El cigoto, es decir, el ovocito fecundado por un espermatozoide, es ya una persona humana, con un acto de ser, con un cuerpo y con un alma, y por lo tanto, su primer derecho humano es el derecho a vivir

domingo, 27 de diciembre de 2020

¿Cuál es la verdad sobre la pandemia del Covid-19?

 

¿De qué nos morimos en Argentina en tiempos de pandemia?

En cualquier análisis, las estadísticas cuentan una parte de la historia, pero ninguna cuenta toda la verdad
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Autor/a: Martín Lombardero 
INDICE:  1. Texto principal | 2. Referencias bibliográficas
Texto principal

Introducción

Cada persona que fallece tiene una historia de vida y un dolor familiar, intransferible e individual, cualquiera sea su edad e independientemente de su estado general previo (enfermedades y comorbilidades). Y desde hace más de 120 días y como nunca antes en nuestra historia, hablamos tanto y tantas veces de muertos/día casi como un índice de esperanza de vida al… “no morir”. Esto nos lleva a un estado de miedo continuo que en cierta medida nos paraliza.

La infección por COVID-19 pareciera ser la única causa de muerte, donde lo urgente desplaza y va en detrimento de lo importante. En cualquier análisis, las estadísticas cuentan una parte de la historia, pero ninguna cuenta toda la verdad. Por eso, en este artículo trataremos de hacer foco en biología, estadísticas y epidemiologia, planteando algunas hipótesis de números estimados (no podemos ser exactos, dado que en algunos temas aún no hay datos concretos), intentado hacerlo desde un punto de vista diferente al que nos muestran a diario.

Partimos de la base del último registro (año 2017) con 341.688 defunciones en nuestro país¹ y veamos de qué podríamos fallecer en una Argentina con y sin Pandemia.

¿Cuál es la principal causa de muerte hoy en Argentina?                                                         

Ayer y hoy, en Argentina y en el mundo desarrollado, la principal causa de muerte es la de origen cardiovascular: 280 individuos fallecen por día por problemas cardiovasculares (97.219 al año) tomando el ltimo registro del año 2017, y sobre un total de 341.688, lo que representa el 28,5% de la mortalidad global en nuestro país.¹

Por otra parte , entre 2000 y 2010 , se redujo la mortalidad cardiovascular en Argentina un 22%  (de 271.4 a 211.6 por cada 100.000 habitantes)², gracias a la implementación de programas de prevención, diagnóstico con avanzada técnicas de imagen cardiaca y un óptimo y renovado intervencionismo cardiovascular³.

Fuente: elaborado por el SILVER-Ca en base a los registros de mortalidad de la DEIS (Dirección de Estadística e Información de Salud), Ministerio de Salud y Desarrollo Social de la Nacion. Instituto Nacional del Cáncer. (INC). Argentina 2019.

Sin embargo, durante la pandemia, muchos de estos avances se amortiguaron o inclusive o disminuyeron. Un reciente trabajo multicéntrico argentino4 (participaron 31 centros de salud) mostró que las consultas debido a emergencias cardiovasculares disminuyeron un 75% y las hospitalizaciones un 48%; los ingresos por dolor de origen coronario un 62% y por accidente cerebrovascular en un 46%, los procedimientos invasivos también disminuyeron: 59% las angioplastias coronarias (colocación de stent), y 58% las cirugías cardiacas.

En otro trabajo reciente, los Dres. P. Lamelas, A. Alves de Lima, F. Botto y col, del Instituto Cardiovascular de Bs As5, concluyeron que como consecuencia del menor control de los factores de riesgo cardiovasculares de abril a octubre de 2020 podríamos tener hasta 10.500 nuevos casos de enfermedad cardiovascular que pudieron ser prevenibles. Por ejemplo, un infarto de miocardio tardíamente tratado, podría llevar a un exceso de 6000 a 9000 muertes evitables con el tratamiento a tiempo.

Un reporte del mes de junio del corriente año de la iniciativa Stent-Save a Life! 6 Argentina, demostró mayor mortalidad en el infarto tratado cuando compararon abril del 2019 versus abril del 2020:  6% versus 11.6% de mortalidad respectivamente, con diferencias estadísticamente significativas (p <0.009).

Todo esto se traduce en mayor número de muertos por día por enfermedad cardiovascular, por no prevenir, no consultar o llegar tarde a la consulta.

Ese “enorme” 22% porcentaje de reducción de la mortalidad cardiovascular que se logró en las últimas décadas, se debería haber perdido transitoriamente en la cuarentena, lo que equivaldría a aproximadamente 50 a 60 fallecidos/día más que se agregarían a los 280 fallecidos/día en épocas de no pandemia. Es decir, fallecerían HOY en Argentina hipotéticamente 340 individuos por día de los cuales 50 a 60 no deberían haber fallecido según protocolos de prevención e intervencionismo optimo previos a la pandemia.

