El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

viernes, 24 de marzo de 2017

El Verbo de Dios, en el seno virgen de María, fue un Niño por nacer


El Verbo de Dios, en el seno virgen de María, fue un Niño por nacer.

         En la lucha en contra del aborto y por la exaltación de la vida humana por nacer, existe un dato que da una fuerza y un sentido sobrenaturales y celestiales a este empeño y es el siguiente: el Verbo de Dios, en el seno virgen de María, fue un Niño por nacer. En efecto, concebido por el Espíritu Santo, sin intervención humana –San José sólo era esposo meramente legal de María Virgen y su trato era como de hermanos-, el Verbo de Dios, la Palabra de Dios, se encarna en el seno virgen de María, es decir, en su útero materno. La Encarnación quiere decir precisamente esto: que la Persona Segunda de la Trinidad, Dios Hijo, crea para sí un cuerpo –en acción creadora conjunta con el Padre y el Espíritu Santo- y un alma humanos, los une hipostáticamente –personalmente- a sí mismo, es decir, a su Persona divina de Hijo de Dios, con lo cual, en el seno virgen de María, en su útero, comienza a vivir su etapa terrena como embrión humano, más específicamente, como cigoto humano, similar en todo a cualquier cigoto humano –la célula resultante de la fusión del espermatozoide con el ovocito, es decir, el ovocito ya fecundado-, con la única diferencia que, el material genético que debería ser aportado por el padre –en este caso, hipotéticamente, San José-, es creado en el momento mismo de la Encarnación, de la nada, pues San José, como dijimos, no tuvo intervención alguna en la Concepción Inmaculada, Pura y Santa del Hijo de Dios en el seno virgen de María.
         El hecho particular y que da fuerzas a la lucha de los organismos pro-vida y contrarios al aborto es toda la Encarnación del Verbo, pero de modo particular, un aspecto de éste y es que el Verbo de Dios, en el seno de María Virgen fue, como todo niño por nacer, un niño por nacer, un niño recién concebido, con un cuerpo -formado por una sola célula, pero cuerpo humano potencial al fin- con su carga cromosómica completa e independiente de su Madre biológica y, obviamente, de su Padre adoptivo, San José, pues, como dijimos, su carga cromosómica paterna no fue aportada de modo alguno por varón, sino que fue creada por la Trinidad en forma conjunta, en el momento mismo de la Encarnación, inmediatamente después de que María Santísima pronunció su “Fiat” a la voluntad de Dios, luego del anuncio del Árcángel.
         Celebremos el Día del Niño por nacer, luchemos contra el aborto en todas sus formas, y recordemos que nuestra causa tiene una fuerza y un sentido sobrenatural que sobrepasa y eleva al embrión humano a imagen de Dios Hijo encarnado: el Verbo de Dios, en el seno virgen de María, fue un Niño por nacer.



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