El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

sábado, 26 de enero de 2013

¿Anticoncepción de emergencia o aborto?



La grandeza de una nación se sustenta en sus principios y valores, su herencia cultural y su vocación de amor. Grande es un pueblo que respeta la dignidad de la persona humana desde la concepción en el seno materno hasta el fin natural.
Por el Dr. Rafael Cabrera Artola
Luchamos por tener una vida digna donde se respeten los más elementales derechos del hombre y de la mujer considerando que somos iguales en dignidad, creados por el Amor, herederos del Amor y llamados a perpetuar ese Amor en el núcleo fundamental de la sociedad constituido por la familia. En el momento que se encadena o se destruye el amor, en ese mismo instante se detiene la felicidad y aparecen los males engendrados por la ausencia del amor.
Cuando se atenta contra el amor, se está infringiendo grave daño al centro natural de la sociedad, es decir a la familia.
La introducción de barreras artificiales en la intimidad del amor conyugal, se extiende por fuera de esa unión prodigando una cultura de la muerte que atenta contra la dignidad humana, contra la vida misma y por ende contra la sociedad.
La introducción de metodologías contraceptivas artificiales modernas son un verdadero atentado en contra del amor y de la sociedad en su conjunto, pues como último fin, tienden a destruir a la familia.
Del 19 al 24 de Junio de 1988 se celebró en Bangkok una reunión auspiciada por la Organización Mundial de la salud con el tema: "Etica y valores humanos en la planificación familiar: Diálogo internacional sobre derechos y responsabilidades de personas y sociedades."
La presentación de la Santa Sede en dicha reunión fue la siguiente:
"El derecho a la libertad de conciencia y el derecho a la información exigen que se informe a las personas que los usen y a las que se recomiende su uso o se les proporcione tal producto o medio, sobre los efectos abortivos primarios o secundarios de dicha sustancia o medio anticonceptivo.
Esta seria cuestión ética se plantea cuando se puede demostrar que ciertos DIU´s, píldoras o "vacunas" empleadas por la mujer, probablemente pueden ocasionar de hecho un aborto a corto término. Las mujeres tienen derecho a saber si el uso de ciertos productos o medios les provoca abortos precoces. Asímismo los maridos tienen derecho a saber si la nueva vida humana que han generado queda destruída antes o después de la implantación. Los médicos y el personal para-médico tienen derecho a saber si son agentes directos que ocasionan abortos precoces.
Presentar un abortivo como mero agente esterilizador es decir una mentira, por el hecho, precisamente, de que muchos usuarios o proveedores se opondrían a tomar parte de un aborto. Si ocultasen el efecto abortivo primario o secundario de un producto o medio anticonceptivo, los investigadores y promotores violarían la conciencia de las mujeres y los hombres, y también su libertad religiosa y el derecho a mantener las tradiciones de una cultura, nación o tribu. Teniendo en cuenta la producción de abortos en el sistema reproductor de la mujer, se plantea también la cuestión moral de su derecho a la fertilidad en el futuro y de su salud física y psicológica.
La cuestión de conciencia no es una afirmación directa del derecho a la vida; más bien presenta el derecho de toda persona a mantener y llevar a la práctica dicho derecho, si así lo han decidido él o ella. La libertad de conciencia en cuanto derecho a vivir según un código ético elegido, debe ser admitida por los investigadores y promotores de abortivos. Claro está que si los abortivos van "etiquetados" correcta y sencillamente, muchas mujeres y muchos hombres, por razones éticas y sanitarias, se abstendrán de usarlos. Ello demostraría también que los abortivos no son medio socialmente eficaz de planificación familiar¨.
He quedado profundamente conmovido al haber visto y escuchado en un prestigiado telenoticiero vespertino, las declaraciones de un médico salvadoreño que vino patrocinado por un laboratorio farmaceútico a promocionar un producto que anuncia como efectivo para realizar la ¨anticoncepción de emergencia¨, eufemismo científico para no decir la verdadera naturaleza ¨abortiva¨ de dicho medicamento. Los agentes de la cultura de la muerte, hablan un lenguaje sibilino para ocultar la verdad. Campantemente dice que este producto puede ser usado en las primeras 48 horas posteriores a una relación sexual llevada a cabo en período fértil sin protección previa, asegurando que prevendrá el embarazo. Y en el colmo de la ignorancia científica de los últimos conocimientos citogenéticos y de biología molecular, asegura que actúa impidiendo que se implante el óvulo fecundado, pero que no es abortivo.
Creo que cualquier persona sensata sabe que la vida humana comienza en el momento de la fecundación, y desde ese mismo instante se está gestando una nueva vida con toda su potencialidad. Que en el mismo instante que se juntan los cromosomas paternos con los maternos, se produce el milagro de la vida de un nuevo ser único, irrepetible, profundamente humano y por lo tanto con todos los derechos inherentes a su naturaleza, comenzando con el derecho a la vida, base fundamental e imprescindible de todos los demás derechos.
Evitar que este óvulo fecundado o cigoto se implante, es negarle el derecho a la vida, al sustento, al amor, a la protección, en fin todos los derechos.
Promover esta metodología es atentar contra lo más profundo de la dignidad humana, pues engaña a quien la usa, y lo que es peor, la anuncia para dar remedio al embarazo no deseado, promoviendo así una sexualidad y una promiscuidad sin medida, dando como resultado la destrucción de los principios y valores de quien con engaños, la usa.
Promueven la imagen del nascituro agresor, que viene a destruir el ego de la madre. Arrojan a la juventud por los caminos anchos del placer hedonista y corrupción e incrementan los riesgos reales de la proliferación de las enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el terrible SIDA, como consecuencia lógica del incremento de la promiscuidad.
Y no solamente me refiero al mencionado médico salvadoreño, sino también a otras instituciones que trabajan en Nicaragua y que están promoviendo la PPMS (píldora para la mañana siguiente) que es la misma mona pero con distinto rabo, pues se administra por vía oral.
Yo le pregunto al mencionado colega y a sus patrocinadores que si a sus hijas adolescentes les darán con engaños científicos esa receta.
El aborto, a pesar de estar penado por la ley, lo han hecho realidad en Nicaragua, atentando contra la vida en su fase inicial.
Dios Salve a Nicaragua.
El Dr. Rafael Cabrera Artola es ginecólogo y presidente de la Asociacion Nicaragüense por la Vida (ANpro vida).

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