Recordemos que, en la crisis del 2001, la depresión económica llevo a depresión psicológica, desesperanza, estrés negativo, insomnio, ausencia de proyectos y perdida de autoestima entre otros aspectos psicológicos que reflejaron un estrés “negativo” y que pueden ser gatillo de infarto agudo de miocardio.

En año 2005 el Dr. Enrique Gurfinkel7 presento un trabajo clave que mostró los efectos de la crisis argentina del 2001. Fue la primera información epidemiológica oficial mundial en donde una crisis financiera, social y económica fue relacionada con mayor mortalidad e infarto. La crisis habría dejado 20.000 muertes por exceso de infartos entre 1999 y 2002. Y dijo “Esto debería servirnos de advertencia, ya que, si vuelve a pasar, los responsables de tomar las decisiones estarían provocando un genocidio" (Dr. Enrique Gurfinkel (1957-2011) 7 en un reportaje al diario La Nación en el año 2005).

Al periodo actual habría que agregar el encierro (con aumento de todos los factores de riesgo y disminución de ejercicio físico aeróbico) y el miedo a la pandemia en si misma (además del miedo a la crisis económica) como gatillo de enfermedades cardiovasculares.

En un trabajo en vías de publicación sobre 1000 encuestas en Mendoza, el Dr. Sebastián Wolff y col observaron que un 60% de los individuos “sanos” en pandemia sufrieron depresión, ansiedad, tristeza, falta de voluntad o desesperanza. No hay dudas que además de mayor mortalidad por no consultar, habrá (como en el 2001) mayor tasa de eventos cardiovasculares por estrés psíquico negativo.

La 2da causa de muerte en Argentina son las enfermedades por tumores (cáncer). En 2017, 65.488 (19,2% del total) fallecieron por esta enfermedad que hoy en muchísimos casos se previene con diferentes protocolos de diagnóstico precoz…. ¿Cuántos de estos diagnósticos precoces que salvan vidas hoy no se están haciendo?

Imposible saber hoy cuanto representa un retraso de más de 6 meses de diagnóstico precoz de un tumor incipiente de cualquier órgano. Para citar un ejemplo, los investigadores han informado que el retraso en la endoscopia gástrica en personas con sangre oculta en materia fecal podría llevar a un diagnóstico precoz perdido y afectar negativamente la supervivencia. Una vez más, las consultas y técnicas que detectan precozmente alteraciones, en este caso tumorales, podrían ser causa de mayor mortalidad futura, pero con datos aun inciertos e impredecibles en la actualidad.

La 3er causa de muerte en Argentina es “la enfermedad respiratoria” cuyo principal exponente es la EPOC (Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, con Enfisema y Bronquitis Crónica como principales causas), con 64.869 fallecidos en 2017, un 19% del total¹. En la EPOC existe alteración estructural del parénquima pulmonar, y el tabaquismo sigue siendo la causa principal de esta enfermedad en el mundo desarrollado.                                                                                             

El estudio EPOC.ar8 (realizado en 4000 pacientes de Argentina y en varias provincias) mostró una prevalencia de 14,5% con una gran tasa de sub-diagnostico (77%). En la Argentina (donde el 25% tiene el hábito de fumar) habría alrededor de 1,5 millones de personas con EPOC, donde la mayoría ignora su condición. 

Una de las causas de internación, re-internación y mortalidad en EPOC ocurren en las llamadas “reagudizaciones”. En invierno y antes de la pandemia, es ampliamente conocido que las terapias intensivas tienden a saturarse con pacientes con infecciones respiratorias por virus estacionales (influenza, rinovirus entre otros) y bacterias oportunistas. Particularmente en invierno en un año normal, es relativamente difícil conseguir una cama en terapia intensiva por las frecuentes complicaciones de enfermedades “estacionales”, siendo muchas de ellas de reagudizaciones de EPOC agravadas por infecciones respiratorias.

La edad avanzada (mayor de 75 años), es un agravante ya que infecciones por el rinovirus (el virus más frecuente en reagudizaciones) o el virus influenza (gripe) pueden complicar el cuadro ?. Existen datos que muestran que hasta el 40% de pacientes EPOC avanzado pueden fallecer por infecciones respiratorias estacionales (virus o bacterias). Y existen otras enfermedades respiratorias cuyo final puede ser una infección respiratoria oportunista.

