Entonces, el modelo de referencia para los jóvenes esposos, es Jesús en la cruz: da la vida por su Esposa la Iglesia en la cruz, y es en la cruz, en donde los esposos deben contemplar a Jesús para saber cómo tiene que ser su modelo de amor esponsal.
Pero si quieren beber del Amor de Jesús, los esposos deben acudir a la Eucaristía, porque Jesús no solo es modelo de referencia de Amor: puesto que Él es Dios en Persona, como “Dios es Amor” (1 Jn 4, 8), Él  es la Fuente del Amor y aquí en la tierra esa fuente es la Eucaristía; entonces, Él es, en la Eucaristía, la Fuente del Amor de los esposos. Para los esposos jóvenes, y para los no tan jóvenes, Jesús en la Eucaristía, es la Fuente del Amor esponsal; la Eucaristía es la Hoguera de Amor Divino, adonde deben ir los esposos para encender su amor esponsal y para no permitir que nunca su amor de esposos se enfríe con la indiferencia o con la apatía. Acudiendo a la Eucaristía, los esposos tomarán el Fuego del Espíritu Santo, el Fuego del Amor Divino, que arde en el Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús, y así su amor esponsal no solo nunca disminuirá, sino que crecerá y se hará cada vez más grande, y se expandirá a sus hijos y a todos los que los rodeen. De esa manera, alimentándose del Amor Eucarístico de Jesús, los esposos cristianos, padre y madre, amarán a sus hijos y los educarán en el Amor de Dios, preparándolos para la vida eterna, para el Amor Eterno que los espera en el Reino de los cielos.
            Propósito: Jesús Esposo muere en la cruz por Amor a su Esposa, la Iglesia, pero luego resucita; Él es quien, con su Luz y con su gracia, ilumina nuestras familias, dando sentido de eternidad a nuestras vidas.
          Para los esposos cristianos: contemplar a Cristo en la cruz, como modelo de Amor esponsal: así como Cristo Esposo da la vida por su Esposa, la Iglesia, con un Amor casto, puro y celestial tan intenso que lo lleva hasta la muerte de cruz y a entregar su Cuerpo y derramar su Sangre, así los esposos deben amarse mutuamente, imitando al Amor esponsal de Cristo.
          Pero como Cristo no es solo modelo de Amor, sino Fuente de Amor Inagotable, los esposos cristianos deben acudir al Sacramento de la Eucaristía dominical para alimentar su amor esponsal con el Amor del Sagrado Corazón Eucarístico de Jesús. Si así lo hacen, sus corazones arderán con el Amor de Jesús, y con ese Amor podrán educar a sus hijos en el Amor de Dios, en la familia natural, la formada por el papá-varón y la mamá-mujer, la única familia posible, la única familia creada por Dios.
         



[1] artículo extraído de: http://es.radiovaticana.va/news/2014/11/17/papa,_la_familia_es_familia_no_a_familia_ideol%C3%B3gica_/1111377
[2] Papa Francisco a los participantes en el Coloquio Internacional sobre la complementariedad entre el hombre y la mujer, promovido en el Vaticano por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
[4] Homilía de la Misa matinal celebrada en la Casa Santa Marta, 2 de junio, ante una quincena de parejas que celebraban sus aniversarios de 25, 50 y 60 años de matrimonio.

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