El último Informe de Estadísticas Vitales, publicado por la Dirección de Estadística e Información de Salud (DEIS) de la cartera de Salud, reportó que en 2018 murieron en Argentina 31.916 personas por infecciones respiratorias¹³ (neumonía e influenza), de las cuales 1/3 (13.246) fueron mayores de 85 años.  Ahora bien… suponiendo que, de los 31.916 fallecidos por infecciones respiratorias en Argentina del año 2018, el 70% (22.341) lo hayan hecho durante el invierno, (es decir infecciones respiratorias estacionales) la mortalidad en esta época del año seria de 124 pacientes por día.

Pero ¿Cuántos de estos pacientes se están viendo HOY en las terapías intensivas? ¿Cuántos pacientes con reagudizaciones de EPOC con virus estacionales o bacterias habituales están graves en esta época fría de Buenos Aires?  

No hay datos oficiales, pero claramente y en interconsulta con jefes de terapia intensiva y neumólogos, y también por lo que se observa en la práctica diaria, se ven muchas menos internaciones por esta enfermedad que en años anteriores y que ahora fueron reemplazados por enfermos infectados por COVID-19. También las terapias infantiles están con marcada disminución de bronquiolitis y de  circulación de VSR (Virus Sincitial Respiratorio), dejando camas libres que en algunos centros son adaptadas para COVID 19 de adultos.

Claramente, todas las medidas adoptadas en los últimos 120 días han hecho disminuir la circulación de virus estacionales.  

¿Dónde están los EPOC reagudizados de esta época?  La cuarentena, el aislamiento estricto de personas mayores, uso universal de máscaras, distancia óptima y el cuidado de pacientes con EPOC en sus domicilios, trajo como consecuencia que este grupo de pacientes tenga menos visibilidad, y veamos en los centros de salud menos reagudizaciones por virus/bacterias estacionales. Es decir… hoy en las terapias intensivas, los pacientes con enfermedad respiratoria grave son COVID-19, y no (o en mucha menos proporción) las habituales reagudizaciones de EPOC de esta época con virus estacionales.                                    

¿Sería válido afirmar que “del punto de vista estadístico” los fallecidos infecciones oportunistas (con foco en EPOC) de otros años han sido reemplazados por fallecidos de COVID 19?

Por ahora, y haciendo una estimación hipotética si tuviéramos 100 fallecidos/día de COVID-19 durante los próximos 2 meses en Argentina, tendríamos alrededor de 10.000 fallecidos a fin del invierno vs un aproximado e hipotético 22.341 fallecidos con infecciones respiratorias estacionales en un invierno “habitual y sin pandemia”. Cabe destacar que ambos comparten la misma franja de edad de riesgo (mayores de 75 años). Por ahora hay esperar los datos de Agosto/Septiembre.

El promedio de fallecidos por COVID-19 en Argentina es al día 24 de julio de 18.7 fallecidos/día (total 2807) en 5 meses de pandemia y merced a una larga cuarentena que no genero pico de contagios. Pero en los últimos días ha aumentado a algo más de 100 fallecidos por día. Es decir, no podemos precisar números futurospero hasta ahora es probable como hipótesis, que la mortalidad global del COVID-19 en Argentina pueda ser semejante y hasta menor a la de los fallecidos por infecciones respiratorias estacionales graves de años anteriores sin COVID.

Si en el 2018 el total de fallecidos para infecciones respiratorias por virus y bacterias oportunistas (y no) fue de 31.916, y suponiendo que este año solo tengamos un 30% de ese total, es decir 9.574deberíamos llegar a 22.342 fallecidos/año de COVID-19 para equipar el numero total de fallecidos “por enfermedad respiratoria infecciosa global” en 2018.   

Una estimación con un escenario de COVID 19 que no esperamos tener. En España e Italia los fallecidos al día de hoy son 28.432 y 35.097 respectivamente, SIN haber hecho cuarentenas a tiempo ni óptimas; y con un rebrote actual en algunas ciudades con muchos contagiados y poca mortalidad.  (Es importante destacar que los fallecidos con infecciones por enfermedad respiratoria grave de otros años fueron estimados sin cuarentena ni medidas de distanciamiento. Y que también la mayoría de los centros tienen una clara disminución de pacientes EPOC en seguimiento).                                                                                                  

¿Cuál fue la mortalidad de la gripe “común” o influenza en el mundo pre-pandemia? ¿Y versus COVID-19?

Según datos de la OMS fallecen en el mundo y entre 290.000 y 650.000 por gripe estacional (Virus Influenza). Los datos de la OMS están basados en un artículo de A. Danielle Iuliano y col, publicado en The Lancet ¹°, donde se pudo obtener información de países que representaron el 57% de la población mundial.

La media anual estimada de muerte respiratoria asociada a la influenza varió de 0,1 a 6,4 por 100.000 individuos para personas menores de 65 años, 2,9 a 44 por 100.000 individuos para personas entre 65 y 74 años, y 17,9 a 223,5 por 100.000 para personas mayores de 75 años. Estimaron entonces que por virus influenza fallecieron de 4 a 8.88 por 100.000 individuos, es decir: 0.04 a 0.08 cada 1000 individuos.

Pero es difícil estimar la tasa de letalidad por infección (Índice IFR) en virus influenza, porque la inmensa mayoría que tiene una gripe por influenza, ni consulta ni se hace un test diagnóstico. Además, la media anual estimada de muerte por virus Influenza y publicada por la OMS tiene una importante variaciónA pesar de la variación descripta, el IFR para gripe común estacional ha sido estimado en 0,1%. (1/1000)¹²                                       

En cuanto al COVID-19, los últimos datos de 27 países muestran más de 600.000 fallecidos en 6 meses, aunque se estima que extraoficialmente fueron más. La tasa de letalidad (IFR) estimada de COVID-19 estaría entre 0.1-1.08% y fue estimada “universalmente” en 0.64% (6 pacientes cada 1000 infectados)¹¹¯¹².                                                                                                                                 

No hay dudas que “hasta ahora” el COVID tiene mayor mortalidad que la gripe estacional. Y en ambos virus el gran factor de riesgo es el ser mayor de 75 años.

Pero… de todas maneras hay datos que las hacen hoy poco comparables: COVID-19 es con cuarentena, medidas preventivas y sin vacuna, y la Gripe/Influenza es la inversa de lo descripto: sin cuarentena, sin medidas preventivas y con vacuna.

Por otra parte… ¿Cuál es la causa de muerte más frecuente en menores de 35 años en Argentina?

Los accidentes viales siguen siendo la causa más frecuente. En el 2019 la mortalidad anual fue de 6.627 (datos de luchemos por vida.org) lo que equivale a 19 fallecidos/día. De acuerdo a datos del gobierno de la ciudad de Buenos Aires la mortalidad por accidente vial cayó un 56% en abril 2020 (cuarentena estricta) vs abril 2019. Y hoy los politraumas de accidentes viales no se ven en las terapias intensivas como en una época normal.

En síntesis …. ¿De qué nos morimos en tiempo de Pandemia en Argentina?

1. La causa nro. 1 sigue siendo la Enfermedad Cardiovascular.  A los 280 fallecidos diarios de años no COVID, la pandemia generaría un exceso de mortalidad, difícil de estimar pero que podría rondar un 20% (50 a 60 fallecidos por día que se agregan a los 280 diarios). Aun no se sabe cuánto influirá el estrés negativo en la tasa final de enfermedad cardiovascular (como ya ocurrió en 2001) 

2. Tampoco se sabe cómo y cuánto va a repercutir el menor diagnóstico precoz de tumores que no se está descubriendo en pandemia. En los próximos años se conocerán datos de cuanto influyó (y si es que influyó) en la mortalidad total la falta de estudios preventivos.  

3. Aun sin datos oficiales, la mortalidad de la nueva infección respiratoria del  COVID-19, se neutraliza y contrapone en número y hasta ahora, con la menor mortalidad observada en este invierno por infecciones (virus y bacterias) estacionales (como la gripe por influenza). La ausencia de pacientes EPOC en esta época puede deberse a que están muy cuidados, resguardos y sin circulación de virus estacional. La tasa hipotética de fallecidos/día sería hasta el día de hoy mayor para las infecciones respiratorias estacionales (basado en registro del 2018) con 124 fallecidos/día de promedio en invierno, mientras que para el COVID-19 corresponde hoy a un promedio de 18/día, pero es importante tener en cuenta el aumento de las cifras de mortalidad de COVID-19 en las últimas semanas con más de 100 fallecidos/día. De acuerdo al IFR, el COVID 19 tendría mayor mortalidad que el virus de la gripe, (6.4/1000 vs 1/1000 respectivamente.) Los próximos 2 meses serán claves en Argentina respecto a la evolución y pronostico del COVID 19.

4. Por otra parte, y lógicamente, disminuyó el número de fallecidos por accidente vial.

En el mundo aún se discute la cuarentena estricta. Pero cuando se realiza en un momento estratégico, optimo y por un tiempo limitado, es decir 4 semanas¹¹ el resultado es beneficioso y con una ecuación salud vs economía que lógicamente debe ir en detrimento de la economía. Pero cuando se alargan, las cuarentenas ya no tienen el mismo efecto, el beneficio comienza a revertirse y no hay manera que no circule el virus en una comunidad moderna.

De persistir la idea de la ecuación salud vs economía con largas cuarentenas, habría que aplicar el mismo criterio y también cerrar todo lo que aumente dramáticamente los factores de riesgo cardiovasculares: fast-food, tabacaleras y distribuidoras de cigarrillos, bebidas azucaradas, los “snacks”, los embutidos y hasta carnicerías que no vendan carne magra…. y más aún… poner en cuarentena a todos aquellos que tengan sobrepeso hasta que adelgacen…

¿Por qué? porque en la Argentina se mueren 280 personas /día de enfermedades del corazón y es la 1er causa de muerte. Pero no es posible hacerlo… no es lógico ni siquiera razonable. Entre otras cosas, por las fuentes de trabajo y la economía que se pierde. Con el mismo razonamiento para evitar las muertes por accidente de tránsito en los jóvenes, no deberíamos darles el registro automotor a los menores de 35 años hasta que cumplan 35 años. Como es lógico de suponer, esto no es tampoco aceptable ya que repercutiría en la economía y en sus derechos y libertad de acción.

¿Entonces? Hemos aprendido a convivir con estos malos hábitos y precursores modernos de enfermedad, con campañas de prevención, concientización, educación, como también inculcando la importancia de generar salud con deporte individual “moderado y constante”.

Lo mismo ocurre con este nuevo coronavirus, debemos aprender a convivir con él, con campañas de buen hábito de bioseguridad, usos de máscaras oro-nasales, distancia, lavado de manos, ventilación, ejercicio físico, cuidar el grupo más vulnerable, rastreo de contactos, testeos y aislar solo los focos, y demás medidas que se irán flexibilizando según evolucione el COVID-19.      

Una segunda parte de “De que nos morimos en tiempos de pandemia en Argentina” nos dará seguramente, y en el futuro, datos más precisos de algunas de las hipótesis basados en la observación que fueron presentados aquí.  


Autor: Dr. Martin Lombardero

Jefe de Imagen Cardiaca de Sanatorios de la Trinidad. Miembro Titular de la Sociedad Argentina de Cardiología y de la Sociedad de Imágenes Cardiovasculares de la Sociedad Interamericana de Cardiología (SISIAC)

Agradecimiento: Colaboraron en la revisión y corrección de este articulo las Dras. Silvia Makhoul y Graciela Reyes, y Dres. Gustavo Domeniconi y Pablo Pratesi.

(https://www.intramed.net/contenidover.asp?contenidoid=96478)

Dr Costa: La pandemia es un fraude




El Dr. Enrique Costa Vercher es médico internista y licenciado en Medicina y Cirugía por la Facultad de Medicina de Valencia en el año 1979. Ejerce como médico de familia desde hace más de 40 años y lo hace desde una visión holística e integral puesto que cree que la medicina es una ciencia unitaria. Católico, casado y padre de familia. Es autor de varios libros: "Sida. Juicio a un virus inocente" (1993) "Hijos de un dios terminal" (2001) que están agotados y se reeditarán en breve. "Vacunas, una reflexión crítica" de Ediciones "i" (2014), "Iatrogenia, la medicina de la bestia" Editorial Cauac (2019) Estos dos últimos títulos están en el mercado en la actualidad y también se pueden adquirir en Amazon. 

En esta primera parte de la entrevista explica con argumentos por qué a su juicio la pandemia es un gran fraude.

Usted afirma que la pandemia es un cuento y que todo es mentira desde el principio hasta el final. ¿ En qué se basan sus argumentos y cómo llegó a esa conclusión tan contraria a la información oficial que todos conocemos?

Yo soy un médico que, de entrada, desconfía mucho de la veracidad de las múltiples enfermedades producidas por nuevos virus que la prensa nos presenta cada pocos años (sida, gripe A, ébola...) puesto que todas ellas, para mí y para algunos médicos y científicos disidentes, han sido verdaderos "artefactos" que, eso sí, no cabe duda de que han contribuido al negocio de las multinacionales pero en detrimento de la salud y la tranquilidad de miles de ciudadanos. Pues bien, cuando en enero pasado nos comunicaron por la prensa que había aparecido un "nuevo" virus en Wu Han, empecé a desconfiar y pensé: "ya estamos otra vez con el cuento de esta temporada que nos presenta a un nuevo virus"; pero mi sospecha llegó a su máximo grado cuando se nos informó que ese nuevo virus, aparecido en pleno invierno, provocaba los mismos síntomas que la gripe invernal. 

Es importante saber que el cuadro de síntomas era el mismísimo que el de la gripe: Al principio aparece catarro, tos, fiebre, dificultades respiratorias, pérdida de olfato y de gusto... y, si se complica aparecen neumonías graves, bronquitis agudas y profundas y... muerte en personas mayores o enfermos debilitados por enfermedades previas crónicas; repetimos pues, ese nuevo virus, curiosamente, causaba lo mismo que la gripe. Es como si ese "nuevo" virus hubiese secuestrado y se hubiese apropiado del mismo cuadro sintomático de la gripe y, además, de su mismo periodo invernal, porque la gripe se presenta en invierno puesto que es una enfermedad causada por la agresión del frío. Entonces pensé que se trataba de un truco o engaño para comercializar otro nuevo virus-artefacto pirateando el síndrome propio de la gripe invernal de este año. 

El hecho de que esa sustitución fraudulenta se ha producido, es que usted puede comprobar que los casos de gripe de este año han desaparecido y, todos, han sido sustituidos por casos de covid-19, lo cual confirma mis sospechas y, así, si usted mira en el centro de epidemiología del Instituto Carlos III comprobará que desde enero de este año ha desaparecido (¿milagrosamente?) la gripe en España y, desde entonces, todo son casos de covid-19... Es el primer año en la historia de la medicina en que no hay casos de gripe en pleno invierno... ¿qué tal?

Pero la pandemia de covid- 19 ha sido algo más complejo que la gripe. La prensa y los medios oficiales nos dicen que se han producido muchos más miles de muertos y usted nos dice que ha sido como la gripe de todos los años. ¿cómo lo explica?

La gripe de este año debería haber causado, más o menos, el fallecimiento de un número similar de ciudadanos que suele causar cada año pero, efectivamente, este año ha podido causar unos cuantos miles más; pero ese aumento no significa que la gripe de este año haya sido más agresiva y, desde luego, no indica que haya sido un nuevo virus más agresivo sino que tiene una explicación perfectamente clara que, además, es conocida por todos, aunque no reconocida, y se debe a unas circunstancias y hechos acaecidos, precisamente, como consecuencia de haberse declarado, oficialmente y por toda la prensa, una pandemia inexistente o irreal; es decir, el haber alarmado de manera exagerada y aterradora a la ciudadanía de la existencia de una pandemia y las medidas draconianas que se han adoptado han provocado un estado de pánico tan evidente como apabullante que, como consecuencia lógica, disparado el número de muertes, sobre todo, entre los ancianos que han resultado ser el 95% de los fallecidos. 

Todos los años, si hace usted memoria, recordará que, en el invierno todas las televisiones del país informan, en dos o tres ocasiones, que los hospitales se desbordan por los casos de gripe  y se acumulan los pacientes en los pasillos; es algo que ocurre todos los años cuando vienen las olas de frío; sin embargo, que yo sepa ha sido el primer año que con motivo de los casos de gripe se hayan producido comparecencias públicas de ministros de Sanidad, de Defensa, de jefes de la Policía y de la Guardia Civil... dando ruedas de prensa, mientras todos los informativos se esforzaban por aterrorizar, desde primera hora de la mañana hasta la noche, al pers7onal; recordará usted que en marzo y abril pasado parecía que estuviésemos en estado de guerra o ante la invasión de extraterrestres en lugar de padecer la gripe estacional de cada año.

O sea que usted admite un aumento de mortalidad de la gripe de este año a causa de la alarma motivada por la declaración de la pandemia; si es así... ¿Puede explicar de qué manera la declaración de pandemia y del estado de alarma han podido influir en el aumento de mortalidad entre la población afectada de gripe o de otras enfermedades?

Desde luego que admito ese aumento de mortalidad de la gripe de este año por las causas mencionadas y que ahora paso a explicar: Existe y es harto conocido por la medicina lo que se llama el efecto "placebo" que se trata de un efecto beneficioso sobre la recuperación de cualquier enfermedad; es un efecto que podríamos llamar psicosomático de carácter beneficioso que se produce cuando el enfermo tiene la confianza en que se curará pronto y se produce cuando está convencido de que su enfermedad es sencilla y fácil de curar, cuando cree que su médico conoce la enfermedad y sabe cómo curarla... es decir, si el enfermo es optimista y tiene confianza en su pronta recuperación, ese sentimiento y esa convicción, actúa como un efecto beneficioso para lograr la curación; incluso, muchas veces, ese efecto placebo es suficiente como para conseguir, por sí sólo, la curación total. 

Pero existe también, cómo no, el caso contrario, el efecto "nocebo" que es producido por un estado mental aterrado, un sentimiento de inquietud y una convicción de que la enfermedad que padece es una enfermedad grave y mortal, cuando sabe que se desconoce su causa y su tratamiento y que, además, se trata de una enfermedad que está aniquilando a muchas personas y que los médicos desconocen cómo abordarla y curarla... Cuando un enfermo de gripe o de otra enfermedad experimenta este estado mental negativo, de inquietud y estrés y esta convicción de fatalidad y desesperanza... sufre el efecto nocebo que, desde luego, va a dificultar su recuperación y, en muchos casos, es suficiente como para llevar a un desenlace fatal; es decir, actúa en sentido contrario que el efecto placebo. Si ha comprendido lo que es el efecto placebo y nocebo... 

Yo le pregunto: ¿Cómo cree usted que se han sentido los ciudadanos que han tenido gripe este año y han sido catalogados como infectados de coronavirus, después de escuchar a la prensa española decir que estábamos siendo atacados por un nuevo virus terrible y mortal, ver esas ruedas de prensa de altos mandos del ejército y la política, escuchar a médicos advertir de lo grave e inédita que era la situación y que le recordaran, cada noche, el número de fallecidos que había habido ese día el el país? Qué efecto cree que se ha podido causar sobre los enfermos de gripe con este panorama... ¿El de placebo o el de nocebo?

Queda claro que la prensa y el gobierno han creado un enorme efecto nocebo que estoy seguro que no ha beneficiado a ningún enfermo de gripe, pero ¿existe algún otro factor que haya contribuido a aumentar el número de fallecidos atribuidos al covid-19?

Desde luego que sí y los podríamos describir con los siguientes adjetivos calificativos:

a) Factores higiénicos: Con el fin de proteger de la infección a la población de ancianos de las residencias, todos sabemos, que se les ha "arrestado" sin piedad en el interior de sus habitaciones sin poder salir ni relacionarse ni reunirse entre ellos en los lugares comunes durante más de seis meses; les atendían unas personas asustadas y vestidas de astronautas que les decían que eran contagiosos y que ya no les tocaban ni se acercaban a ellos, les servían la comida a distancia como si fuesen apestados y, para colmo, no podían ver a sus familiares, hijos y nietos, durante todo ese tiempo quedando abandonados durante meses; yo he sido testigo de la profunda tristeza que esa situación ha causado en dos ancianos que eran pacientes míos y que me lo han podido contar. Esa situación inhumana de rechazo y abandono ha producido un efecto nocebo, una depresión y una sensación de desesperanza tal... que se ha llevado por delante a muchos de nuestros ancianos.

b) Factores tóxicos o yatrogénicos: Como se trataba de un "nuevo" virus se han ensayado sobre los enfermos multitud de medicaciones experimentales con efectos desconocidos como medicación contra el sida o medicación contra la malaria amén de antibióticos y antipiréticoa y sedantes por toneladas

c) Eutanasia protocolaria: En algunas comunidades autónomas, por orden política de las consejerías de sanidad, se han ordenado unos protocolos que inducían a sedar con opiáceos y barbitúricos, como único tratamiento, a los mayores de ochenta años a pesar de que todos los médicos sabemos o deberíamos saber que a un insuficiente respiratorio, sobre todo, si es anciano, si se le seda con opiaceos y o barbitúricos, se le induce a una muerte por parada respiratoria y, finalmente, a muchos ancianos, por el hecho de tener 80 años o más, se les ha restringido, por prescripción protocolaria, el ingreso a los hospitales para no ocupar el sitio de los más jóvenes en tiempos de escasez.

d) Factores ficticios o de camuflaje: Los políticos, con el fin de justificar sus medidas draconianas y sin sentido, han subvencionado a los hospitales y a las comunidades autónomas en función del número de casos de covid-19 que declarasen y, ese incentivo tan apetitoso, ha motivado que muchos fallecidos de otras enfermedades como infartos, ictus, cánceres... etc, hayan sido catalogados de fallecidos por coronavirus... de esa manera la subvención aumentaba de volumen.

Todos estos factores, perfectamente comprobados y comprobables, han sido y siguen siendo la causa del engorde de las listas de fallecidos por covid-19; lo cual, junto a la larga lista de falsos positivos, ha contribuido y contribuye al mantenimiento, por parte de la prensa y del gobierno, de la alucinación general de terror al coronavirus que tiene amedrentada a la población y que, debido a ese miedo colectivo o a esa paranoia general, los ciudadanos han permitido que les arresten en casa sin tener síntomas de ninguna clase, que les pongan un bozal y que les suspendan su puesto de trabajo y les hundan en la miseria y que les prohíban visitar a familiares y amigos, es decir, por el estado de pánico general y miedo a la falsa pandemia, los ciudadanos han renunciado a sus derechos humanos básicos.

Entonces para usted y para los médicos que mantienen su punto de vista... ¿toda esta movida de las mascarillas, de los lavados de manos con el gel, las restricciones en la libre circulación de las personas, la parada general de la actividad laboral y económica, el cierre de los templos y la alteración de la liturgia... en realidad, es consecuencia de haber tomado a la gripe anual y estacional por una falsa pandemia de un "nuevo" virus altamente infeccioso, agresivo y mortal?

Ni más ni menos, así es, aunque parezca increíble a estas alturas de la película. Y, además, usted y los demás ciudadanos lo pueden comprobar sin necesidad de ser médicos pero, eso sí, utilizando el sentido común o la lógica aristotélica más elemental: Si usted entra, por medio de internet, en el centro de epidemiología del Instituto Carlos III o en el INE y busca las estadísticas de fallecidos y sus causas en España en este año 2020, comprobará que en marzo y abril de este año se produce un gran aumento de las muertes por supuesto covid-19, ese gran aumento se traduce en una enorme y sobresaliente curva estadística en forma de campana de Gauss que va desde la segunda semana de marzo hasta la primera del mes de abril. 

¿Qué pasó en ese corto periodo de tiempo? ¿Qué cosa pudo motivar tanto fallecimiento en España? La explicación es esta: Si usted hace memoria o revisa la hemeroteca comprobará dos hechos que fueron la causa de ese aumento de mortalidad: El primero fue la llegada retrasada del invierno en el mes de marzo que bajó las temperaturas y trajo lluvias generalizadas en todo el país y el segundo factor que influyó negativamente fue que el 14 de marzo el gobierno implantó el "estado de alarma" que obligó a millones de españoles a guardar largas colas a la intemperie, bajo el frío y la lluvia; como hemos explicado antes, la gripe es una enfermedad causada por la agresión del frío y de la humedad y, por eso aparece, normalmente, en invierno cuando llegan las olas de frío. 

Este año el invierno nos llegó en marzo y coincidió con la orden del gobierno que obligó a millones de españoles a pasar frío en las largas colas que se montaron en las puertas de los supermercados y demás servicios y, debido a esas largas estancias a la intemperie pasando frío y humedad, la gripe y los fallecidos por ella se dispararon durante las tres últimas semanas de marzo y la primera de abril; pero, después de estas semanas, se redujeron sin hacer nada, de manera espontánea e inmediata, cuando desaparecieron las lluvias y el frío en la segunda semana de abril, eso sí, cuando llegó el calorcito.

A partir de la llegada del calor desaparecieron, de repente, los enfermos y los fallecidos y aparecieron los curiosos y contradictorios casos de contagiados "asintomáticos". Este simpático y novedoso concepto médico llamado "enfermo asintomático" quiere describir a un posible enfermo que, de manera inexplicable o "milagrosa", no tiene síntomas aunque esté infectado por un "nuevo" virus altamente agresivo y mortal... 

Pero, ¿Se puede estar infectado por un virus altamente agresivo y mortal y no tener ningún síntoma o, lo que es lo mismo, estar tan campante? ¿ Es lógico eso? 

Pues aunque no tenga ningún sentido todo el mundo se traga esa imposibilidad lógica, incluidos los médicos que es la primera vez que oyen un caso así. De hecho, para un médico de 40 años de ejercicio, como es mi caso, eso es una novedad imposible, es un "neologismo" médico desconocido e inexplicable; pero a pesar de ello, durante la primavera y el verano, como la gente ya no enfermaba ni, mucho menos, se moría de gripe porque ya no hacía frío, los casos de infectados "asintomáticos" se han multiplicado hasta llegar a 1.700.000 españoles y las cifras van en aumento, sin parar, a medida que se van haciendo más pruebas PCR que son unos tests que la propia OMS admite que dan un alto porcentaje de falsos negativos y que, además, su propio inventor y creador, el fallecido Dr. Kary Mullis, se ha pasado más de 20 años diciendo que su prueba PCR no sirve para diagnosticar enfermedades víricas.

Yo me pregunto ¿cuantos millones de infectados "asintomáticos" harán falta para que los políticos, los periodistas y los médicos que mantienen la alucinación lleguen a la conclusión lógica y elemental de que no existe ninguna pandemia y que los supuestamente "infectados", en realidad, no tienen nada ni les pasa nada y, por eso, son asintomáticos? Pero, a pesar de esta evidencia y en contra de toda lógica, se mantienen en sus trece y anuncian que este invierno se espera una nueva ola; por cierto, que en esto sí que coincidimos con ellos pero, eso sí, matizando que ya auguramos que la ola que vendrá este invierno no será de infectados "asintomáticos" sino que será, como todos los inviernos, de gripe común y que traerá los mismos síntomas (catarros, fiebre, tos, neumonías...) y los mismos fallecidos de siempre.

El nuevo concepto de infectados "asintomáticos" es una burla a la lógica médica de todos los tiempos y una excusa mediática para mantener la alucinación colectiva y el pánico de la existencia de una pandemia que, en realidad, no existe ni ha existido nunca. 


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